Las previsiones a 12 meses de Deutsche Bank Wealth Management para la renta variable indican que aún puede quedar algo de recorrido. En todo el mundo, las empresas están invirtiendo, contratando y, en promedio, generando unos sólidos flujos de efectivo, una parte de los cuales finalmente se distribuirá a los accionistas. Andres Francoy, director de asesoramiento de inversiones de Deutsche Bank Wealth Management España, detalla los cinco factores que se espera que mantengan vivas las sendas alcistas en los principales parqués mundiales:
1. El mercado da por hecho que Estados Unidos aprobará la reforma fiscal
La hipótesis del banco es que se aprobará la reforma del impuesto de sociedades en 2018, con un tipo resultante del 25%, algo que las empresas verían con buenos ojos. Suponiendo que la reforma del impuesto de sociedades salga adelante, el escenario de base para la renta variable estadounidense es de un beneficio por acción (BPA para los próximos 12 meses) de 140 dólares y un objetivo de ratio precio/beneficio (PER) de 17,50 veces, lo que significaría que el S&P 500 llegaría a un nivel de 2.450 para finales de junio de 2018. Por el contrario, de no aprobarse esta reforma, se calcula que el impacto negativo para la renta variable estadounidense podría ser de en torno al 3-7%, o incluso más si también fracasan otras reformas políticas.
2. Mejores indicadores económicos y crecimiento de los beneficios en Europa
Deutsche Bank Wealth Management es bastante optimista acerca de Europa, debido a los nuevos indicios de mejora económica, el fuerte crecimiento de los beneficios (junto con unas revisiones al alza de los mismos) y los flujos positivos. Un mayor crecimiento de los mercados emergentes también beneficiaría las acciones europeas relacionadas con las materias primas. Dentro de Europa, Alemania parece un país atractivo, con unas valoraciones razonables.
Una cuestión regional subyacente es el impacto de la reducción de los estímulos del BCE, cuando suceda finalmente, sobre la renta variable europea. Esto es difícil de cuantificar, pero podría ser ligeramente positivo si la reducción (por el mero hecho de producirse) eleva las expectativas de crecimiento del PIB de la región. Unos tipos de interés nominales más altos en la zona euro ayudarían a los valores financieros europeos, pero serían negativos para los inmobiliarios y los de utilities reguladas.
3. Las empresas japonesas, en forma
Las empresas niponas parecen, en general, en buena forma y un mercado laboral tenso podría favorecer un mayor consumo y también cierta reflación. No obstante, ello dependerá mucho de la futura dirección del yen: el aumento de las tensiones con Corea, por ejemplo, podría limitar el potencial alcista del mercado de renta variable japonés.
4. Un dólar menos fuerte favorece a los mercados emergentes
Para la renta variable de mercados emergentes, las perspectivas algo menos boyantes del dólar estadounidense deberían eliminar un posible factor en contra. Y a nivel local, se observan revisiones positivas de los beneficios y una recuperación de la rentabilidad de los recursos propios. Las valoraciones de la renta variable de mercados emergentes siguen pareciendo atractivas en relación con las mundiales y, pese a un mayor interés, las posiciones de los inversores internacionales en esta clase de activo aún parecen bajas.
La caída de los tipos de interés en algunos mercados emergentes también podría ayudar a aumentar el atractivo de la renta variable con respecto a la fija en los mercados emergentes (aunque la última sigue siendo atractiva en sí). En consecuencia, parece que pronto va a finalizar la casi una década de rentabilidad inferior de los mercados emergentes con respecto a los desarrollados.
5. Los sectores financiero, salud y de tecnología de la información tiran del carro
A nivel sectorial global, Deutsche Bank Wealth Management sobrepondera valores financieros mundiales, pues sus analistas consideran que se beneficiarán del giro del ciclo de los tipos en Estados Unidos, el aumento de los dividendos, las recompras de acciones, las reducciones de costes y la gestión del capital de algunas entidades individuales. También sobreponderan los sectores de salud y de tecnología de la información. Entre sus infraponderaciones están las de servicios de telecomunicaciones y utilities.