En plena polémica por el cambio de hora, un año más en la noche del sábado al domingo del último fin de semana de octubre a las 3 serán las 2 de la mañana y disfrutaremos de una hora más de sueño.
Es cierto que el cambio nos regala esa hora de más que muchos agradecerán el fin de semana, pero un reciente estudio de Acierto.com asegura que son muchos los usuarios que debido a este cambio se sienten más cansados.
Desde que la Comisión Europea propusiera eliminarlos, el cambio de hora ha sido fuente de discusiones. Hay dos posturas posibles y la de eliminar los cambios de hora se alza como la más popular, el 85% de los ciudadanos europeos está a favor de acabar con esta manipulación del reloj.
En España el porcentaje aumenta hasta el 93% y para aquellos que estén del otro lado, Acierto.com ha dado razones más sólidas sobre lo negativo que este cambio puede resultar. El cambio de hora de otoño no solo puede causar estrés, irritabilidad y problemas de sueño, además está relacionado con el aumento de suicidios, accidentes de tráfico y delincuencia.
¿Qué efectos tiene en nuestra salud?
La luz actúa como un regulador natural de nuestros procesos e incide en la secreción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Cuanta más luz recibamos segregamos menos melatonina. Nuestro cuerpo tardará unos dos o tres días en acostumbrarse a este cambio y mientras tanto es posible que durmamos peor y eso derive en cambios en el estado de ánimo y en una reducción de nuestra productividad.
Las cifras también indican que durante los tres días posteriores al cambio que nos deja con menos horas de luz, los suicidios y la delincuencia aumenten. En primavera, también hay consecuencias negativas. Los infartos de miocardio aumentan, al igual que los accidentes de coche y el riesgo de padecer hipertensión.
Sin embargo estos cambios no afectan a todo el mundo de la misma forma. No todos tenemos el mismo ritmo y la sincronización con el día o los hábitos no es lo único que lo marca. Los factores genéticos o la edad cuentan, los jóvenes tienen un reloj más fuerte y por lo tanto, se adaptan más rápido.
A favor o no, el horario de otoño nos pisa los talones y pronto volveremos a girar las manecillas del reloj en el sentido contrario.