La presión fiscal en España es algo inferior a la media de la UE, las diferencias aumentan en la parte baja del ciclo económico y nos acercamos a la media en momentos de bonanza económica, según el documento técnico titulado «Declaración renta y patrimonio» elaborado por el REAF-REGAF, órgano especializado en asesoramiento fiscal del Consejo General de Economistas. Según este documento, si analizamos la recaudación respecto al PIB, de cada tributo y de las cotizaciones sociales, se observa que en los tributos más importantes recaudamos un 10% menos de lo que se recauda, de media, en la UE, pero en cotizaciones sociales casi nos equiparamos a la media.
Por lo que se refiere al IRPF, tenemos unos marginales máximos relativamente elevados y, sin embargo, la recaudación es 1,7% menor que la media de países de la UE en proporción al PIB. “El tipo de gravamen en IRPF del salario medio español –15%– es algo bajo dentro de la OCDE, pero cuando le agregamos las cotizaciones sociales pagadas por el trabajador y, sobre todo, las que aportan las empresas, llegamos a un coste relativamente elevado sobre el factor trabajo, lo cual puede ser uno de los factores que dificultan la creación de empleo”, explica el presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich.
“Con 2016 cerrado, vemos que la recaudación se va recuperando poco a poco si la comparamos con 2007, aunque en algunos casos, como en Sociedades, ayudada por medidas extraordinarias, o por el incremento de tipos en el IVA”, añade Pich. El REAF-REGAF destaca, en su informe, que, si observamos lo ocurrido desde 2007 hasta ahora, “nos damos cuenta de que la composición de la recaudación es diferente, incrementándose la parte que aportan los impuestos indirectos y disminuyendo la de los directos”.
En cuanto al IRPF, al igual que el resto de impuestos troncales de nuestro sistema tributario, aportan menos recaudación en términos de PIB que la media de los equivalentes en la Unión Europea y, por el contrario, nuestros tipos nominales son bastante altos comparativamente. En opinión de Pich, “este fenómeno se puede explicar, en alguna medida, por el fraude existente, pero fundamentalmente por motivos diferentes en cada tributo. En Renta, por el paro y las bajas remuneraciones en la salida de la crisis; en IVA, porque a una buena parte de las entregas de bienes y prestaciones de servicios se les aplican tipos reducidos, y en Sociedades, por las pérdidas incurridas durante los años de crisis”.