El Día Mundial de la Salud cobra más importancia que nunca. Después de más de un año conviviendo con la pandemia y sus impactos, somos mucho más conscientes de la relevancia que tiene la salud mundial y, tal y como destaca Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latam, una de las lecciones que hemos aprendido es que es mejor prevenir que curar. De hecho, el experto considera que las personas, empresas y los gobiernos están mucho más orientados a la prevención.
En este contexto, el experto defiende la importancia de mantener una visión temática al abordar la inversión en salud, no sólo centrada en atención médica, que trata principalmente de arreglar lo que está mal, sino, cada vez más, en la prevención, es decir empresas con productos y servicios que permiten a los pacientes vivir una vida más saludable, capaces de aumentar la eficiencia de la atención sanitaria mediante innovación e investigación médica.
“La salud es un tema de inversión basado en megatendencias y sostenible a largo plazo, siendo “Buena salud y bienestar” uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas para 2030. Si ponemos las luces largas, con horizontes de inversión mínimo de tres a cinco años, es una opción interesante”, señala.
Indudablemente, el COVID-19 ha jugado un papel decisivo a la hora de que muchos actores del sector financiero hayan identificado la salud como una oportunidad de inversión. Además, tal y como explican desde Spainsif, la adaptación al mundo post-pandemia traerá consigo nuevas temáticas de inversión, como la salud mental o las condiciones de trabajo saludables; así como nuevos formatos de colaboración público-privada, tanto con aquellos gobiernos que necesiten apoyo del sector privado en la inversión en sectores estratégicos, como en la coinversión con organismos multilaterales, lo que potenciará la oportunidades de inversión.
10 a 15% del PIB mundial
De momento, las industrias de salud suponen entre el 10% y 15% del PIB mundial en economías avanzadas, un porcentaje que según prevé Rengifo aumentará en las próximas décadas. Tal y como explica el experto, la población mundial llegará a 9.200 millones en 2050 y de ellos 2.000 millones superarán los 60 años. En EE. UU. 65% del gasto sanitario corresponde a estas personas y la mitad de nuevos medicamentos están relacionadas con la edad. A esto se suma que hay un amplio abanico de necesidades médicas sin cubrir o mal atendidas y muchas enfermedades mortales se han convertido en curables o crónicas.
Como resultado, Rengifo señala que hay una gran cantidad de proyectos para tratamientos nuevos en biofarmacéutica y tecnologías médicas. Ya hay más de 7.000 fármacos en desarrollo clínico en el mundo, dirigidos a gran variedad de enfermedades, dos tercios los cuales proceden de la biotecnología. “De manera que la demanda de productos y servicios médicos, que se basan en tendencias a largo plazo, seguirá creciendo, independientemente del ciclo, a tasa anual compuesta del 7-8%”, pronostica.
Vías para contribuir al sector de la salud
La inversión en salud comprende un amplio abanico, desde las cuestiones más directas como medicamentos, compañías farmacéuticas, construcción de infraestructuras e investigación, hasta dimensiones diversas como el medio ambiente, las condiciones de vida, la escolarización, la seguridad en el trabajo, la cultura, el conocimiento, la tecnología o la energía. Todos estos aspectos se pueden considerar como determinantes de la salud desde el punto de vista de las finanzas, tal y como defienden desde Spainsif.
Entidades como las empresas dedicadas a la biotecnología, las compañías que desarrollan tecnologías para la investigación básica y los laboratorios, acompañan a las farmacéuticas en la primera línea del ecosistema de la inversión en salud.
Otra vía de contribución al sector salud es a través de la infraestructura social; en la construcción de residencias, dispensarios, centros de salud y hospitales. Sobre este aspecto, existe un déficit de inversión desde la crisis financiera de 2008 que alcanza los 70.000 millones de euros en la UE, sobre un total de 140.000 correspondientes al déficit de inversión en infraestructura social. «Esta aproximación tiene especial interés para los inversores institucionales debido al carácter largoplacista, estable y de impacto de estas inversiones; donde existe una duración media de los contratos elevada, se da cobertura a la inflación, se descorrelaciona de los activos tradicionales por su independencia del ciclo económico y se contribuye a generar un impacto social y económico positivo», explican desde Spainsif.
