En lo que llevamos de año, los fondos de inversión han experimentado un crecimiento del 5% con respecto al mismo periodo del año anterior y su rentabilidad interanual ha alcanzado en el mes de abril el 4,02%, según los datos ofrecidos por Inverco. Estas cifras, que son muy respetables, sí que reflejan que al margen de los depósitos o de la inversión directa en renta variable, los fondos son una de las alternativas más llamativas a la hora de conseguir una buena rentabilidad para nuestros ahorros.
El problema es que en el mercado financiero actual existen miles de fondos y cientos de gestoras que prometen rentabilidades interesantes, aunque no todas las gestoras son iguales o cumplen con lo que prometen. Entender su filosofía de inversión, comprender su metodología de gestión, conocer al equipo gestor o examinar la relación existente entre los accionistas y los gestores pueden ser unos indicadores básicos para no equivocarse a la hora de elegir un fondo de gestión de activos eficiente a largo plazo.
Pero, teniendo en cuenta todo esto, ¿cómo elegimos a nuestra mejor pareja para gestionar fondos de inversión?
1.- Cuidado con los ‘fantasmas’ de las rentabilidades pasadas
Sabemos que examinar las rentabilidades históricas es importante, pero no es el único factor a tener en cuenta. Los indicadores paralelos que habría que analizar serían la rentabilidad anualizada durante un largo período o el ratio de Sharpe, que compara la rentabilidad superior de un fondo en función del nivel de riesgo adaptado. Sin embargo, y aunque resulte tentador quedarse con una simple comparación de estos indicadores matemáticos, el trabajo de investigación y de análisis que se debe llevar a cabo debe ser un poco más profundo. Y es que, el análisis de los ratios puede verse alterado por periodos de análisis distintos o por sesgos en la tipología del valor elegido.
2.- Aquí la filosofía sí es importante
Entender la filosofía y la metodología de gestión, más allá de los números y porcentajes, es importante para comprender cómo la gestora ha ido generando sus rentabilidades anteriores y cómo se toman las decisiones de gestión dentro del equipo: ¿se trata de una decisión consensuada, con el riesgo de apartar las buenas ideas individuales de los gestores? O, más bien, ¿se trata de una decisión donde cada gestor puede confrontar sus ideas con los demás miembros del equipo, pero donde la decisión final es responsabilidad del gestor del fondo?
3.- El tamaño (no) importa
Aunque mucha gente asocia la rentabilidad de un fondo de acciones con su tamaño, lo cierto es que los buenos gestores son capaces de seguir capitalizando la inversión a elevadas tasas con independencia de los activos gestionados. Aunque en determinados nichos de mercado pueda ser más sencillo batir a los índices de referencia, existe una minoría de gestores de activos que son capaces de generar alfa también en el universo de compañías de gran capitalización.
4.- El equipo es lo primero
En esta relación las individualidades no deben tener un papel principal, la fuerza está en el equipo. Cuanto mayor sea el equipo de gestión, más posibilidades habrá de hallar acciones con alto potencial. Esto ocurre particularmente con los fondos especializados en pequeñas y medianas empresas donde el trabajo de análisis del gestor es más importante, dado que los analistas externos realizan un seguimiento escaso de los informes. Otra de las ventajas de un equipo de gestión grande es que la rentabilidad del fondo no depende de un gestor de gran talento que puede abandonar la sociedad en cualquier momento. Cuanto mayor sea el equipo, mayor será la capacidad de la sociedad de gestionar activos de manera eficiente.
5.- Dime quiénes son tus accionistas y te diré cómo inviertes
Conoce la relación entre los gestores y los accionistas, te dará pistas sobre su perfil. Para ello, puede resultar interesante observar a quién pertenece la sociedad. Una sociedad de gestión independiente y propiedad de sus empleados, sin red de distribución cautiva, debe ofrecer una rentabilidad superior a la media para seguir creciendo.
6.- Diversificar o no diversificar, he aquí la cuestión
Como norma general los inversores suelen tener carteras de fondos demasiado diversificadas. Pero, ¿y si limitas la diversificación de la cartera? De este modo, no hay que olvidar que detrás de cada fondo puede haber más de cincuenta posiciones por lo que cuantos más fondos se compren, evidentemente, más posibilidades tendremos de conseguir, por transparencia, cientos de posiciones y reproducir así la rentabilidad del mercado.
7.- Evitar el efecto “puerta de salón”
Cuando encontremos una sociedad de gestión que haya obtenido una rentabilidad superior a la del mercado durante un largo periodo tiempo y entendamos cómo lo ha conseguido el mejor consejo es conservarla mientras se reúnan los ingredientes de su éxito. Y es que, los inversores caen muy a menudo en la tentación de arbitrar el fondo que ha arrojado recientemente una rentabilidad inferior con respecto al fondo que ha obtenido una rentabilidad superior, lo cual conlleva a lo que llamamos comúnmente el efecto “puerta de salón”. En definitiva, No cambies las participaciones de los fondos sin entender su rentabilidad.