La volatilidad es la frecuencia e intensidad en la variación del precio de un activo en un determinado período de tiempo y se expresa con un porcentaje.
– Si se dice que un activo ha tenido una volatilidad alta es porque las rentabilidades del periodo analizado han sido muy diferentes entre sí, por lo que el riesgo de ese activo es elevado.
– Si se dice que un activo ha tenido baja volatilidad es porque ha obtenido rentabilidades más estables y más parecidas, por tanto es un activo de menor riesgo.
La medida más habitual de la volatilidad es la desviación estándar, que mide cuánto se aleja o se desvía el valor de una inversión respecto a su valor medio durante un periodo de tiempo concreto, es decir, cuánto aumenta o disminuye. Cuanto mayor es la volatilidad, más alta será la desviación estándar.
Las variaciones en los precios de los activos son también lo que permite que haya momento de entrada (compra) y de salida (venta) de los mismos y obtener, si se acierta, una determinada rentabilidad. Las estrategias de inversión a largo plazo, la diversificación y los ahorros periódicos ayudarán al inversor a suavizar los altibajos que pueda experimentar.
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