Además de las ya mencionadas, el experto de Pictet nos invita a pensar en otra estrategia relacionada con la salud: la nutrición, uno los factores básicos de una vida sana, junto con unos mejores hábitos. De hecho, uno de los grandes retos de la sociedad es la obesidad, favorecida por el incremento de la riqueza y consumo de alimentos procesados, sumada a otras enfermedades crónicas asociadas al estilo de vida occidental y el sedentarismo.
En el ecosistema de inversión sostenible español, podemos encontrar ejemplos de inversión temática en la lucha contra el cáncer o en biotecnología, donde se analizan la eficacia, la seguridad y la capacidad de satisfacer una necesidad social real de los productos y servicios del sector salud. De manera más transversal, la inversión sostenible en salud destaca en productos dedicados a las economías emergentes, donde la incipiente clase media y creciente envejecimiento de la población aumenta la demanda de cobertura médica; y en la inversión en infraestructura social. A su vez, oportunidades sobre fenómenos como el envejecimiento de la población, la integración de la salud mental en la vida profesional y la ineficiencia del gasto público en salud, comienzan a abrirse paso en la oferta y diseño de productos de inversión, según aseguran desde Spainsif.
Las ventajas y los riesgos de la inversión en salud
En el contexto empresas dedicadas a la biotecnología, las compañías que desarrollan tecnologías para la investigación básica, los laboratorios y las farmacéuticas, desde Spainsif localizan tres cuestiones que ocupan buena parte del mapa de riesgos y oportunidades desde la inversión sostenible en salud. En primer lugar, el acceso a los medicamentos. Revertir esta situación puede presentar impactos comerciales potencialmente significativos, durante los últimos 3 años, el número de compañías que están desarrollando un plan general de acceso a medicinas, vacunas y diagnósticos para países con niveles de renta media y baja aumentó de 1 a 8.
En segundo lugar, la resistencia antimicrobiana, la cual supone un riesgo con potencial para socavar sustancialmente la recuperación financiera y las perspectivas futuras de la economía mundial. Por último, la escasa investigación de patógenos con potencial epidémico.
A la hora de integrar las tendencias y los riesgos derivados de la salud en el análisis financiero son frecuentes el uso de rankings y puntuaciones cuantitativas, la delimitación de líneas rojas a nivel sector y la construcción de indicadores clave. La elaboración de índices de referencia sobre resistencia antimicrobiana y acceso a los medicamentos es un ejemplo de aplicación de estas herramientas, junto con la producción responsable de medicamentos y la I+D+i.
Sin embargo, Rengifo advierte del riesgo regulatorio que hay en las industrias de la salud, debido a la presión de los gobiernos para bajar la factura del coste sanitario. “Al respecto, el sistema se acerca lentamente a un modelo basado en valor, que implica pagar por resultados. Ello cambiará el enfoque hacia la prevención y tratamientos altamente eficaces”, explica.
Además, esta industria está basada en la innovación, que permite márgenes muy interesantes. “Los crecientes costes de atención sanitaria requieren eficacia y vemos resultados altamente prometedores en telemedicina, robótica, procedimientos mínimamente invasivos y análisis de datos”, explica Rengifo.
Muchas de estas empresas cotizan en EE. UU. y Canadá, con exposición global de sus ventas, incluyendo mercados emergentes. «Se trata de empresas que favorecen hacer frente al reto global de ayudar a las personas a mantenerse sanas el mayor tiempo posible, mediante nuevos medicamentos; tecnología médica y servicios. Son empresas innovadoras en nuevos ciclos de producto, muchas de pequeña y media capitalización, que no están en los índices tradicionales y que, siendo ganadores del futuro, facilitan diversificar la cartera de inversión”, expone Rengifo.