Durante 2016, los inversores han aumentado su apetito por el riesgo y los últimos meses del año han estado marcados por la expectativa de que la economía mundial se sumiera en la temida reflación, es decir, un escenario de estancamiento, pero con una inflación artificial creada por los bancos centrales.
Sin embargo, las expectativas de inflación empezaron a hacerse serias el pasado verano y a raíz del triunfo electoral de Trump. En opinión de Nicolas Simar, director del equipo de Equity Value de NN Investment Partners, “a partir de ese momento, asistimos a una primera ligera rotación de la renta fija a la variable y, dentro de esta última, desde los sectores defensivos hacia los cíclicos (aquellos que se benefician del crecimiento económico)”.
Para Simar, esta rotación beneficia a las estrategias que buscan una rentabilidad por dividendo elevada y, no en vano, han obtenido sus mejores resultados de los últimos años. “Creemos que las acciones value pueden volver a brillar en 2017”.
Tras varios años cosechando un peor comportamiento relativo, el denominado value investing (invertir en compañías que, por diferentes razones, cotizan con descuento) ha despuntado en todo el mundo, mientras que las acciones de calidad, seguras, estables y de perfil defensivo han experimentado una acusada corrección durante el segundo semestre de 2016.
Según Simar, “el nivel inusualmente bajo de la rentabilidad de la deuda condujo a una apuesta masiva por aquellas acciones que funcionan como bonos, así como a las que presentan unos bajos índices de volatilidad, llevándolas a precios muy altos. Por el contrario, las acciones cíclicas y financieras se han ido abaratando de forma progresiva”.
El experto señala que “las valoraciones extremas de las acciones defensivas y de baja volatilidad tan presentes en las carteras, como las de inmobiliarias, servicios públicos regulados y fabricantes de productos básicos de consumo, parecen vulnerables ante la subida de los rendimientos de la deuda, mientras que la mayor inclinación de la curva de rendimientos debería favorecer a nuestro posicionamiento actual, en el que damos preferencia a las acciones cíclicas, como bancos, aseguradoras y empresas energéticas”.
En este sentido, reconoce que su inversión preferida son los bancos, que aúnan rentabilidades atractivas, bajos payouts y dinámicas positivas de resultados.
La rotación que ha vuelto a poner el foco en el value investing apenas lleva unos meses de recorrido después de varios años de mal comportamiento relativo y los diferenciales de valoración continúan siendo amplios. Con todo, Simar advierte que “aunque la apuesta por las acciones de valor sigue teniendo cancha, la siguiente fase será más selectiva. Aunar rentabilidad por dividendo y crecimiento del dividendo es la única forma de sobrevivir en esta nueva coyuntura reflacionista”.