Se acabaron las excusas para no invertir con criterios ISR: los mitos de que la inversión sostenible reduce el universo de inversión, no cuenta con la demanda de los clientes y resta rentabilidad han sido desmontados, lo que impulsa la demanda no solo del inversor institucional sino también del minorista y otorga a esta estrategia un gran potencial de crecimiento, en el presente y para el futuro. Así lo defendieron varios gestores, asesores y selectores de fondos de entidades como Tressis, Andbank, Spainsif, Imantia Capital, CaixaBank AM, Fonditel y AFI, reunidos en torno a una mesa de debate organizada por la gestora internacional BMO Global Asset Management, cuyo responsable en España es Luis Martín, y que lleva la ISR en su ADN (cuenta con 500.000 millones de euros en activos -propios y de cerceros- con prácticas de engagement, y tiene una potente oferta de fondos de inversión responsable).
De hecho, y a pesar de que cada vez más entidades nacionales están implementando este tipo de estrategias, son las internacionales las que llevan la batuta en ISR en España: según explicaba Francisco Javier Garayoa, director de Spainsif –que acaba de celebrar 10 años de evolución de la inversión sostenible-, la asociación cuenta con 69 asociados, de los que 28 son gestoras de activos y, de estas últimas, 18 son firmas internacionales. Gestoras que están siendo muy activas para permitir al mercado español sumar puntos y alinearse con otros mercados foráneos más avanzados, apoyadas en un mayor esfuerzo de las administraciones públicas, en una regulación que incentiva estas estrategias y en el derrumbe de mitos tradicionales que atacaban la ISR.
“Sobre el acto de aniversario destacamos la presencia especial de la administración española, con un gran soporte desde del Ministerio de Economía. La CNMV, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, el Banco de España… todos están alineados con las iniciativas internacionales en ISR (el plan de acción de la Unión Europea) y eso es un síntoma magnífico. Coinciden en que la apuesta por la ISR no tiene marcha atrás y hay que ponerlo en la agenda y el marco regulatorio”, explicaba Garayoa.
De hecho, los expertos coinciden en el papel de la legislación como un motor de gran importancia para el desarrollo de la inversión responsable. Así, si en un principio obligaba al inversor más institucional, sobre todo a los planes de pensiones de empleo -los primeros y más importantes consumidores de ISR por esta misma razón- ahora, con el plan de acción de la UE, la ISR podrá extenderse también al particular, gracias a una mayor claridad en los términos y normativas inversoras. Salvando las elecciones europeas, la previsión es que el primer borrador del grupo de taxonomía esté listo en otoño, según Spainsif. Luego vendrán trabajos de otros grupos, por ejemplo, el de índices de referencia, introduciendo nuevas métricas, como la huella de carbono, en la construcción de benchmarks.
Y también vendrá el desarrollo normativo para poder trasponer y encajar los temas en MiFID II. Elena Ruiz, responsable selección de fondos long only en CaixaBank AM, cree que el cambio real en ISR se producirá precisamente cuando MiFID II obligue a preguntar a los clientes si quieren incluir los criterios ESG en sus carteras: “Mucha gente va a pedir carteras mixtas diversificadas con producto dedicado ESG. Lo estamos viendo”, explica.
Del institucional al retail
En el proceso evolutivo de la ISR, el primer consumidor ha sido, y sigue siendo, el inversor institucional: el año pasado, más del 70% de los planes de pensiones de empleo –con 36.000 millones de euros bajo gestión en total- aplicaban criterios ESG en su política de inversión, buscando generar estabilidad en el sistema financiero y canalizar el ahorro a nivel europeo hacia proyectos de impacto ambiental, social y de gobernanza. “En España más del 90% es inversión institucional”, explican desde Spainsif.
