APIA y Triodos Bank han organizado un debate sobre la sostenibilidad en el que han profundizado, entre otros temas, en la importancia de la regulación, y en particular del proyecto de Ley de Cambio Climático en España y el Plan europeo de Finanzas Sostenibles, para definir un nuevo paradigma del sistema financiero que facilite una economía que ponga en relación la inclusión social, el equilibrio medioambiental y la solidez financiera.
En el evento, moderado por María García, presidenta de APIA y periodista especializada en información medioambiental, ha participado, entre otros, Mikel García-Prieto, director general de Triodos Bank, el cual ha recordado que seguimos viviendo momentos de incertidumbre y ha resaltado la importancia de “tener una dirección compartida y asentar una recuperación verde que nos ayudará a navegar estos tiempos inciertos que vienen por delante”.
En este sentido, el experto localiza tres claves de esta crisis sobre las que establecer dicha dirección compartida. En primer lugar, los desequilibrios en la relación del ser humano con el resto del medio natural, con impactos muy relevantes desde el punto de vista de la salud. Por otra parte, el sistema económico centrado en la eficiencia que ha demostrado su fragilidad. Finalmente, también se ha constatado que las crisis afectan especialmente a los más vulnerables y que para ser más resilientes debemos trabajar en un modelo basado en la distribución equitativa de la riqueza.
El camino hacia un modelo basado en la relación de la rentabilidad, el riesgo y el impacto
La lectura que saca el Mikel García-Pietro de estas tres claves es que debemos pasar de un modelo histórico de la variable rentabilidad-riesgo, a un modelo de tres variables: impacto-rentabilidad-riesgo. “Cada decisión económica debe tener en consideración su impacto. Hasta ahora la economía estaba siendo ajena a esta dimensión y delegaba la responsabilidad al sector productivo. El sistema financiero en sus decisiones de inversión es corresponsable de su impacto”, explica.
Según relata, cinco años después del Acuerdo de Parías hemos “hablado mucho y hecho muy poco” y demanda más información acerca de las cosas que podemos poner en marcha ya. “Desde ahora, el sistema financiero debería ser transparente en el uso del dinero y su impacto. Es importante tener objetivos. Igual que a la industria de la movilidad o la energía se le están poniendo objetivos, la financiera también debería tenerlos”, esgrime.
En palabras de Mikel García-Prieto: “Debemos definir, con claridad y detalle los objetivos de descarbonización para el 2030, y debemos hacerlo ya, con planes de desinversión fósil, financiación de lo verde y a través de la medición y publicación de la huella de carbono asociada a las inversiones. Tenemos que proporcionar a nuestros clientes la información necesaria sobre el uso que damos al dinero que nos confían para que tomen decisiones financieras conscientes”.
Asimismo, el experto ha defendido que cada vez es más importante que cada persona pueda tomar una decisión consciente en el plano económico. “Para ello necesita una información transparente y que la regulación ayude a que el ciudadano pueda elegir”, añade.
En su valoración sobre la Ley de Cambio Climático, García-Prieto ha afirmado que “es un paso adelante y muy relevante incorporar en el texto al sector financiero como uno de los sectores clave que tienen que impulsar la transición. Pero la propuesta para el sector financiero es un poco ambigua, porque le exige que analice cómo el cambio climático afecta a sus préstamos en lugar de exigirle cómo tu cartera de préstamos impacta en el cambio climático y cuáles son los objetivos que tú debes tener para reducir ese impacto. Por mi parte surge ahora una buena oportunidad para mejorar esa ley para no sólo se proteger las carteras del cambio climático, sino también hacer que las carteras de los préstamos mitiguen todos los riesgos que pueden venir de la aceleración del mismo por actividades que ya no se corresponden con estos tiempos”.
En su intervención, Mar Asunción, responsable del programa de clima y energía en WWF España, se refirió a la Ley de Cambio Climático como “una pieza clave sobre la que debe girar la recuperación económica, aprovechando la gran cantidad de recursos económicos que vendrán de Europa para acelerar la descarbonización”. Para ella “es fundamental que haya una tramitación parlamentaria constructiva que la mejore en términos de ambición, y que sea el marco general para el desarrollo de Planes y estratégicas específicas que la aterricen de manera coherente con acciones que prioricen la creación de empleo, la sostenibilidad ambiental, y nos haga más resilientes a futuras crisis”.
Asimismo, la experta ha compartido la opinión del director de Triodos, y ha señalado que es necesario publicar objetivos específicos de las carteras de inversión que estén basados en la ciencia. “Es importante que los clientes finales conozcan qué impulsa su dinero y que todas las entidades financieras tengan que dar información detallada de hacia dónde van las inversiones en las que los clientes depositamos nuestro dinero”, ha demandado.
Para Nicolás González Casares, eurodiputado y miembro de la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo, “hablar de finanzas sostenibles es fundamental porque es preciso tener los recursos necesarios para la transición urgente y justa. Estamos en un momento importante y de acoplamiento entre la legislación de cambio climático que se apruebe en los próximos meses en España y la regulación europea. Es necesario compartir esfuerzos para que el punto final sea el mismo”.
En lo relativo a las finanzas y a la inversión González Casares señaló que “será necesaria en cantidad, sin olvidar la exigencia de que sean inversiones bajas en CO2 penalizadas de cara a reguladores e inversores. En toda esta situación, la taxonomía (en vigor desde 20 de julio) va a jugar un papel fundamental, con la definición de lo que es verde y lo que no. En el marco plural en el que estamos, hay que estar en guardia para que en la normativa europea no se “cuelen” actividades como la energía nuclear o algunos combustibles fósiles”.