Las “zonas azules” son áreas del planeta en las que sus habitantes viven más de 100 años. Se trata de regiones específicas donde sus habitantes se quedan en este mundo al menos un siglo y todas comparten una serie de características, como hacer ejercicio de manera regular y moderada, seguir una dieta baja en carne o vegana o hacer trabajos de voluntariado para ayudar a los demás.
Una de estas zonas azules se encuentra en Japón, concretamente en las islas de Okinawa, un archipiélago que tiene unos registros de longevidad excepcionales. Según detallan Iñaki Ortega (Deusto Business School) y Antonio Huertas (Mapfre) en su libro “La revolución de las canas”, por cada 100.000 habitantes, 60 son centenarios. En Estados Unidos la cifra desciende a 20 por cada 100.000 habitantes.
Se trata de una isla que pertenece a la parte más austral de Japón, en el mar de China. Se caracteriza por su selva tropical y unas temperaturas suaves, con una media de 17 grados en invierno y 23 en verano.
Ikigai: tener un propósito de vida
En cuanto a las causas que pueden explicar este extra de años de vida que consiguen los habitantes de Okinawa, los expertos consideran que el hecho de llevar una vida espiritual con un propósito definido es uno de los puntos más clave. «Ikigai» es una palabra que resume esto, significa tener un propósito de vida, algo, que según los científicos, puede sumar a tu calendario siete años más. Además, la espiritualidad japonesa, basada en el recuerdo de los ancestros, también es una característica muy importante, ya que contribuye a llevar una vida relajada y a tener muy presentes las responsabilidades familiares. “Esta es una de las características más específicas de su entorno cultural, en que el anciano es acogido por las familias”, añaden los autores.
Según explican, es muy común que el hijo mayor cuide de sus padres, los cuales ayudarán en casa mientras puedan. “Tener a su hijo y nietos alrededor es un impulso psicológico, instando a vivir más y a disfrutar del tiempo en familia. Además, al ayudar en casa la persona mayor se mueve y se mantiene físicamente activa”, añaden.
La vida en comunidad a través de los “moais” y un “yuimaro”
Las relaciones de amistad suponen una pieza fundamental en la vida de los habitantes de Okinawa, que llevan a la práctica a través de los «moais», que son grupos de amigos comprometidos entre ellos para generar un entorno social favorable. “En la comunidad se cuidan unos a otros, tanto en el aspecto social como financiero”, explican.
Asimismo, según señalan, de acuerdo con la investigación de Suzuki y los hermanos Willcox, la gente de las islas forma una comunidad muy unida en la que es importante el «yuimaro», que se traduce como círculo de relaciones. “Tienen huertos familiares y comunitarios en las inmediaciones de las casas donde cultivan hortalizas frescas o plantas medicinales como la artemisa, el jengibre y la cúrcuma, todas ellas con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias”, explican los investigadores. Como resultado, estas actividades, además de la pesca o sus trabajos, mantienen a las personas ocupadas hasta edades muy avanzadas.
La dieta de los habitantes de Okinawa
Sin embargo, los habitantes de Okinawa no solo superan los 100 años si no que lo hacen con condiciones de salud muy buenas. En esta región también se han hallado tasas más bajas de arteroesclerosis, cáncer de estómago, mama y próstata o menor riesgo de padecer enfermedades cardiovadculares y alzhéimer.
Su dieta es rica en nutrientes y baja en calorías y sus alimentos principales son: verduras verdes y amarillas, legumbres, arroz yamaní, algas kombu (alto contenido en yodo) y tofu, aceite de canola, calamares y pulpo, el cual, según aclaran los autores, “es rico en taurina algo que favorece a disminuir el colesterol y la presión sanguínea”.
En cuanto a las cantidades, estos isleños comen tres raciones de pescado a la semana, cerdo en pequeñas proporciones y un tipo de batata morada, pepinos amargos y edamame. Todo ello constituye una dieta potente en antioxidantes, que reduce el colesterol, baja la presión arterial, pero también es ligera en azúcar, en la que los lácteos no figuran en el consumo habitual, y en términos de calorías es entre un 20 y 30% más baja que la dieta media japonesa.
“Seguro que a más de uno todo lo anterior le ha hecho pensar en paralelismo entre esta dieta japonesa y la española, que ha llevado a España a ser el segundo país más longevo del mundo. Quizá en algunos años podemos encontrar alguna zona azul en la península”, añaden Ortega y Huertas en su libro.