Tras las sorpresas de Trump, el Brexit y el rally de activos en Francia, los últimos focos de preocupación en Europa son las elecciones en Alemania, Reino Unido y, sobretodo, cómo se desarrollen las negociaciones para la salida de Reino Unido de la Unión Europea. “El Brexit va a ser tremendamente difícil para Reino Unido porque la tasa de ahorro del país es de las más bajas de Europa y su economía depende en gran medida del consumo. Esa es la principal razón de nuestra rotación de activos de Reino Unido a EE.UU. y el resto de Europa”, explica Anthony Doyle, director de inversiones del equipo de renta fija de M&G, en un reciente encuentro con inversores en Madrid.
Doyle, sin embargo, ha dibujado un panorama halagüeño para la economía del viejo continente donde la confianza de los consumidores está en su nivel más alto de los últimos 10 años, con más gasto y mayor crecimiento. “El crecimiento sorprende a muchos economistas y cuando analizas los indicadores clave lo que ves es fortaleza”.
Tampoco parece haber nubarrones en el horizonte de la economía estadounidense. En su opinión, la fortaleza de EE.UU. continuará al tiempo que Donald Trump tendrá éxito en su reforma fiscal y la inflación aumentará. Un contexto en el que se disfruta, además, de unas condiciones financieras positivas con una “buena salud del consumo y créditos muy baratos” en los próximos 12 meses.
El activismo de los bancos centrales
En opinión de Doyle, el mercado descuenta una subida de los tipos de interés en EE.UU. en este mes de junio hasta la horquilla del 1-1,25%, pero las expectativas de otra adicional subida en el mes de diciembre no son tan claras. Este, junto al inicio del «tapering» por parte del BCE son dos elementos clave para los próximos meses. Pero más allá de estos eventos, el experto cree que “la actividad compradora de los bancos centrales continuará influyendo en los precios de los activos durante años”.
Emergentes: riesgos y oportunidades
Tras la rebaja de rating a China por parte de Moody’s, para Doyle uno de los elementos más preocupantes es precisamente el elevado nivel de deuda sobre PIB del país, algo que constituye una verdadera crisis financiera para la zona.
En este sentido, desde M&G creen que la selección de deuda soberana y corporativa sigue siendo clave apostando por los mercados emergentes cuya actividad exportadora se vea beneficiada por la debilidad de sus divisas. Doyle señala que la rentabilidad del bono a 10 años americano ha estado fuertemente correlacionada con el dólar desde febrero de 2016. Por eso se muestra convencido de que “la rentabilidad del Treasury subirá y el dólar también lo hará a medida que Trump sea capaz de sacar adelante sus proyectos en el Congreso”.
Además, la evolución de los tipos de interés a un lado y a otro del Atlántico se han desacoplado lo que les lleva a esperar una revaloración a medida que la inflación aumente. “Es la razón por la que estamos expuestos a bonos europeos de duraciones cortas por debajo de 3 años. Los inversores están esperando subidas de tipos e inflación”, afirma.
En relación a la renta fija corporativa, Doyle cree que “todavía están aguantando bien a pesar de la incertidumbre económica y esto sugiere que hay todavía valor en crédito con grado de inversión cuyos spreads han estado históricamente bajos desde 1996”.
El MG Global Macro Bond Fund mantiene en cartera bonos con grado de inversión estadounidenses que “tienen una calidad similar a los europeos, pero no son objeto de compra por parte del BCE”. Doyle destaca, por ejemplo, el buen comportamiento de los bonos subordinados del sector financiero en las últimas semanas.