También lo recuerda Fernando Aguado, director de Inversiones de Fonditel, que reconoce el papel de los planes de pensiones de empleo como impulsores de la ISR en los últimos años: “Su órgano máximo es la comisión de control, donde están representadas dos partes, los empleados y la empresa. Ambos están concienciados con la ISR: los primeros, por lo que les toca más de cerca, temas como la repartición de la riqueza, la igualdad o el medio ambiente… y la empresa, porque conoce los beneficios de contar con una buena responsabilidad social corporativa y reputación. Estos planes han contratado mandatos de gestión, de forma que la ISR ha emanado en España desde las comisiones de control hacia las gestoras, como primer impulso. A partir de la regulación, se ha ido generando también una mayor conciencia entre las gestoras y una mayor demanda entre el público y estamos en una especie de boom de la ISR que sí tiene algo de moda, no nos engañemos”. En este sentido, Aguado pide trabajar para que la ISR se convierta en algo realmente real, que trascienda cualquier moda, y sea entendido por todos como algo necesario. “La regulación obliga a transformar la ISR desde una moda a una realidad estructural”, dice, junto con otros factores que impulsan la oferta de las gestoras, como el hecho de que las entidades logren ventajas competitivas mediante esta oferta sostenible y, sobre todo, una mayor demanda de los consumidores. En resumen, Aguado cree que el inversor retail también debe entrar y beneficiarse de sus ventajas.
De hecho, todo a punta a que esta realidad dominada por el institucional se ampliará, con la paulatina demanda del minorista, lo que obligará a las gestoras nacionales a implicarse con más intensidad: “Las gestoras nacionales también se están implicando y tendrán que hacerlo con más fuerza debido a una realidad: hasta ahora el peso de la ISR estaba en el inversor institucional pero ahora también está despertando toda la parte retail”, explica Garayoa, que pone como ejemplo la creciente oferta de gestoras y entidades financieras para este inversor.
Entre ellas, Tressis. Ignacio Perea, su director de Inversiones, explica cómo hace unos años lanzaron estas estrategias: “Queríamos hacer donaciones a proyectos relacionados con los empleados, con familiares o amigos enfermos o discapacitados, y a partir de ahí decidimos transformarlos en una idea de inversión. Hace cuatro años creamos las primeras carteras ISR, con clientes como fundaciones, organizaciones religiosas y ONG, y a partir de ahí se empezaron a incorporar nuevos actores, como pymes”, explica. El equipo de Tressis se fue formando y sus activos aumentando hasta llegar a la dimensión actual, y pueden seguir creciendo también entre el inversor minorista, pero solo si hay menos confusión y más claridad, según Perea: “Hay fondos solidarios, sostenibles, de impacto… hemos de dar algo comparable al inversor y homologar conceptos, algo que está aún en fase de desarrollo en el Parlamento Europeo pero que va para adelante. Hemos de hacer un gran esfuerzo para dar confort al cliente minorista”.
“Es fundamental homologar a nivel nacional e internacional y el primer paso es el tema de los ODS (objetivos de desarrollo sostenible). Si los proveedores de índices tienen diferentes criterios, habrá confusión sobre todo en gestoras pequeñas que no tengan capacidad de análisis”, advierte Francisco Blasco, responsable de Fondos de fondos en Imantia Capital. “La falta de homologación es el mayor riesgo hoy para este tipo de inversión. Siempre habrá diferentes filosofías para invertir, pero han de medirse contra algo común. Ahora no hay homologación en ratings, ni en definiciones… es el principal riesgo. Al cliente le podemos transmitir esta inquietud de no saber lo que está comprando. Si no somos capaces de ponernos de acuerdo en qué términos usamos, y buscar un marco de actuación conjunto para medirnos, va a ser muy difícil que el retail pueda acabar convencido, y que lo entienda como algo necesario y propio”, advierte Aguado.
Para Spainsif, debido al plan de la UE que desarrollará la taxonomía en otoño, “la problemática tiene los días contados», y todo va a cambiar ya el año próximo, con los proyectos “en ebullición” del Parlamento Europeo: “No podemos permitir que el inversor retail sufra de la falta de homogeneización que hay en la terminología. El profesional tiene mayores herramientas de análisis pero el particular no y hemos de quitar confusión. El proceso de formación a las redes es muy importante, para que cambien su mentalidad y se normalicen estos productos”, dice Garayoa.
