La eficiencia y la educación financiera. Estos dos conceptos han sido clave y lo serán todavía más con la llegada de MiFID II, cuando hablamos de ETFs. En palabras de Simone Rosti, responsable de UBS ETF para el sur de Europa, este producto ha permitido “la institucionalización del cliente privado” que cada vez entiende más su eficiencia.
En una entrevista exclusiva con Funds Society, Rosti nos explica que lo que está sucediendo ahora en Europa, y en España, es lo que ya ha sucedido en EE.UU. Los inversores institucionales tienen entorno al 60% de sus carteras en fondos pasivos o ETFs y el 40% en fondos activos. En el caso de los inversores particulares, sin embargo, el porcentaje de la inversión activa alcanza el 90% y sólo un 10% es a través de productos de gestión pasiva. En opinión de Rosti, “esto va a cambiar y los inversores particulares van a introducir cada vez más gestión pasiva en sus carteras porque empiezan a entender cómo funcionan”.
Su bajo coste se ha convertido en su principal atractivo porque, como explica Rosti, “en el entorno actual de baja rentabilidad el inversor no puede asumir pagar unas comisiones de entre el 2 y 3% porque no gana nada”.
Para Rosti, las ventajas que puede aportar el producto al inversor particular no se limitan sólo a los costes. “Hasta ahora nos hemos centrado mucho en los costes, pero los ETFs son atractivos también por su transparencia y esto está relacionado con MiFID II. En un ETF podemos conocer su composición cada día mientras que, en un fondo tradicional, incluso en el más transparente, conocemos su composición una vez al mes”, argumenta.En su opinión, esto es clave cuando tienen lugar eventos como el referéndum sobre el Brexit, las elecciones en EE.UU. o el desastre de Fukushima porque “los inversores quieren, en momentos así, moverse rápido, quieren liquidez”.
De igual forma, los ETFs constituyen también una alternativa para la inversión a largo plazo debido a que “cumplen lo que dicen”. “Los gestores activos intentan batir a su índice de referencia, pero no lo consiguen en el 90% de las ocasiones”, afirma Rosti. Eso no significa, añade, que los ETFs no necesiten asignación de activos. “Los ETFs son útiles cuando hay una asignación de activos que los dirige. Si es así, son perfectos para la inversión a largo plazo”.
El reto de los ETFs está ahora en suelo europeo ya que, de un mercado total que alcanza los 3,68 billones de dólares, el 75% corresponde al mercado estadounidense y sólo un 15% al del viejo continente (584.000 millones).