La gestora de activos Legg Mason acaba de lanzar la última edición de su Global Investment Survey, una encuesta anual en la que participaron 16.810 personas de 17 países diferentes. La primera oleada publicada en nuestro país proporciona información de gran valor relacionada con la educación y los conocimientos en el ámbito financiero de los inversores españoles. Sus principales conclusiones se dan a conocer con motivo del Día de la Educación Financiera, que se celebra en España el próximo lunes 1 de octubre.
Uno de los primeros aspectos analizados en la encuesta es quién debería dedicar más esfuerzos a impartir educación financiera en España. Más de la mitad (52%) de los inversores españoles encuestados considera que las instituciones educativas, como los colegios y las universidades, deberían incrementar sus esfuerzos por impartir educación financiera. Del mismo modo, el 49% considera que también los bancos deberían hacer más en este ámbito y el 43% sostiene lo mismo respecto a las instituciones públicas (Gobierno central/gobiernos autonómicos).
En cambio, solo el 3% considera que cada individuo debería ser autodidacta respecto a la educación financiera o buscar información por su cuenta. Se trata del porcentaje más reducido de inversores que sostienen esta afirmación entre los países europeos que participaron en la encuesta, junto con Italia.
Javier Mallo, responsable de Legg Mason para España y Portugal, comenta: “Proporcionar una educación financiera de calidad y accesible por igual para todos debería ser una responsabilidad compartida entre instituciones públicas y privadas, familias, colegios, universidades e individuos. Se trata de una herramienta que nos permite tomar decisiones financieras responsables y mejorar nuestro futuro en términos financieros”.
El papel del asesoramiento financiero
En cuanto a su nivel de conocimientos financieros, tan solo el 2% de los inversores españoles se define como “experto” (“sé mucho, no necesito saber más”). Junto con Japón, se trata de la menor proporción de inversores que se consideran “expertos” entre los 17 países que participaron en el estudio, que arrojó una media general del 7%. Del mismo modo, un cuarto (24%) de los inversores españoles considera tener conocimientos “avanzados” (“sé más que el resto, pero podría saber más”), mientras que algo más de la mitad (53%) describe su nivel como “intermedio” (“sé lo suficiente como para gestionar de forma efectiva mis inversiones”).
Por su parte, el 18% describe su nivel de conocimientos financieros como “básico” (“tengo solo conocimientos básicos, me vendría bien saber más”) y, por último, el 2% se considera “principiante” (“mis conocimientos son muy limitados”).
Existe un vínculo entre algunos de estos resultados y la utilización del asesoramiento financiero profesional por parte de los inversores españoles. Por ejemplo, más de la mitad (52%) de los inversores españoles solicita asesoramiento financiero para tomar todas/la mayoría de sus decisiones, seis puntos porcentuales por encima de la media europea (46%) y un nivel similar al porcentaje de inversores que describe su nivel de conocimientos de inversión como “intermedio”. No obstante, menos de uno de cada diez (7%) no utiliza asesoramiento en ningún caso, mientras que el 21% solo hace uso de estos servicios en contadas ocasiones.
El estudio de Legg Mason también muestra cómo el nivel de conocimientos de inversión se traslada a la comprensión de conceptos específicos.
De este modo, se preguntó a los inversores españoles sobre su comprensión respecto a diferentes conceptos relacionados con la inversión e “inversiones de riesgo reducido/elevado” (el 65% lo entendía a la perfección), “inversiones activas/pasivas” (el 41% lo entendía a la perfección) y “criptomonedas” (el 41% lo entendía a la perfección) son los términos que mejor afirman comprender de entre los conceptos enumerados en el gráfico.
Por otro lado, los “roboasesores” (solo el 19% afirmó entenderlo a la perfección) e “inversión sostenible/basada en criterios ESG” (el 24% afirmaba entenderlo a la perfección) se sitúan entre los conceptos que menos entienden los inversores.