Información y formación
Para Marian Fernández, responsable de Macroeconomía de Andbank España, las entidades han de dar mucha formación e información sobre ISR para captar al retail, y para dar profundidad a su inversión y que la entiendan como mucho más que una moda: “Hace poco que hemos lanzado nuestra estrategia pero sí vemos una importante predisposición entre el público retail, que va acompañada de un cambio social (una mayor preocupación por el cambio climático, por la igualdad de género…) El cliente está muy dispuesto, pero no tiene la formación e información del institucional y esa es la barrera donde las entidades hemos de insistir”, explicaba. Según sus datos, más del 50% conoce la ISR, el 20% la conoce «algo», pero aún son muchos los que la desconocen: “Ahí hemos de hacer una potente labor didáctica, no solo con el inversor minorista sino también en la formación de las redes”, algo que se está produciendo en los segmentos de negocio más alto, pero aún tarda en llegar en los más bajos. “Hemos de poner de manifiesto que la ISR no es inversión ética, que es rentable, que reduce el riesgo y es medible, y echar abajo falsos conocimientos”, añade.
Se muestra de acuerdo Blasco, que confía en que la ESG estará muy normalizada dentro de unos años (“invertiremos sin pensar en ello”, dice) y niega que sea una moda entre el institucional, aunque sí cree que puede serlo entre el retail. Pero una moda que llega para quedarse: “Los jóvenes sobre todo piensan en invertir con criterios ESG y es fundamental que hagamos una labor de formación, porque ello implica beneficios para la sociedad y además en términos de rentabilidad, y menor riesgo”, dice.
“En banca privada tenemos un equipo de filantropía que está formando a banqueros y, en gestión discrecional, ofrecemos carteras que ofrecen fondos dedicados ESG para crear productos multiactivos”, explica Ruiz, desde CaixaBank AM. En la firma, empezaron a seleccionar fondos ISR en 2015, pero han visto un claro cambio hace seis meses, con importantes flujos del cliente final sobre todo en productos temáticos y ecológicos, los más fáciles de entender.
Desde productos temáticos a la ISR
Para Luis Martín, responsable de BMO Global Asset Management España, ahora puede haber confusión, pues de los 7.500 millones de euros en fondos ISR, 6.000 están en fondos temáticos, pero eso cambiará: “Aún en España se asocian los fondos ISR con los temáticos, y no con fondos generalistas que invierten en compañías que cumplen criterios ESG. Pero eso cambiará y el crecimiento vendrá no por productos temáticos sino por fondos genéricos que se midan contra índices genéricos pero que incorporen factores ISR”.
También cree en esa evolución Aguado: “Es más fácil generar ahí demanda, empezando por cosas sencillas, como el cambio climático o el agua, pero con el paso de tiempo no se va admitir que un fondo no incluya la ISR. Todos los fondos tendrán que integrar estos criterios, y aunque los temáticos pueden considerarse la puerta de entrada a la ISR, al estar más de moda, irán disminuyendo su peso porque aparecerá otra cosa distinta que tomará el relevo de esa moda. Entonces, la ISR ya habrá triunfado porque estará en el corazón de la gestión de cualquier producto”.
“La integración ESG es la nueva normalidad, es un proceso evolutivo y transversal. Otra cosa es la respuesta que des a través de la adecuación de tus productos, y ahí hay cabida para muchas cosas (fondos de impacto, multitemáticos, sostenible…)”, añade Fernández.
