En lo que llevamos de año el ciclo de crecimiento en los mercados y la economía es relativamente sólido y las perspectivas para los próximos meses son positivas, sobre todo en los países desarrollados. La inflación apunta al alza, principalmente en EE.UU. y tras la subida de tipos de hace unos días, donde el ciclo económico se encuentra en una fase más madura que en otros países con economías avanzadas. En este contexto, también hay que tener en cuenta que ha aumentado la volatilidad en los mercados y se puede decir que el ambiente de calma que se vivió en 2017 ha llegado a su fin.
Con este panorama, es clave considerar la diversificación y la protección ante los riesgos que suponen los incrementos de volatilidad, aspectos fundamentales en la distribución de activos. Norman Villamin, CIO de banca privada de UBP, recomienda algunos aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de invertir:
El potencial del ciclo económico mundial
El ciclo de EE.UU. se encuentra en plena madurez y el país entra en su octavo año de expansión económica con una mayor presión inflacionaria y salarial. El gran gigante asiático, China, ha crecido más de lo previsto a pesar de las trabas que suponen las regulaciones en el sector de la banca y del crédito. En el segundo semestre del año, en el país que dirige Li Keqiang, se espera una desaceleración moderada que se prevé se sitúe en el 6% tras cerrar el último trimestre de 2017 con un 6,9%. La economía japonesa, en cambio, se apoya en la mejoría de la demanda interna particularmente del consumo, aunque la contribución neta al comercio defraudó en su aportación al PIB en el último trimestre.
Por su parte, la eurozona se expande gracias al aumento del consumo y unas mejores perspectivas de inversión a la vez que espera la retirada progresiva de los estímulos. En la región, la industria se ha beneficiado del ambiente positivo, aunque la fortaleza del euro ha contribuido a una moderación del ánimo empresarial. “En este contexto, hay que tener en cuenta que Europa atraviesa su mejor ritmo de crecimiento desde 2011-2012” comenta Villamin.
El valor de la renta variable
Este activo sufrió una fuerte corrección el pasado febrero y aunque las semanas siguientes fueron de recuperación, el clima de baja volatilidad experimentado en 2017 ha terminado. Por ahora, el momentum del mercado en EEUU es bastante sólido, apoyado por el impacto positivo de la reforma fiscal y de la temporada de resultados. “Nuestra posición es favorable en relación a la renta variable de los emergentes ya que la recuperación económica en Latinoamérica y la fortaleza de Asia están proporcionando un impulso a los valores en estas regiones. Aún así, no hay que dejar de observar a Japón dadas las bajas valoraciones y el continuo aumento de las ganancias en ese país. En general, se espera que este año brinde sólidas ganancias que ayuden a subir el precio de los valores” ha añadido Villamin.
¿Qué sucede con la renta fija?
Según el CIO de banca privada de UBP, “en el contexto actual hay que mantenerse infraponderado en los tipos de EE.UU. ya que, dada la dinámica de la inflación, el mercado continúa subestimando las posibles subidas de tipos de la Reserva Federal en lo que queda de año». Asimismo, recomienda mantenerse sobreponderado en la deuda de los emergentes ya que, a diferencia de lo que ocurre en EE.UU. y en Europa, la preocupación por las valoraciones es menor” asegura el CIO de banca privada de UBP. Asimismo, es probable que este año haya más subidas de tipos de la Fed y que las emisiones del Tesoro se incrementen en medio de una expansión fiscal.
Hay activos interesantes en renta fija
Las rentabilidades de los bonos high-yield a nivel global se han ampliado sustancialmente alcanzando un 2,9% en Europa y un 6,2% en EE.UU. Pese a estas cifras positivas y teniendo en cuenta las expectativas de subida de tipos y los márgenes ajustados, la relación riesgo-beneficio en este tipo de activos parece menos atractiva que en el pasado. “Si analizamos todos los activos de renta fija, en la actualidad nos decantaríamos por los bonos convertibles ya que suelen tener menos sensibilidad a las fluctuaciones de los tipos de interés que los bonos regulares. La diversificación es clave para amortiguar el impacto de sorpresas inesperadas en el mercado de bonos este año. Este tipo de activos son una buena opción en el contexto actual”, comenta Villamin.