No, la arquitectura abierta no es un edificio con muchas puertas y ventanas. Al menos, no lo es en el mundo de la inversión, aunque bien podríamos establecer un símil según el cual las entidades financieras con arquitectura abierta son aquellas que ofrecen a sus clientes el mayor número de puertas y ventanas a los diferentes productos de inversión. Y no es fácil porque supone ofrecer al cliente productos tanto propios como ajenos, tanto del mercado nacional como del internacional, sin que, a priori, se dé preferencia a unos frente a otros. Se trata de un valor añadido para el ahorrador ya que puede acceder a una oferta más amplia y seleccionar los productos que mejor se adapten a su perfil, ya que, como recientemente advertía la CNMV las entidades financieras ofrecen casi siempre a sus clientes sus propios productos de inversión.
Para Luis Martín-Jadraque, director del Centro de Inversiones de Deutsche Bank España, hay cinco razones por las que el ahorrador se ve beneficiado con la arquitectura abierta:
1.Personalización de la oferta
El primer paso antes de invertir es definir nuestro perfil de riesgo, objetivos y necesidades. Los productos de inversión deben adecuarse a los objetivos del ahorrador, y no al revés. Por ello, es importante contar con un amplio abanico de posibilidades que nos permita elegir la inversión más adecuada. “Los fondos propios de las entidades a menudo no encajan del todo con el perfil u objetivos del cliente, por lo que un banco que priorice a sus clientes les ofrecerá lo mejor del mercado, sea propio o no”. Martín-Jadraque añade además que “el banco debe acompañar al cliente en el proceso de selección, destacando los fondos más adecuados e incluso elaborando carteras modelo”.
2. Alto nivel de adaptación al entorno
La adaptación al entorno de mercado es indispensable para que las inversiones obtengan la rentabilidad esperada. El universo de fondos, extensísimo, permite escoger en cada momento los activos más interesantes, teniendo en cuenta además que una de las ventajas de los fondos es la facilidad para traspasar capital.
3. La internacionalización como punto fuerte
“En un mundo global, las inversiones deben ser también globales”, afirma el experto. Ofrecer productos de un número amplio de compañías gestoras de fondos, que disponen de equipos en diferentes países y de expertos en diferentes áreas, supone que el ahorrador se beneficia de ese conocimiento y del acceso a diferentes mercados. “Esto permite que las carteras de fondos de inversión estén mejor diversificadas, contando con la experiencia de gestores en distintas zonas geográficas que se centran en analizar, por ejemplo, la evolución del sector de la automoción en China o el nivel de exportaciones del petróleo de EEUU”.
4. La importancia de la rentabilidad
“No es lo mismo un fondo bueno que uno excelente” comenta Martín-Jadraque. A la hora de realizar inversiones, es importante tener en cuenta las rentabilidades reales que se pueden obtener en función del perfil de riesgo. “Un ahorrador pierde rentabilidad si el fondo que mejor se ajusta a sus necesidades no es el mejor en su categoría”, comenta.
5. Orientación al cliente
“Contar con un servicio de inversiones que incluye arquitectura abierta es un indicador de la vocación de un banco de ofrecer a sus clientes unos servicios financieros de calidad”, afirma Luis Martín-Jadraque. El director del centro de inversiones de Deutsche Bank España afirma que “una entidad demuestra que su auténtico interés es servir al cliente cuando le ofrece lo mejor del mercado, independientemente de que sea o no un producto propio, y le facilite elegir la inversión más ajustada a sus necesidades”.