Abajo los falsos mitos
En ese proceso de extensión de las estrategias y de captar al cliente final mediante formación e información, es fundamental echar abajo falsos conocimientos. Así, la ISR gana tracción en la medida en que se van desmontando los mitos de sus desventajas como estrategia de inversión. En primer lugar, la de que resta rentabilidad: “La guinda de la ISR ha sido la constatación de que es rentable y de que su rentabilidad no ha sido peor, lo que está permitiendo que se asiente y sea obligada sobre todo entre el inversor institucional”, comenta David Cano, Socio de Afi y director general de Afi Inversiones Financieras Globales, EAF. Para el experto, ya hay track record que permite comprobar que la ISR sí es rentable o al menos no resta rentabilidad, aunque matiza que es importante separar la rentabilidad de los flujos en los análisis: “Al menos se gana lo mismo y en algunos casos más. Con que no dejes de ganar hay muchos inversores que ya están dispuestos a entrar”, asegura.
Todo depende de los activos, dicen los expertos, pero hay algunos, destaca Blasco, como los mercados emergentes, donde a veces se obtiene más rentabilidad aplicando criterios ESG. “La ESG en emergentes es fundamental, y eso lo demuestran nuestros fondos”, añade Martín desde BMO Global Asset Management: “En estos mercados, hay muchas firmas gestionadas por familias y amigos, y los fondos que invierten en compañías más alineadas con el accionista y con una RSC más occidentalizada lo hacen mejor”, añade. Aunque en otros, como en renta fija, es más difícil aplicar estos criterios, dicen los expertos.
En cualquier caso, reconocen que medir la rentabilidad es muy complejo y que, más que adoptar el discurso de que la ISR es más rentable, es mejor explicar que ayuda a mejorar el binomio rentabilidad-riesgo a medio y largo plazo: “Incluir factores de sostenibilidad dentro de la selección de títulos y de la gestión mejora el binomio rentabilidad-riesgo porque ayuda a evitar riesgos adicionales que desde un punto de vista económico no han sido planteados”, dice Aguado. Así, según las estadísticas, el 42% de los inversores usan estos criterios porque mejora el perfil de rentabilidad-riesgo, el 35% por la responsabilidad fiduciaria, el 34% porque ayuda a lograr mejores metas de rentabilidad ajustada al riesgo y solo el 20% lo hace para obtener mejores rentabilidades absolutas. “Evitando el 20% de los peores días de mercado se puede duplicar la rentabilidad a largo plazo. Del mismo modo, si somos capaces de evitar el 20% de las compañías con riesgo ideosincrático por razones relacionadas con el buen gobierno, el medio ambiente y la responsabilidad social, nuestras rentabilidades serán mucho mejores: este es el vínculo filosófico que debe unir a los gestores para integrar estos criterios dentro de nuestros procesos”, añade.
Perea recuerda que es rentable, ofrece mayor nivel de convicción y una menor volatilidad y caída con el tiempo. “Somos gestores de riesgo. Es más fácil que los mercados penalicen a una empresa por hacerlo mal que la premien por hacerlo bien”, recuerda Fernández. “Los equipos de análisis de BMO Global Asset Management han estudiado la relación entre rentabilidad e ISR y hay una aparente correlación de las compañías entre puntuar bien en ISR y su buen comportamiento en el mercado. Aunque las rentabilidades son más controvertidas, lo que está claro es que ayuda a reducir los riesgos”, dice Martín. En resumen, los expertos insisten en que con la inversión sostenible no se trata de hacer obras de caridad para dejar de ganar dinero, sino que es una forma de obtener las dos cosas: retornos y ayudar a tener una sociedad mejor estructurada.
Y es medible
Y también muy importante, sus efectos son medibles y es palpable la influencia de las gestoras en las empresas en las que invierten, lo que ha elevado el universo de inversión para los fondos ISR, dando portazo a otra de las críticas tradicionales: “Hace 10 años se decía que, al aplicar los criterios ESG, el universo de inversión se reducía y era difícil encontrar empresas. Ahora el compromiso de las compañías con los temas medioambientales, social de gobernanza ha mejorado, y esa limitación no es tal”, dicen en Spainsif, donde recuerdan la gran masa de firmas cotizadas alineadas, tras COP21, lo que arrastras a más empresas y a los inversores.