Seguro que has visto en la televisión más anuncios de bombones y perfumes de lo normal, sí, San Valentín ya ha llegado. Sin ánimo de empañar el romanticismo que se respira en esta festividad, rescatamos un tema que, en muchas ocasiones, define el rumbo de una relación: las finanzas.
Tarde o temprano las parejas tienen que hablar sobre este tema aún un poco tabú, planificar su futuro financiero, aclarar cómo compartirán gastos y cuáles son sus objetivos. Porque una relación también debe de gozar de salud financiera.
Según destaca José Luis Monleón, director en Wealth Solutions, la falta de planificación financiera es uno de los errores más comunes entre los inversores y ahorradores. “Conviene empezar con un ejercicio de reflexión sosegado, pues el patrimonio no es un fin, sino un medio para lograr nuestros objetivos. Es esencial identificar objetivos, necesidades y plazos en los que se pretenden satisfacer y, en este caso, hacerlo en pareja”, aconseja el experto.
Otro de los fallos que pueden crear roces en una relación es la escasa o nula gestión de riesgos. “La gestión patrimonial no es más que eso, gestión de riesgos. Aunque a veces se olvida. La búsqueda desesperada de rentabilidad suele acarrear una gestión de riesgos menos exigente, originando, en muchos casos, problemas de gran enjundia. Es imprescindible, identificar los posibles riesgos, y escoger a conciencia aquellos que estamos dispuestos y tenemos capacidad para asumir. Es relevante que las ambiciones no superen las capacidades”, añade.
Paula Cabrito, experta en finanzas para el mercado español en Vivid, destaca otros dos errores que cometen las parejas. El primero es no hablar de cómo eran sus presupuestos antes de compartir las finanzas. “Que se repartan los gastos no significa que una persona no esté gastando más de lo que puede permitirse, sobre todo si hay una gran disparidad de ingresos entre la pareja”, advierte.
Otro de los errores que las parejas cometen habitualmente es que se limitan a unir su dinero, en lugar de crear presupuestos compartidos para diferentes categorías. Esto, según explica Cabrito, lleva a sobrestimar su poder adquisitivo, ya que ninguno está acostumbrado a tener tanto dinero en su cuenta de gastos, y el dinero termina gastándose más rápido que cuando las cuentas estaban separadas. “Puede sonar poco romántico, pero si planificaran un poco los gastos, podrían dejar de pensar en el dinero y concentrarse más en lo que importa: el otro”, añade.
Consejos para tener una relación (financiera) sana
De todas formas, la inversión en pareja, según advierte Monleón, no debería ser diferente a la de una familia en sentido amplio, y señala que es fundamental aceptar que coexistirán objetivos y necesidades comunes, con otros individuales de cada miembro. Sin embargo, también advierte de que puede resultar difícil definir una política de inversión única, que logre cumplir con los objetivos de todas las partes a la vez. “Podemos encontrar diferencias de contexto vital, distintos niveles de conocimientos, experiencia, tolerancia al riesgo, aspiraciones, aficiones, presupuesto… Pero eso no debe ser un problema, más bien al contrario, puede ser una oportunidad de enriquecer el necesario proceso de reflexión previo que la pareja debe hacer”, anima.
Lo más importante, tal y como destaca Monleón, es tener orden. Para ello, invita a realizar un presupuesto dónde se especifiquen ingresos, gastos y el objetivo del ahorro. “Este deberá ser apartado cada mes, al recibir el ingreso, así la pareja asegurará su consecución y no gastará más de lo que haya establecido. Posteriormente, habrá que revisar dónde se invertirá dicho ahorro”, detalla.
Asimismo, recuerda la importancia de la gestión de riesgos en relación con la economía familiar, para ello, hay que tener mucho cuidado con la deuda que se asume. “Un nivel de deuda elevado puede poner a la pareja en una zona de riesgo financiero o con problemas cuando surjan los imprevistos”, advierte.
“Lo primero es definir los objetivos a satisfacer con el patrimonio. Sorprendentemente, los inversores suelen omitir este primer paso, que realmente determinará todo lo demás. Y, si bien, la planificación no garantiza el éxito, no realizarla suele conducir al fracaso. En última instancia, evitará tomar decisiones y asumir riesgos basados en las emociones del momento”, aconseja.
Paula Cabrito recomienda crear subcuentas por categorías de las que ambos puedan sacar dinero fácilmente y pagar los gastos conjuntos. “Es importante hablar abiertamente de lo que se gasta en comida, artículos para el hogar, ropa y otros elementos en un mes, y luego acordar una cantidad para gastar juntos”, destaca.
La comunicación es otro aspecto que la experta considera imprescindible. “Esto es válido para todos los aspectos de una relación, pero es aún más importante cuando se trata de temas de los que la gente se siente incómoda hablando. Es fundamental hablar de los objetivos de ahorro de cada uno, de los hábitos de gasto y de cómo pueden elaborar juntos un plan de gasto y ahorro que funcione para ambos”.
Otro consejo que comparte Cabrito es el de guardar una parte del salario para uso personal. La experta de Vivid considera que cada miembro de la pareja debería contar con una subcuenta personal y separada, con la que cada uno pueda gastar sin necesidad de supervisar ni dar explicaciones al otro miembro de la pareja. “De este modo, cada mes, se puede transferir una cantidad acordada a esa subcuenta, de manera que ambos tendrán un poco más de libertad y podrán ahorrar para las compras que la otra persona podría considerar frívolas”, detalla.
Regalos (financieros) para sorprender en San Valentín
Para aquellos que aún no hayan elegido un detalle para su pareja, o la típica opción de flores y bombones les parezca demasiado, los expertos nos traen un par de recomendaciones diferentes que además ayudarán a fortalecer nuestras finanzas en pareja.
Para Monleón, un buen regalo para introducirse en el mundo de la gestión del patrimonio sería el libro “Gestión del Patrimonio Familiar” de Borja Durán. Por su parte, Paula Cabrito insiste en que un plan de ahorro es un gran regalo, especialmente para las parejas. “Puede ser un fondo para unas vacaciones más grandes, una boda o incluso un bebé, en el que se pone algo de dinero cada mes y se deja crecer invirtiendo en un ETF. De este modo, el dinero hace parte del trabajo por sí mismo, permitiendo soñar a lo grande”.
Para las parejas que buscan darle un toque especial, Cabrito señala que una criptomoneda puede ser un regalo emocionante, ya que la volatilidad hará que sus corazones se aceleren.