La prima de riesgo es la diferencia entre el interés que se pide a la deuda que emite un país, respecto a la de otro país cuyos activos son menos arriesgados. Es decir, son esos intereses extras que un país paga como “recompensa” a sus compradores por haber adoptado más riesgos respecto a la compra del bono de referencia. Cuanto mayor es el riesgo de un país respecto a otro, mayor será la prima de riesgo del país. Por lo que la prima de riesgo mide la confianza que los inversores depositan en la economía de un determinado país.
La prima de riesgo de un país puede subir por muchas razones, pero la principal es que sus cuentas públicas no están saneadas, es decir, que su deuda pública es ya muy elevada, y que además gasta más de lo que ingresa. Hay otros acontecimientos que pueden disparar la prima de riesgo de un país, como por ejemplo la inestabilidad política, una catástrofe natural, o la revisión a la baja de la calidad crediticia del país por parte de las agencias de calificación de riesgo.
Para calcular la prima de riesgo en Europa se toma como referencia el bono alemán, al ser la mayor economía de la eurozona y la que da más confianza y tranquilidad al inversor. Así, la prima de riesgo española es la diferencia en puntos básicos del interés que se paga por el bono español a 10 años y el bono alemán a 10 años.
Pongamos un ejemplo: el interés que paga España por su deuda a 10 años es del 2% y el de Alemania es del 1%, la diferencia entre ambas es del 1%, expresado en puntos básicos, diremos que España tiene una prima de riesgo de 100 puntos. Una prima de riesgo baja es buena para los gobiernos ya que consiguen financiarse de una forma más barata, por lo que pueden destinar más dinero a la inversión y el crecimiento.