Las gestoras de fondos de inversión analizan y seleccionan los activos en los que quieren invertir con el objetivo de obtener una rentabilidad a medio y largo plazo de esa inversión. En el caso de un fondo de inversión sostenible esos activos se seleccionan bajo unos criterios de sostenibilidad medioambiental, social y de gobierno corporativo, los denominados criterios ASG. Un primer paso en la selección de esos activos (tanto empresas como deuda) es excluir los que no alcanzan ciertos requisitos, pero las gestoras que quieren ir más allá practican lo que se llama el «activismo accionarial».
El «activismo accionarial» surge de la necesidad de las gestoras de incrementar su universo de inversión y de mejorar el rating de sostenibilidad de las empresas en las que invierten. Como explica, Carlo Fassinotti, especialista de ESG en Nordea AM, «si no mantuviéramos un diálogo positivo con las empresas para que mejoren determinados aspectos, nuestro universo de inversión se reduciría mucho y provocaría el efecto contrario, no habría cambios».
En el caso de Nordea, con 34.800 millones de euros en activos gestionados bajo criterios ASG, ese diálogo con las empresas se produce incluso con aquellas en las que no invierten, ya que existe la posibilidad de que se produzcan cambios y finalmente acaben formando parte de su cartera. «Hay ejemplos, sobre todo en países emergentes, de empresas con un rating de sostenibilidad bajo que, tras un período de dos años, mejoran su rating y las incluimos en cartera», señala Fassinotti, durante un encuentro informativo.
También hay ejemplos de lo contrario y uno de ellos es el de Facebook. Cuando estalló el escándalo de Cambrigde Analytical, la red social más grande del mundo estuvo bajo la presión de tener que explicar cómo fueron utilizados los datos de más de 50 millones de usuarios con fines políticos. Como gestora que invertía en Facebook, Nordea fue uno de los accionistas que pidió explicaciones a la empresa de Mark Zuckerberg y, a la espera de recibirlas, congeló de forma temporal las inversiones de su gama STARS de fondos sostenibles. Una respuesta inadecuada por parte de Facebook precipitó que finalmente Nordea redujera el rating de la empresa, que pasó a ser «no invertible» para los fondos STARS.
Pero, además de ejemplos concretos, el «activismo accionarial» que pueden ejercer las gestoras sobre las empresas en las que invierten se concreta en su derecho al voto en las juntas de accionistas. El voting portal de Nordea muestra cómo la firma nórdica ha actuado en todos los temas relacionados con la sostenibilidad y el gobierno corporativo. Por ejemplo, en el caso de Nordea ha votado en contra del 8% de las propuestas sometidas al voto de los accionistas entre las que se incluyen 46 de carácter medioambiental y 39 de gobierno corporativo. En palabras de Fassinotti, «cada empresa comete ‘fallos’ diferentes, unas en los aspectos medioambientales y otras en el ámbito laboral. Cumplir con los requisitos que establecemos no significa que todo es perfecto, siempre se puede mejorar».