KPMG ha desarrollado una lista con las 24 claves que marcarán la próxima década, diez años decisivos en los que se asentarán conceptos como economía circular, medicina personalizada y banca invisible. Diversidad y sostenibilidad ya no serán objetivos sino una realidad. Y la regulación y la fiscalidad deberán adaptarse a un mundo global e interconectado. Una de las claves más destacadas será el desarrollo de la medicina, lo que brindará la posibilidad de vivir un siglo y, además, gozando de buena salud.
Convertir enfermedades que hoy pueden ser mortales en afecciones crónicas. Disponer de tratamientos personalizados y preventivos para la enfermedad que un paciente podría desarrollar en base a sus características genómicas. El desarrollo de la tecnología y de la propia medicina suponen un nuevo paradigma que sitúa al paciente en el centro de la ecuación, pero que también abre un importante debate sobre el futuro del sistema sanitario.
“No debemos olvidar que formamos parte de la generación más afortunada de la historia, con una esperanza de vida creciente y una calidad de vida mayor que continúa incrementándose de forma significativa”, afirma Cándido Pérez, socio responsable de Gobierno y Sanidad de KPMG en España. Los datos no dejan lugar a dudas: en casi tres décadas la esperanza de vida ha aumentado más de cinco años, hasta superar los 83 años de media. Y las previsiones a 2030 apuntan a que viviremos otros dos años más de media, según la estimación del INE.
Este aumento de la esperanza de vida, que situará a España como el país más longevo del mundo en 2040, es consecuencia de varios factores –reducción de mortalidad infantil, mejores hábitos de vida, acceso a sanidad, avances médicos y tecnológicos…- que sin duda tienen su pilar en el avance de la medicina. Y en los próximos años, con la incorporación definitiva de tecnologías como la analítica de datos y la inteligencia artificial, llegará el punto de inflexión definitivo.
El paciente, en el centro de la medicina
Este cambio vendrá de la mano de un cambio de visión. “El avance tecnológico y la transformación digital permitirán, pese a lo que se pueda pensar en un principio, humanizar más el sistema, situando al paciente en el centro de la estrategia sanitaria”, explica Cándido Pérez. “En la próxima década se producirá un cambio de enfoque y el objetivo pasará a ser cuidar la salud de las personas, primando la prevención y el resultado”, sostiene.
Como explica David Sanz, director en Analítica de Datos e Inteligencia Artificial de KPMG en España, el futuro de la medicina pasará por “personalizar los medicamentos, las dosis y los procesos terapéuticos a las necesidades específicas de cada persona en base a su genética”.
“Históricamente el factor limitante provenía del coste de la secuenciación y del volumen de los datos generados. Pero el avance en la tecnología está haciendo que el precio ya no sea un problema, por lo que empieza a surgir la medicina personalizada”, afirma David Sanz. Si en 2001 el coste de una secuenciación del genoma humano ascendía a 100.000 millones de dólares, en la actualidad no supera los 1.000 dólares.
Asimismo, David Sanz recuerda que el avance de la genómica y la analítica de datos en medicina abarcan varios casos de uso. “Por un lado la vertiente clínica, que analiza las variantes genéticas asociadas a riesgos en la salud del paciente, por otro lado, el denominado Wellness, que aporta información sobre cómo afecta la dieta y los suplementos al bienestar y energía diarios, y el estilo de vida, que puede analizar qué tipo de deporte es mejor hacer e incluso por qué se prefieren unos sabores a otros”, explica.
Los retos de la implantación de la medicina personalizada: colaboración público-privada para garantizar la transformación
Para que este avance suceda, la colaboración pública y privada es esencial. Como explica Cándido Pérez, “la empresa privada, que viene realizando una importante inversión en tecnología y transformación digital en los últimos años, debe colaborar de forma activa en la transformación del sistema sanitario, por lo que el sector público debe apoyarse en compañías estratégicas para garantizar la evolución del sistema”.
En la misma línea opina David Sanz, para quien esta colaboración será clave en el avance de la medicina personalizada. “El sistema público tiene una capacidad limitada de acceso a información y datos, solo relacionados con pacientes agudos. Sin embargo, las empresas privadas disponen información detallada sobre población sana, imprescindible para el avance de la medicina preventiva y personalizada. En los próximos años ambos sectores tendrán que colaborar para compartir esa información y trabajar de forma conjunta con el objetivo de mejorar la salud poblacional”, asegura.
La posibilidad de analizar millones de datos, junto al avance de la medicina genómica, lo que permitirá definir tratamientos personalizados, marcará un hito que hará más efectiva la medicina, cronificando enfermedades con elevadas tasas de mortalidad en la actualidad. Prueba de ello es que para 2030 se calcula que en Estados Unidos el número de personas con tres enfermedades crónicas o más pasará de 30,8 millones en 2015 a 83,4 millones, según el informe ‘Healthcare 2030’, elaborado por KPMG.
Los expertos apuntan a que la tecnología también permitirá reducir el número y tiempo de hospitalizaciones. “Los pacientes pueden permanecer el menor tiempo posible en el hospital, trasladando el ingreso al domicilio con una gran capacidad de monitorización y sistemas de alertas muy desarrollados. No debemos olvidar que la hospitalización representa uno de los mayores gastos del sistema sanitario, y de este modo se puede realizar un mayor número de ingresos programados, reduciendo las listas de espera y el número de urgencias gracias a la medicina preventiva”, concluye Cándido Pérez