La percepción del problema del plástico en los océanos se remonta como mucho a unas dos décadas atrás, por la difusión de imágenes de mares convertidos en gigantescos vertederos de botellas y otros envases. Pero una reciente investigación afirma que desde 1950, los micro plásticos están presentes en los peces y en consecuencia en los humanos al consumir a estos últimos. Es decir, los organismos han estado expuestos a estos residuos desde que fueron inventados.
Un estudio de la Universidad de Chicago examinó los patrones históricos del consumo de micro plásticos por parte de los peces en el pasado, fundamental para predecir las tendencias futuras. Se midieron micro plásticos en tejidos digestivos de peces recolectados entre 1900 y 2017 conservados en colecciones de museos, diseccionando el tejido digestivo y examinarlo bajo microscopio y espectroscopio para detectar la composición química de las partículas y no se detectaron micro plásticos en ningún pez antes de 1950, fecha que coincide con la industrialización y manufactura masiva de estos materiales.
A partir de esta fecha la cantidad de estas partículas plásticas en los tractos digestivos se dispara. La pandemia actual ha acentuado esta contaminación por plásticos: mascarillas, guantes, envases de comida a domicilio… empeorando la situación que ya teníamos. El 75% de este plástico llegará a vertederos y mares. Un grave coste para el medio ambiente y la economía.
Reducir los residuos plásticos un 70% hasta 2030 es el objetivo del proyecto de Ley de Residuos y para lograrlo incorpora dos impuestos al plástico y la obligación de ofrecer agua de grifo en hostelería, entre otras medidas. El Consejo de Ministros ha dado luz verde al proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, y está pendiente de tramitación en el Congreso de los Diputados.
Este Proyecto incrementará las tasas de reciclado de residuos municipales cinco puntos porcentuales cada cinco años desde 2020, a la vez que reducirá los recipientes alimentarios y los vasos de plástico de un solo uso hasta un 70% en 2030. La nueva norma está dirigida a impulsar una economía circular, que restringe los plásticos de un solo uso, así como la introducción en el mercado de ciertos productos e incorpora dos nuevos impuestos dirigidos a “prevenir” la generación de residuos.
La norma establece la obligación de que la hostelería ofrezca “siempre” a sus clientes la posibilidad de agua del grifo, en lugar de envasada, y para las administraciones públicas, la reducción del agua embotellada en sus dependencias y espacios públicos, salvo en centros sanitarios, donde se permitirán envases de un solo uso. Además, el texto contempla actuaciones contra el despilfarro de alimentos, con el fin de reducir el 50% de los alimentos desechados. La nueva Ley será una herramienta más para pasar de la economía lineal a la circular. El cambio va a movilizar muchos recursos de la UE y, según cálculos de la comisión, estas inversiones van a requerir 2.500 millones de euros de aquí a 2035.