Los fondos de inversión toman como referencia un índice sobre el que comparar sus resultados y evolución. La diferencia entre la gestión pasiva y la activa reside en los objetivos que tiene el fondo respecto a ese índice de referencia.
En la gestión activa el gestor trata de batir al índice de referencia aportando valor táctico mediante dos decisiones clave: la selección de valores y el momento y lugar de comprarlos o venderlos. Los gestores pueden invertir en activos, compañías o países que consideren más interesantes. Con esta gestión, el índice y el fondo pueden tener comportamientos muy diferentes.
Lo contrario de la gestión activa es la gestión pasiva. En la gestión pasiva la cartera replica el comportamiento del índice de referencia. El gestor no tiene que tomar decisiones de selección de valores ni decisiones de compra o venta. Su trabajo es garantizar la réplica de la rentabilidad y el riesgo del índice representativo de la estrategia, por ello, a la gestión pasiva también se le conoce como gestión indexada. De esta forma, los resultados del fondo serán parecidos a los del índice que replica.
Por ejemplo, si un fondo de gestión activa invierte en las grandes empresas españolas, su índice de referencia será el Ibex35, al que intentará batir. En cambio, un fondo de gestión pasiva que también quiera invertir en estas empresas lo hará replicando al Ibex35, es decir, invirtiendo en las mismas acciones que componen el índice, y exactamente con su mismo peso.
Hablando de costes, la gestión activa conlleva costes más elevados, ya que es un tipo de gestión que requiere mucha capacidad de análisis y experiencia, por lo que el equipo de gestión dedica mucho más tiempo al fondo que en la gestión pasiva.
Por otro lado, los gastos que se afrontan en la gestión pasiva son menores ya que no hay costes de análisis y sus costes operacionales también son menores al no haber tanta rotación de cartera ni operaciones de compra-venta generadas por decisiones tácticas. Asimismo, los costes de análisis de resultados, seguimiento y control de la gestión pasiva también son menores que los de la gestión activa ya que, en la mayoría de los casos, las referencias de indexación son públicas.
Elegir un tipo de gestión u otro dependerá de las necesidades del inversor y sus objetivos.