La Comisión Nacional del Mercado de Valores ha llevado a cabo por primera vez un ejercicio de «mystery shopping» o inspectores anónimos, con el que ha detectado «algunas debilidades» en las prácticas de comercialización por parte de la banca de los productos de inversión.
Se trata de la primera vez que el organismo regulador utiliza la figura del “cliente misterioso” y los resultados no han hecho sino confirmar una secreto a voces, ya que ha puesto de relieve que en los primeros contactos que se mantienen con las entidades financieras se reciben recomendaciones verbales implícitas que son percibidas como asesoramiento por los clientes.
La CNMV añade que ha detectado «ciertas insuficiencias en la información sobre riesgos y costes» de los productos y ha destacado que la totalidad de los fondos de inversión ofrecidos por la banca eran gestionados por el propio grupo de la entidad.
De la misma manera, se ha detectado el uso de fichas comerciales que recogían de forma imprecisa o incorrecta información relevante del DFI (Documento de Datos Fundamentales) de los fondos de inversión, producto ofrecido en la mayor parte de los casos.
El organismo ha explicado que la actuación de este ejercicio, limitada a la fase inicial o preliminar del proceso de inversión y que se ha efectuado en colaboración con una firma externa, ha consistido en 450 visitas simuladas -clientes o potenciales clientes- a oficinas bancarias en 20 poblaciones.
La CNMV ha asegurado que la experiencia de esta prueba piloto de utilización de «mystery shopping», ha «resultado útil», en particular por la posibilidad de analizar la información e indicaciones verbales que dieron las entidades a los clientes, que constituyen muchas veces «un elemento clave del proceso de decisión inversora». Además, ha advertido de que tendrá muy en cuenta el resultado del ejercicio en sus actuaciones de supervisión y prevé repetirlo en el futuro.