Los dividendos mundiales avanzaron tan sólo un 0,1% en 2016 hasta 1,154 billones de dólares, según el Henderson Global Dividend Index. Cuatro factores explican este anémico avance. En primer lugar, el crecimiento de los dividendos en EE.UU., que representa un 40% de la remuneración total al accionista en el mundo, sufrió una caída en picado; en segundo lugar, Reino Unido y Australia, así como los mercados emergentes, se anotaron descensos en tasa interanual; en tercer lugar, el dólar estadounidense se apreció, por lo que los dividendos distribuidos en todo el mundo se convirtieron a dólares a unos tipos de cambio menos favorables; y, por último, los dividendos extraordinarios fueron inferiores en base interanual.
2016 ha sido, por lo tanto, un año de inflexión ya que el crecimiento de los dividendos estadounidenses se fue ralentizando progresivamente durante ele ejercicio, tras las subidas de dos dígitos registradas en 2014 y 2015. Europa, sin embargo, se anotó un sólido crecimiento de los dividendos, mientras que Reino Unido, Australia y los mercados emergentes quedaron muy rezagados.
Hay cierto optimismo, no obstante, de cara a futuro ya que las perspectivas de crecimiento económico mundial están mejorando y esto es una buena noticia para los dividendos. Henderson prevé un crecimiento subyacente de los dividendos del 3,2%, si bien la apreciación del dólar (asumiendo que se mantengan los tipos de cambio vigentes) hace que el crecimiento general sea de tan sólo el 0,3%, lo que sitúa los dividendos mundiales en 1,158 billones de dólares.
Según Alex Crooke, director del equipo de Global Equity Income de Henderson Global Investors, “2016 fue testigo de una ralentización en el ritmo de crecimiento de los dividendos estadounidenses, frente a la aceleración registrada en Europa. Entretanto, el crecimiento se reveló ágil en algunas zonas de Asia, y anémico en el Reino Unido Esto pone de manifiesto la importancia de aplicar un enfoque mundial a la inversión orientada a la percepción de rentas periódicas, a través del cual los inversores puedan beneficiarse de interesantes oportunidades de crecimiento de los dividendos con independencia de la parte del mundo en la que surjan”.
Las políticas de Trump pueden animar los dividendos en EE.UU.
En su opinión, con un nuevo Gobierno en la Casa Blanca que promete reforzar la inversión y bajar los impuestos para el sector privado, los beneficios de las empresas estadounidenses podrían aumentar, incluso si han de hacer frente a los efectos de una apreciación del dólar. La confianza empresarial en la zona del euro también se orienta al alza.
En paralelo, la subida de los precios del crudo y otras materias primas impulsará los beneficios de estos auténticos baluartes de la remuneración al accionista, además de permitir su restablecimiento gradual en estos maltrechos sectores
“La solidez del dólar bien podría empañar este escenario, pero, a largo plazo, factores como los tipos de cambio tienden a equilibrarse, permitiendo así que las tendencias de crecimiento salgan a la luz. Asimismo, incluso ante el frenazo temporal del crecimiento de los dividendos en dólares, no debemos olvidar que la renta variable sigue generando grandes sumas de rentas periódicas para los inversores todos los años”, explica.