Existen dos enfoques diferenciados ante la pregunta de si se pagan muchos impuestos en España. Mientras que para unos hay margen para aumentar la presión fiscal, para otros el margen para incrementar la carga tributaria sin dañar el crecimiento de nuestra economía es casi inexistente –aunque pueda ser posible fomentar el aumento de los ingresos públicos mediante impuestos medioambientales e indirectos–.
Con respecto al Impuesto sobre Sociedades, mientras que para unos la carga tributaria sobre los beneficios de las empresas españolas es relativamente elevada, para otros debería reformarse el Impuesto sobre Sociedades con el objetivo de garantizar unos tipos efectivos equiparables a los de nuestro entorno europeo. Sí parece haber consenso en cuanto a la llamada “imposición medioambiental” al considerar que los ingresos por impuestos medioambientales son menores en España que en la media de países de la UE por lo que se apunta a un acercamiento en fiscalidad medioambiental a los estándares europeos.
Durante un debate organizado por el Consejo General de Economistas de España, el presidente del Consejo General de Economistas de España, Valentín Pich, afirmó que “aunque la presión fiscal (lo que se paga de impuestos en relación al PIB) es algo menor en España que en la media de países de nuestro entorno, si tomamos como referencia los impuestos que paga una persona física de clase media, en relación a sus rentas anuales, podríamos estar por encima de la media”. «Esto sucede por nuestra elevada tasa de paro y porque una buena parte de la población obtiene unas rentas tan bajas que no tributan. Esto que parece evidente en el IRPF, también en alguna medida ocurre con el Impuesto sobre Sociedades, ya que solo poco más del 30% del censo de declarantes por este impuesto declaran una cuota líquida positiva”, afirma Pich.
En cuanto a los impuestos medioambientales, Pich cree que “lo prioritario sería reorganizar los impuestos medioambientales, sobre todo en lo que se refiere a impuestos propios de las Comunidades Autónomas, estableciendo por el Estado los que sean necesarios y cediendo recaudación y capacidad normativa a los territorios”.
¿Se pagan muchos impuestos en España?
En opinión de José Luis Feito, presidente del Instituto de Estudios Económicos, “dado el nivel y la tendencia del gasto público, los niveles impositivos junto con el nivel de precios públicos generan un volumen de ingresos insuficiente para reducir la deuda pública”. Según Feito, dicho esto, “el margen para aumentar la carga tributaria sin dañar el ritmo de crecimiento tendencial de nuestra economía es muy reducido y quizá inexistente”. “Es posible, sin embargo, fomentar el aumento de los ingresos públicos modificando la distribución de la carga impositiva hacía los impuestos medioambientales e indirectos, así como aumentando los precios públicos».
Por otra parte, Feito ha recordado que “cuando se sugiere que los ingresos impositivos en España tienen un amplio margen de subida porque son inferiores en términos del PIB los de los principales países de la UE e incluso a la media de la UE-28, se olvida que nuestra renta per cápita es muy inferior a la de esos países y también a la media de la UE. «Sería sinsentido y una condena al estancamiento económico intentar converger en niveles impositivos con los países más avanzados antes de conseguir converger con sus niveles de renta per cápita”, afirma este experto.
Para Juan Moscoso del Prado, ex portavoz de Economía del PSOE en el Congreso, “España no tiene una elevada presión fiscal agregada en términos comparativos. Los ingresos públicos en relación al PIB se sitúan en el 37,8% frente al 45,2% del promedio de los países de la Unión Europea y no superaron el 41%, ni en plena burbuja inmobiliaria (datos de 2015)”. Según Moscoso del Prado, “el problema es que esa presión fiscal se concentra mucho sobre pocos contribuyentes y pocas bases imponibles”. En cuanto al gasto público en relación al PIB, Moscoso del Prado ha señalado que “es inferior en cinco puntos a la media de los países de la Unión Europea. A pesar de ello, puntualiza que «el margen para ampliar las políticas de gasto es limitado y por lo tanto es imprescindible establecer prioridades”.
¿En qué se diferencia el Impuesto de Sociedades de España de los del resto de Europa?
Con respecto a esta segunda pregunta, José Luis Feito considera que los ingresos impositivos por el impuesto de sociedades en España alcanzan un porcentaje del PIB (2.3%) muy similar al de la media de UE (2,6%). “Teniendo en cuenta que el PIB español per cápita es un 8% inferior al de la media de la UE, y que por lo tanto nuestro stock de capital es inferior al suyo, se puede incluso decir que la carga tributaria sobre los beneficios de las empresas españolas es relativamente elevada” –ha señalado–. Según Feito, “así lo demuestra el hecho de que antes de la crisis, no en 2007 con la burbuja inmobiliaria y financiera a punto de explotar, sino en 2004, cuando la economía española estaba en un relativo equilibrio cíclico y las empresas no arrastraban acumulación de pérdidas como sucede en la actualidad, los ingresos impositivos por sociedades alcanzaron un porcentaje del PIB (3,5) superior al de la UE (2,6) en aquel año”.
En cuanto al Impuesto sobre Sociedades, según Moscoso del Prado, “en estos momentos se estudia reformar en profundidad el Impuesto de Sociedades con el objetivo de garantizar unos tipos efectivos equiparables a los de nuestro entorno europeo –eliminado beneficios fiscales-, ensanchar las bases imponibles y elevar la recaudación”.
¿Hacia dónde deberíamos ir en la imposición medioambiental?
Feito considera que “la denominada imposición medioambiental subsume figuras impositivas que están englobadas en los impuestos indirectos (es el caso de los impuestos sobre el consumo de energía o el de matriculaciones de vehículos) y en los impuestos sobre el capital (es el caso de los impuestos sobre vehículos de tracción mecánica)”. “Los impuestos específicos sobre la polución representan una porción insignificante de los ingresos por impuestos medioambientales”, añade. A este respecto, ha señalado que “los ingresos por impuestos medioambientales en la UE en 2016 suponían el 2,4% del PIB, siendo Dinamarca (4%), Eslovenia (3,9%) y Grecia (3,8%) los países con mayor recaudación por impuestos, e Irlanda y España (1,8%) los de menor. Según Feito, “la principal fuente de recaudación de la imposición medioambiental son los impuestos sobre el consumo de energía, que representan el 77% del total de ingresos por este concepto en la media de la UE. De estos, los impuestos sobre hidrocarburos para el transporte suponen el 70%. Los impuestos sobre gasolina y diésel de automoción se sitúan en España (junto con los de Irlanda) entre los mínimos de la UE”.
Con respecto a esta pregunta, Moscoso del Prado considera que “la fiscalidad verde no persigue un fin recaudatorio en sí mismo, sino que busca incentivar un comportamiento respetuoso con el medio ambiente, la salud humana, apoyar la transición energética y luchar contra el cambio climático”. En
este sentido, Juan Moscoso del Prado entiende que “en fiscalidad medioambiental debemos acercarnos a los estándares europeos estableciendo tributos en ámbitos como las emisiones de CO2, discriminando entre las empresas sujetas al sistema de comercialización de derechos de emisiones (ETS) y las que no ó las emisiones de los vehículos de motor basado en las emisiones potenciales de cada tipo de vehículo».