El próximo 22 de diciembre, Loterías y Apuestas del Estado celebra el sorteo de la Lotería de Navidad, con un total de 3.600 millones de euros en juego. Si soy uno de los afortunados, ¿cómo puedo sacarle el máximo partido al dinero?
Recibir una gran cantidad de dinero inesperada siempre es motivo de alegría, pero desde Abante recuerdan que, en algunas ocasiones, esa buena noticia puede durar poco si no administramos bien el dinero del premio. Un estudio de la asociación European Financial Planning Association (EFPA) pone de manifiesto que el 70% de los premiados con la Lotería de Navidad tiene mucho menos dinero cinco años después de haber ganado el premio.
La euforia que nos produce ser uno de los premiados nos lleva a tomar decisiones precipitadas y emocionales. De hecho, no valoramos igual el dinero que es fruto de nuestro esfuerzo y trabajo que el que nos llega por un premio de lotería o por una herencia. Por ello, para evitar tomar malas decisiones financieras y de inversión, desde el equipo de asesoramiento patrimonial de Abante han preparado este documento con los aspectos más relevantes para tener en cuenta.
La fiscalidad del premio
Lo primero: los impuestos y el importe neto que nos va a llegar a la cuenta. Solo hay que tributar si el premio supera los 40.000 euros. Esto implica que, por un décimo, pagaríamos impuestos por el exceso si nos toca el ‘Gordo’ -que son 400.000 euros al décimo-, el segundo premio -125.000- y el tercero -50.000-, pero quedaríamos exentos a partir de los cuartos y quintos premios, que reparten 20.000 y 6.000 euros al décimo, respectivamente.
Lo que permanece sin cambios es el porcentaje al que hay que tributar, que continúa siendo del 20%. Es decir, quien lleve un décimo agraciado con el primer premio, el importe neto que recibirá en su cuenta será de 328.000 euros.
Además, hay otros aspectos que hay que tener en cuenta al pensar en las repercusiones fiscales de la lotería, porque serán un gasto más que hará que la cuantía neta que quede se reduzca. Esto ocurre con el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, ya que, si se quiere donar parte del premio a un familiar hay que tener presente que, si no se puede demostrar que el boleto es compartido, hay que tributar en algunas comunidades autónomas.
¿Cuáles son mis objetivos?
Para sacarle el mayor partido posible al dinero y evitar que se despilfarre, desde el equipo de asesoramiento patrimonial de Abante recomiendan, como primer paso, tomarse un tiempo de seis meses antes de comenzar a gastar o a invertir el dinero (aquí conviene recordar que la ley da un plazo máximo de 3 meses para cobrar el décimo).
Resulta habitual escuchar a los premiados decir que lo primero que quieren hacer es cancelar hipotecas, regalar parte del premio a algún familiar o incluso retirarse antes de tiempo. Somos seres emocionales e impulsivos y de ahí el objetivo de dejar este tiempo. Se trata de utilizar ese periodo para que la persona que ha ganado la lotería se acostumbre a vivir con una cantidad elevada de dinero, evitar los caprichos y que en esos meses pueda reflexionar sobre qué es lo que realmente quiere conseguir con ese dinero extra que le ha llegado a la cuenta y cuáles son sus objetivos vitales. Es decir, se trata de que haga un ejercicio de planificación financiera para pensar en sus metas y contextualizar el premio en su plan financiero y vital, de forma que pueda trazar un plan de inversión que se adapte a sus nuevas circunstancias y tenga en cuenta sus objetivos, presentes y futuros.
Invertir para rentabilizar el premio a largo plazo
El siguiente paso, una vez establecidos los objetivos vitales, es hacer números. Hay que analizar la situación financiera actual para ver cuál es el punto de partida y si con el dinero extra del premio basta o se necesita más y, por tanto, saber si el premiado debería acudir a los mercados financieros para cubrir ese déficit o, si es el caso, para ver qué rentabilidad necesitaría para poder vivir de las rentas.
La experiencia refleja que los españoles, por lo general, son muy conservadores con su dinero. Y aunque esta tendencia está cambiando, lo cierto es que la mayoría suele optar por dejar su dinero inmóvil (bajo el colchón) o en depósitos que, a día de hoy, apenas dan rentabilidad. Por eso, es muy importante saber que, si se decide no invertir el dinero, dentro de unos años se perdería poder adquisitivo, a media que los precios se incrementasen, al no cubrir la inflación. Es decir, si se tienen 328.000 y no se invierten, pasados 20 años y contando con una inflación media anual del 2% (objetivo que persigue el Banco Central Europeo), ese dinero equivaldría a unos 220.735 euros (actuales).
Para rentabilizar el premio, el primer paso es fijar el objetivo financiero que se necesita -que viene marcado por la diferencia entre lo que se tiene y lo que se necesita-, y eso es lo que va a determinar qué nivel de riesgo se puede asumir y qué cartera o qué activo financiero es el más adecuado.
Para maximizar el dinero del premio hay que apostar por carteras diversificadas, tanto por distribución geográfica, como por sectores y tipo de activos. Además, si se cuenta con un gran horizonte temporal de inversión, se puede asumir más riesgo con la inversión, lo que hará que el capital final sea mucho mayor. Por ejemplo, si se quiere superar a la inflación en 3 puntos (es decir, conseguir una rentabilidad anual media del 5%) habría que invertir en una cartera con el 50% de la inversión en renta variable. Y una opción que permite diversificar, que tiene beneficios fiscales y que permite acceder a una gestión profesional son los fondos de inversión.
Por otro lado, respecto a la decisión de amortizar la hipoteca, cuando, quizás no es lo más conveniente, cabe pensar que lo primero que habría que ver es si la rentabilidad que da el dinero invertido es mayor que el coste de financiación porque, en ese caso, no interesaría amortizar la hipoteca. También, hay que tener en cuenta que, si la vivienda habitual se compró antes de 2013, existe una ventaja fiscal en el IRPF (la ley permite deducirse cada año un 15% de una cuota máxima de 9.040 euros), que puede que no interese perder.
Por ese motivo, siempre es conveniente poner todas las finanzas en perspectiva para evaluar qué opciones son las más adecuadas para cada persona, tanto desde el punto de vista financiero como fiscal, y siempre teniendo en cuenta los objetivos personales.