Los investigadores de Trinity College Dublin, en Irlanda, recomiendan cautela a la hora de administrar tratamientos agresivos para bajar la tensión en algunas personas mayores. Sus resultados contradicen los alcanzados en un estudio realizado en Estados Unidos, que ha marcado la tendencia desde 2003, también en Europa.
La Sociedad Europea de Hipertensión y la Sociedad Europea de Cardiología, en un informe de 2003, recomendaba que la presión arterial sistólica (la medición más alta), se sitúe por debajo de 120mmHg. A esta recomendación se llegó tras un estudio muy amplio, denominado SPRINT (Systolic blood Pressure Intervention Trial), liderado por investigadores de Estados Unidos que concluía que bajar la tensión sistólica a niveles inferiores a 120, frente a los 140 recomendados anteriormente, reducía de forma significativa la mortalidad por fallos cardiovasculares y en general, en adultos mayores de 50 años.
Este mismo estudio concluía que los efectos secundarios de tener la tensión baja –caídas, lesiones, pérdidas de conocimiento y bajones de tensión al ponerse en pie-, no aumentaban con tratamientos agresivos para rebajar la tensión, incluso en individuos mayores de 75 años.
Esto es precisamente lo que los investigadores de Trinity College Dublin encontraban contraintuitivo, por lo que a través de su propio estudio, denominado TILDA, han examinado la tasa de caídas, lesiones, pérdidas de conocimiento y bajones de tensión, en irlandeses de más de 75 años que cumplían con los criterios propuestos por el estudio SPRINT, haciendo un seguimiento durante tres años y medio, el mismo periodo que se utilizó en SPRINT.
Los resultados han sido muy diferentes a los que mostraba SPRINT. Las caídas y las pérdidas de conocimiento son hasta cinco veces mayores que las que detallaba SPRINT, y los bajones agresivos de tensión duplican los que había reportado SPRINT. TILDA concluye que bajar la tensión agresivamente en pacientes de más de 75 años puede resultar peligroso y generar más daños que beneficios.
Considerando estos resultados, los expertos del equipo de TILDA creen que es necesario seguir investigando sobre qué individuos mayores de 75 años se benefician de los tratamientos propuestos por SPINT antes de aplicarlos de forma generalizada sobre toda la población.
“SPINT supuso un hito en el estudio del tratamiento de la hipertensión. No discutimos los beneficios resultantes de bajar la tensión que resultaron de este estudio, pero creemos que los médicos deben ser conscientes de que el estudio no tuvo en consideración eventos como las lesiones que pueden producirse por caídas en pacientes mayores. En resumen, señalamos que los riesgos y las ventajas de reducir la presión arterial deben ser individualizados para cada paciente”, señala el doctor Donal Sexton, investigador de TILDA.
“Nuestro trabajo, junto con el de otros grupos, señala que la tensión arterial baja y particularmente las caídas de tensión al levantarse, están ligadas no solo a caídas, fracturas y lesiones relacionadas con estas caídas y pérdidas de conocimiento, también pueden tener relación con estados depresivos y otras condiciones de salud mental. Estos resultados pueden derivar en una pérdida importante de independencia y calidad de vida en personas mayores de 75 años”, añade la profesora Rose Anne Kenny, investigadora principal en TILDA.
Los investigadores del estudio Irish Longitudinal Study on Ageing (TILDA) realizado en Trinity College Dublin, en colaboración con Beaumont Hospital, Dublin, han publicado sus resultados en Journal of the American Medical Association (JAMA Internal Medicine).
Referencia: Donal J. Sexton, Mark Canney, Matthew D. L. O’Connell, Patrick Moore, Mark A. Little, Conall M. O’Seaghdha, Rose-Anne Kenny. Injurious Falls and Syncope in Older Community-Dwelling Adults Meeting Inclusion Criteria for SPRINT. JAMA Internal Medicine, 2017; DOI: 10.1001/jamainternmed.2017.2924