La transición de la expansión cuantitativa a la normalización monetaria ha sido bien recibida, ya que constituye un paso más hacia la normalidad tras la crisis financiera global. El equipo de análisis de Schroders pone foco en su infografía mensual del mes de octubre en el futuro incierto que nos depara este nuevo escenario.
En su opinión, la Fed ha sido clara a la hora de expresar sus intenciones y, si bien los rendimientos de los bonos en EE. UU. podrían sufrir ciertas presiones alcistas, deberían seguir viéndose apuntalados por el comportamiento positivo de la inflación y el descenso de las previsiones sobre los tipos de interés de equilibrio a largo plazo. «Si bien la liquidez global debería seguir aumentando durante los próximos 12-18 meses, advertimos a los inversores de que el ritmo de la expansión de la liquidez comenzará a ralentizarse poco a poco a medida que nos adentremos en 2018».
Además, la retirada de estímulos por parte del BCE puede conllevar fluctuaciones más pronunciadas en los flujos de capital y en los rendimientos, debido al efecto de la expansión cuantitativa en las carteras. «A medida que los rendimientos de los países núcleo de la zona euro aumenten, podrían generarse problemas para las economías periféricas, que ya no contarían con el respaldo del banco central en sus mercados de deuda pública. Asimismo, nos preguntamos si es posible analizar la liquidez global, ya que, a la hora de valorar la rentabilidad, los inversores internacionales deben tener en cuenta los costes derivados de los tipos de cambio y las coberturas», argumentan desde Schroders.
Por su parte, señalan que el Banco de Inglaterra ya ha evitado subir los tipos de interés en otras ocasiones, pero es posible que esta vez no pueda hacerlo y ya ha sugerido que podría subir los tipos en noviembre. «Prevemos que se producirá una subida de los tipos en noviembre, pero no creemos que ésta marque el inicio de un ciclo de subidas generalizadas en vista de la vulnerabilidad del consumo y la incertidumbre derivada del Brexit», explican.
En cuanto a los mercados emergentes, a desinflación ha sido una tendencia común al área, lo que ha fomentado unos flujos de inversión considerables en la deuda de esta región ante las perspectivas de ciclos de flexibilización por parte de los bancos centrales de la región. Ahora, después de un descenso drástico y sostenido en el crecimiento de los precios, la pregunta cada vez más evidente es durante cuánto tiempo podrá mantenerse este proceso. «En algunos casos, la caída de la inflación en los mercados emergentes ha sido impresionante e, incluso en aquellos países en los que ésta ha sido moderada, la tendencia es innegable. Sin embargo, creemos que este movimiento de desinflación podría haber llegado a su límite, lo que traerá consigo repercusiones tanto para los responsables políticos como para los inversores».
El equipo de análisis de Schroders concluye que «la renta variable debería seguir beneficiándose del contexto de crecimiento mejorado propiciado por la caída de los rendimientos reales, mientras que el aumento de la inflación podría ser favorable en cierta medida para los beneficios. En cambio, la deuda emergente pasará a ser una temática de carry a medida que disminuyan las perspectivas de mayores caídas en los rendimientos».