Italia sigue siendo uno de los grandes focos de atención y las repercusiones de su situación van a sentirse durante al menos otro trimestre. El culebrón presupuestario mantiene muy ocupados a los inversores en bonos gubernamentales italianos (BTP), que oscilan con fuerza y sufren una volatilidad elevada.
Sin embargo, según Andrea Iannelli, director de inversiones de Fidelity International, el contagio desde la deuda pública italiana hacia el universo corporativo ha sido escaso. ya que los diferenciales de los bonos investmente grade apenas de estrecharon 5 puntos básicos en septiembre. «Nos tranquiliza su buen comportamiento pese a estar en el ojo del huracán. Eso nos sugiere que el fuerte ajuste del posicionamiento a comienzos de año hace que esta clase de activos sea menos vulnerable a los movimientos de los BTP de ahora en adelante», afirma Iannelli.
Las rentabilidades totales no serán inmunes al ascenso de los tipos de la deuda pública, como demuestra claramente el peor comportamiento relativo de la deuda investment grade frente a la deuda high yield en todo el mundo. «Seguirá habiendo volatilidad al hilo de las noticias que surjan sobre Italia, pero los precios ya se han ajustado de forma significativa y los diferenciales de los bonos investment grade europeos ahora están relativamente baratos frente a sus homólogos estadounidenses», señala este experto.
En su opinión, las avalanchas de papel también deberían haber terminado ya, lo que hace que el cuadro técnico sea más positivo. «Una estabilidad relativa, un posicionamiento despejado y unas valoraciones más bajas justifican una postura más positiva», concluye Iannelli.
Estados Unidos, señales para la precaución
Las perspectivas macroeconómicas y empresariales de EE.UU. siguen siendo favorables a la deuda corporativa investment grade de este país. Sin embargo, Ianelli advierte que han surgido «señales de
advertencia que nos hacen ser cautos sobre esta clase de activo».
Según su análisis, se puede afirmar que los sólidos resultados empresariales que sostuvieron la tolerancia al riesgo durante el último trimestre «son retrospectivos». Los indicadores adelantados de beneficios,
como por ejemplo las exportaciones coreanas, apuntan a nuevas desaceleraciones hasta niveles inferiores a la previsión de consenso, cifrada en un crecimiento del BPA del 10% en 2019.
Ianelli destaca que «se dibujan decepciones en el horizonte y este hecho todavía no ha sido descontado por el mercado en un momento en el que el coste del capital sigue aumentando, sobre todo para los negocios más apalancados, y después del fuerte incremento de la actividad corporativa que hemos presenciado durante el pasado año».