A pesar de las vicisitudes que está viviendo Europa en estos momentos, Blackrock considera que las acciones europeas tendrán resultados mucho más satisfactorios a lo largo plazo. Según su último informe, hay tres motivos para este argumento: las valoraciones por debajo de la media sugieren que el pesimismo económico está en el precio, los valores de calidad que generan ingresos pueden ofrecer estabilidad a medida que el crecimiento se ralentiza y muchas compañías europeas serán clave para el reto energético.
En este sentido, la gestora reconoce que el entorno es complejo. «Europa se enfrenta a un periodo de debilidad económica, ya que la crisis energética agobia a los hogares y a las empresas. Esto agrava un escenario inflacionista provocado cuando la demanda pospandémica choca con la interrupción de las cadenas de suministro. Ahora, el Banco Central Europeo pretende reducir la inflación aumentando los costes de los préstamos, lo que se suma los vientos en contra de la economía», explica.
Si embargo, la gestora considera que es posible ser positivo en la renta variable europea. Su primer argumento para sostener esta afirmación es que las valoraciones por debajo de la media. «El pesimismo económico a corto plazo ya se refleja en los precios de las acciones, y en la diferencia de valoración entre las acciones europeas y las estadounidenses. La dependencia de Europa del suministro energético de Rusia sitúa a la región en una posición vulnerable ante la guerra. Pero las valoraciones de las acciones europeas están ahora por debajo de su media a largo plazo, mientras que las acciones estadounidenses parecen mucho más caras en términos históricos», señalan.
En este sentido, reitera que «las acciones europeas representan ahora un buen valor para los inversores que buscan capitalizar la reciente volatilidad del mercado para ganar exposición a las tendencias estructurales a largo plazo».
La segunda razón que da BlackRock es que los valores de calidad que generan ingresos pueden ofrecer estabilidad a medida que el crecimiento se ralentiza. Apunta que en Europa hay muchas empresas con características fundamentales para superar los periodos de inflación y de menor crecimiento económico. «Es importante invertir en empresas de calidad que sean muy rentables, tengan una fuerte cuota de mercado y aumenten constantemente sus beneficios, su flujo de caja y sus dividendos, independientemente de las condiciones económicas», afirman.
Así la gestora da espacial importancia a los ingresos. Según explica, «hacemos hincapié en los dividendos como fuente clave de rentabilidad en ausencia de fuertes ganancias en el precio de las acciones – y se espera que más del 70% de las empresas europeas restablezcan o aumenten los dividendos tras los recortes sin precedentes durante la crisis COVID, según Barclays Research».
Esto les lleva a buscar «empresas maduras y generadoras de efectivo», que hayan demostrado sus modelos de negocio a lo largo del tiempo y que estén respaldadas por balances sólidos y mercados finales fiables. «Estas empresas pueden encontrarse en todos los sectores, aunque la selección de empresas es clave», señala y apunta directamente al sector de la sanidad.
«En este entorno, favorecemos especialmente el sector sanitario europeo. Algunas de las principales empresas sanitarias del mundo se encuentran en Europa. Buscamos empresas que inviertan en innovación para aumentar su cuota de mercado; que tengan una larga cartera de pedidos y una experiencia que no sea fácil de replicar; que tengan un sólido historial de crecimiento de las ventas durante anteriores recesiones económicas; y que estén preparadas para beneficiarse de las tendencias posteriores a la crisis económica, como la automatización de los laboratorios, una mayor atención a la atención sanitaria del consumidor y la demanda de vacunas innovadoras», añade.
Po último, su tercera razón para mirar hacia la renta variable europea es que considera que muchas empresas europeas son clave para hacer posible un futuro con cero emisiones. «Hay muchas empresas de primera categoría que creemos que están bien posicionadas para ayudar a los gobiernos mundiales a cumplir sus objetivos de emisiones netas cero. La Unión Europea (UE) pretende que las emisiones de gases de efecto invernadero sean un 55% inferiores a las de 1990 en 2030, y alcanzar las emisiones netas cero en 2050. La guerra de Ucrania ha dado mayor urgencia a esta política», afirman.
En concreto, la gestora destaca tres segmentos para invertir: la innovación energética, la eficiencia energética y las energías renovables. «Buscamos invertir en empresas que aporten soluciones innovadoras a la crisis energética y al impulso hacia un futuro de emisiones netas cero, como la producción de hidrógeno «verde» -producción de hidrógeno alimentado por electricidad renovable- que puede sustituir a los combustibles fósiles en la fabricación industrial y también utilizarse para propulsar camiones. También nos gustan los fabricantes de equipos de fabricación de semiconductores, esenciales para el cambio a los vehículos eléctricos» concluyen.