En la era de disruptores como Amazon o Uber, saber elegir en qué empresas invertir y en cuáles no resulta más importante que nunca, afirman desde Kames Capital. Para Craig Bonthron, cogestor del Kames Global Sustainable Equity Fund, Amazon es la máxima representante de este nuevo entorno, pero existen muchas otras empresas con capacidad para plantarle cara a las grandes marcas. Con sus algoritmos de búsqueda global y sus plataformas en la nube, los disruptores tecnológicos han arrojado luz sobre las cadenas de suministro y se han convertido en una amenaza para muchas empresas consolidadas de sectores más tradicionales.
«Los comercios físicos, los distribuidores industriales, las hasta ahora omnipotentes marcas de gran consumo y hasta las cadenas de televisión: todos empiezan a sentir la presión», asegura el experto. «De una situación de amplios márgenes y elevadas rentabilidades, obtenidos gracias a modelos de precios poco transparentes y a una posición dominante, estas empresas empiezan a enfrentarse a dilemas estratégicos porque el desarrollo de nuevas tecnologías resulta cada vez más barato y escalable, y la elevada transparencia de precios de los gigantes del comercio electrónico presiona los precios a la baja y reduce las expectativas futuras».
El problema que se le presenta ahora a muchos inversores es determinar qué empresas tradicionales están en riesgo de «Amazonización» y cuáles serán capaces de capear la tormenta. En opinión de Bonthron, las más expuestas a esta disrupción son, precisamente, las empresas consolidadas con grandes mercados potenciales y elevadas rentabilidades de capital. «A la hora de identificar empresas que no se verán afectadas por estos disruptores tecnológicos, nos fijamos en aquellas que presentan una buena integración vertical, control sobre la distribución de la producción y las relaciones con el cliente, transparencia de precios, un estrecho contacto con los clientes y productos de alto valor asociados a una marca fuerte», destaca.
En este sentido, el experto de Kames Capital añade que «las empresas que reúnen estas características suelen tener un mayor poder de fijación de precios, mientras que aquellas con modelos de negocio horizontales, políticas de precios poco transparentes y elevadas rentabilidades están en riesgo, sobre todo si se las valora por la estabilidad de sus beneficios, ya que esta prima de estabilidad podría erosionarse rápidamente en cuanto un disruptor entre en el mercado».