El crecimiento de los ETFs a nivel mundial todavía no ha llegado a España, pero se le espera. De hecho, según André Themudo, miembro del equipo de ventas de BlackRock Iberia, aunque el porcentaje de inversor institucional sigue acaparando el 70% del total, el inversor particular empieza a comprender las ventajas del producto. Una de ellas es la diversificación que le proporciona permitiendo casi cualquier exposición de mercado, explica Themudo. “La gran demanda que observamos es precisamente por este motivo. Si antes, en los comienzos de los ETFs, se utilizaban de una forma muy táctica, hoy lo que observamos son posiciones mucho más nucleares en la cartera”.
Además de la flexibilidad (entrar y salir de un ETF tiene la misma complejidad que comprar y vender acciones) otro de los beneficios que apunta Themudo es la transparencia. “En cualquier día y momento puedes saber la composición de la cartera. Esto es fundamental porque si lo comparamos con un fondo de inversión, lo normal es que conozcas las posiciones cada tres meses y sólo conozcas algunas de ellas. El objetivo de un ETF es pegarse al índice de referencia al que está indexado”.
La eficiencia en costes es otro de los atractivos que destaca el experto. Aunque reconoce que no siempre se cumple, “de media los costes son más bajos que en un fondo de inversión”. Esto es determinante en algunas clases de activos como Renta Variable Americana. “Ponemos este ejemplo porque pocos gestores consiguen batir el índice S&P 500 en el largo plazo lo que nos lleva a preguntarnos por qué estar pagando entre un 1,5% y un 2,5% de comisión al año en un fondo de gestión activa que, de media, lo va a hacer peor que su índice de referencia, si puedo entrar en un ETF pagando desde un 0,04% y un 0,07% estando indexado al S&P 500”.
En una industria de ETFs global que roza los 4 billones de dólares en activos, iShares (la familia de ETFs de BlackRock) alcanza una cuota de mercado del 36% a nivel mundial y cercana al 50% en España. Para Themudo este aspecto, el del tamaño, es importante para que el cliente pueda beneficiarse del ahorro de costes. “La escala que tiene un proveedor es más importante en ETFs que en un fondo de gestión activa”, afirma.
La mitad de los flujos hacia ETFs en España se concentra en renta fija
Desde el punto de vista de clases de activos, el 79% de los ETFs a nivel mundial invierte en renta variable mientras que el 17% lo hace en renta fija y el resto en materias primas. En cuanto a flujos globales, actualmente el 24% se está dirigiendo a renta fija que es “uno de los grandes motores de la industria en estos momentos”, dice Themudo. “En lo que llevamos de año estamos observando un incremento de los flujos a renta fija y, en el caso de España, es más extremo porque un 50% está entrando en renta fija”.
El motivo de esta diferencia radica en que gran parte del inversor español es institucional en un porcentaje del 70% frente al 30% de inversor particular. “El selector de fondos antes compraba bono a bono y el ETF le permite un ahorro de costes además de ganar exposición y flexibilidad”, afirma. En términos de productos concretos, los productos más distribuidos en España son los que mantienen exposición al S&P 500, renta variable europea así como al crédito europeo
“El tamaño del patrimonio no es excusa para no recurrir al asesoramiento financiero”
La amplia oferta de productos existente en el mercado puede hacer complicada la elección para el inversor particular por lo que el asesor financiero es clave. “Los mercados en el sur de Europa están menos acostumbrados a recurrir a un asesor financiero, pero de la misma manera que vamos al médico cuando nos duele algo o a un mecánico para solucionar una avería del vehículo tendremos que acudir a un asesor financiero para nuestros ahorros personales”, afirma.
En su opinión, además, si antes se trataba de un concepto de banca privada, hoy en día “no es excusa el patrimonio de cualquier ahorrador para no tener un asesor financiero”. Plataformas como el supermercado de fondos de BME, que empezará a funcionar en el mes de junio, contribuye a que el mercado deje de “estar tan polarizado, lo que es bueno para todos fundamentalmente para el inversor particular”.
ETFs: ¿moda pasajera?
El ascenso imparable de los ETFs en un corto espacio de tiempo nos puede llevar a pensar que puede tratarse de una moda pasajera. Themudo admite que “impresiona el futuro y cómo vamos a tener que adaptarnos a él, pero la industria ha evolucionado mucho, antes no había ETFs de renta fija y ahora sí o ETFs que protejan o mitigan el efecto de la inflación”, explica.
Como muestra de la innovación en términos de producto, Themudo destaca los ETFs Smart Beta que no ponderan por capitalización bursátil sino por factores de riesgo y que han tenido una fuerte demanda en 2016. “De las entradas en ETFs de renta variable en todo el mundo, un 23% fue a ETFs Smart Beta”. Otra gama de producto innovadora son los ETFs temáticos, más fáciles de comprender para el inversor particular ya que pueden aprovechar megatendencias de futuro como el envejecimiento de la población, la salud o la robotización.