En la infografía de febrero que elabora cada mes Schroders se analizan las fuerzas impulsoras del dólar estadounidense, las perspectivas de un continuado crecimiento global y qué puede suponer el riesgo político para los mercados emergentes. A pesar de que la actividad global sigue siendo sólida, la firma aprecia los primeros indicios de que las tasas de crecimiento podrían estar alcanzando su punto álgido. «Ahora estamos a la espera de los efectos de los recortes de impuestos en EE. UU., que deberían empezar a dejarse sentir más adelante este trimestre. Si bien los datos siguen siendo alentadores, la atención se centra ahora en la política comercial, dado que EE. UU. ha impuesto aranceles a los paneles solares y a las lavadoras de importación para uso doméstico», explica la gestora en su informe “Global Economic Outlook”.
En consecuencia, creen que las posibilidades de que se produzca un incremento en el proteccionismo a escala global irán en aumento, lo que plantea un contexto caracterizado por una mayor estanflación para la economía mundial en comparación con las previsiones de base. «Nuestro análisis de los ciclos y mercados sugiere que la combinación de un crecimiento más débil y una inflación boyante resulta perjudicial para los activos de riesgo, como la renta variable», afirman.
¿Marchitamiento del dólar?
Entretanto, los exportadores estadounidenses y las firmas del país que operan a escala internacional se benefician de la caída del valor del dólar, si bien hay indicios de que la Administración estadounidense aún no está satisfecha con la actual valoración de la divisa. En opinión de Schroders, la evolución del dólar durante el pasado año refleja un cambio de tendencia tras un periodo de apreciación de 2014 a 2016. «El dólar subió cuando se puso de manifiesto que los tipos estadounidenses iban a incrementarse, rebasando su equilibrio a largo plazo, y se encuentra ahora en proceso de recuperar dicho equilibrio».
No cabe duda de que la actual depreciación del dólar se ha visto influenciada por el repunte registrado fuera de las fronteras estadounidenses, así como por la constatación de que la política monetaria también se verá sometida a ajustes en Europa y, tarde o temprano, en Japón. El dólar se mantiene por encima de su media a largo plazo, y otros indicadores sugieren que sigue sin estar barato. «La continuación de la depreciación del billete verde parece probable y sería acogida con agrado por los mercados, que consideran que este fenómeno refleja una relajación de las condiciones de liquidez a escala global y resulta beneficioso para los activos de riesgo», afirman desde Schroders. Sin embargo, no hace tanto que nos mostrábamos preocupados por las guerras de divisas, en las que los países buscaban obtener una ventaja frente a sus vecinos mediante devaluaciones con la esperanza de hacerse con una mayor cuota de los mercados globales. «Nuestros indicadores de valoración sugieren que no hemos llegado aún a tales extremos y, lo que es más importante, que el comercio global se muestra hoy mucho más sólido».
Cambio de rumbo en el Banco Central Europeo
A medida que se evidencia la fortaleza de la economía de la zona euro, Schroders prevé que el BCE recibirá más presiones para poner término a su programa de expansión cuantitativa. «Este hecho podría ser el principio de un cambio de rumbo en las políticas del BCE ya que la inflación interna cobra impulso. «Sin embargo, apreciamos señales que reflejan que la zona euro está pasando de una inflación impulsada por los costes —debido al incremento de los precios de la energía registrado el año pasado— a una inflación impulsada por la demanda y originada a nivel nacional», explican.
En este sentido, prevén que el Consejo de Gobierno revisará sus directrices a futuro en su próxima reunión en marzo y anunciará su intención de poner punto final a la expansión cuantitativa en septiembre. «Las directrices acerca de los tipos de interés seguramente seguirán siendo acomodativas por ahora, dado que un tono excesivamente restrictivo podría provocar una apreciación del euro mucho más marcada. Por lo demás, esperamos que el BCE inicie las conversaciones acerca de la subida de los tipos de interés una vez que finalice la expansión cuantitativa en septiembre, y que finalmente suba sus tres tipos de interés principales en marzo de 2019», concluyen.