Las finanzas del comportamiento parten de la hipótesis de que los humanos somos mucho menos racionales a la hora de tomar nuestras decisiones que lo que las teorías clásicas de finanzas asumen. Según numerosos estudios como los de Dichev y Yu (2011) o Frazzini y Lamont (2008), los inversores siempre tienen ciertos sesgos cognitivos en sus decisiones, sesgos que pueden suponer una diferencia de rentabilidad entre un -3,2% y -1,0% anual.
En este sentido, para reducir la constante preocupación de los inversores ante las pérdidas y evitar que tomen decisiones basándose en sus emociones, Indexa ha lanzado una nueva iniciativa que denomina el «contrato contigo mismo», que tienen como objetivo ayudar a sus clientes a conseguir sus objetivos financieros.
La iniciativa ofrece la posibilidad de firmar un contrato consigo mismo al inversor, un compromiso libre entre su yo actual y su yo futuro. Dicho contrato se le mostrará cuando solicite una retirada tras las caídas, para que recuerde su promesa y para que piense una segunda vez si está actuando llevado por el miedo y el malestar de las pérdidas y, por otro lado, generar una pequeña reflexión en los inversores sobre el hecho de que invertir supone ver eventualmente pérdidas en tu cartera.“Las pérdidas generan dolor a los inversores, especialmente en aquellos que no son totalmente conscientes de los vaivenes del mercado y no saben poner en contexto los movimientos de corto plazo. Tener dinero es una buena noticia y no debería ser algo por lo que perder el sueño o sentir malestar”, ha destacado Unai Ansejo, cofundador y codirector ejecutivo de Indexa.
¿Cómo funciona este contrato?
Unai Ansejo explica que prefieren que sea el propio inversor en que escriba su compromiso con sus propias palabras, como por ejemplo, «sé que mi cartera caerá en algún momento un -11,5% y esto no me quitará el sueño. Es más, después de caídas no rebajaré mi perfil inversor ni retiraré el dinero, salvo que lo necesite.»
Según Ansejo, “el importe que aparece, del -11,5% en este caso, es la pérdida máxima esperada al 97,5% de confianza en el plazo de un año para un cliente con perfil inversor medio, de 6 sobre 10 (es la pérdida anual que podría ocurrir una vez cada 40 años), así que es un dato real que permite anclar sus expectativas de pérdidas.”
Una vez el cliente haya escrito y firmado este compromiso, desde Indexa generan un documento con formato legal, pero sin implicaciones legales, que el cliente recibe por correo electrónico. El objetivo final es que este proceso sea recordado. “Seguramente Indexa es la primera entidad de España que haya implementado este contrato consigo mismo para ayudar a nuestros clientes a tomar mejores decisiones. Más adelante, con datos, veremos si este contrato ha contribuido a evitar que las entradas o salidas de dinero estén correlacionadas con la rentabilidad de las carteras. Esto reduciría el coste que supone la ‘diferencia por comportamiento’ que de media sufren los clientes por comprar o vender a destiempo sus inversiones y mejoraría su rentabilidad. Queremos que la rentabilidad de los clientes con esas carteras sea la más alta posible, así que seguiremos desarrollando iniciativas que contribuyan a maximizar la rentabilidad por riesgo de cada cliente”, ha concluido Ansejo.