La Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI) ha elaborado su primer informe AEFI Voice en el que analiza qué significa el concepto openbanking y cuáles son las implicaciones de la normativa comunitaria PSD2, que entrará en vigor de forma oficial en el mes de septiembre, para el sector financiero en general, así como para las entidades y los propios clientes, que podrán lograr una mayor seguridad jurídica y ver cómo se agilizan los procesos.
¿En qué consiste el openbanking?
Se refiere a la apertura de la información bancaria a terceros (hasta ahora solo estaba al alcance de las entidades de crédito), a través de una interfaz de programación de aplicaciones en abierto (API, por sus siglas en inglés).
El openbanking está regulado por la directiva europea de servicios de pago (PSD2), cuya transposición de la norma, vía Real Decreto, se publicó en noviembre del año pasado, pero que no entrará en vigor hasta el 14 de septiembre, lo que permitirá un periodo de transición para lograr la máxima seguridad jurídica que favorezca su desarrollo.
Supone una adaptación del mercado que tendrán que afrontar las entidades de crédito con el objetivo de generar competencia, para que el cliente obtenga unos mejores servicios en el ámbito de los métodos de pago.
¿Cuáles son las principales ventajas que acarrea el openbanking?
La PSD2, encargada de regular el openbanking, rompe barreras puesto que el propietario de la información financiera ahora será el cliente, lo que permitirá agilizar los procesos. En este nuevo escenario, las entidades serán más rápidas a la hora de ofrecer sus productos y tendrán que apoyarse en start ups con desarrollos tecnológicos mucho más desarrollados.
Este nuevo entorno regulatorio generará procesos de integración, con tomas de decisiones automatizadas para optimizar los recursos de las empresas.
La PSD2 fija su foco en la proyección del cliente, con la garantía del Banco de España, para que no haya problemas en el acceso ni suplantaciones. El cliente sabe bajo qué criterios dejará la información y se le ofrecerán diferentes alternativas para que los servicios sean más personalizados.
¿Cuáles son las principales dificultades para su implantación?
La implementación del openbanking está generando algunas dudas y cuestiones importantes por resolver. La primera de ellas son las condiciones en las que los bancos deberán dar acceso a las cuentas de terceros y cuál es el límite de información que deben facilitar. Además, el hecho de que las entidades y proveedores externos traten con datos financieros y personales confidenciales trae consigo el riesgo de que alguien pueda hacer un mal uso de la información.
Ante esto, los clientes pueden mostrar ciertas reticencias a la hora de compartir información extremadamente personal y muy sensible, tales como sus movimientos, los gastos de sus diferentes tarjetas o el valor de su patrimonio.
No obstante, no hay que olvidar que la decisión final siempre es del cliente que, en ningún caso, está obligado a compartir toda esta información. Asimismo, quedan por despejarse diferentes cuestiones relativas a la implementación de las medidas de autentificación reforzada.
¿Cómo afectará al trabajo diario de las entidades tradicionales?
Las principales entidades bancarias ya trabajan el openbanking, hasta el punto de muchas de ellas ya han lanzado su propia API, para permitir que empresas, startups y desarrolladores lancen nuevos productos y servicios accediendo e integrando los datos bancarios de los clientes, ante previa autorización.
Algunas entidades se verán favorecidas por la implementación del openbanking, ya que les permitirá mantener agilidad para adaptarse a los cambios en la demanda de sus clientes, siempre y cuando se produzca un cambio en los modelos bancarios y en la mentalidad de los directivos de estas entidades.