Nuevamente el crecimiento de la economía mexicana se tornará más débil. La solicitud realizada por Estados Unidos y Canadá de consultas para resolver controversias respecto a la política energética va a reducir el dinamismo de la inversión, de la producción y generación de empleo.
Tratando de poner en palabras muy sencillas, la solicitud se fundamenta en que el T-MEC establece que las empresas de los países socios deberán recibir el mismo tratamiento que las empresas nacionales. Ellos consideran que en materia energética no se está cumpliendo la regla, que existe un tratamiento diferenciado a favor de CFE y Pemex, por ejemplo, que energía eléctrica se despacha primero, permisos de importación de gasolina, etc. Existe también el riesgo que la Unión Europea, con quienes tenemos un Tratado de Libre Comercio, realice otra solicitud de controversia con el mismo fundamento, sobre todo en un escenario de recesión en la mayoría de sus países.
Las consultas deberán de iniciar al mes de haberse solicitado y durarán mes y medio las pláticas entre las partes. Lo más probable es que no se llegará a ningún acuerdo. A inicios de octubre se pedirá la creación de un panel para que resuelva sobre el tema, el cual iniciará el estudio de las reclamaciones en noviembre y tendrá su resolución en mayo o junio de 2023.
Dado estos calendarios, el tema se va a politizar por todas las partes. Este noviembre habrá elecciones para el Congreso de los Estados Unidos y a mitades de 2023 elecciones de gobernador en Coahuila y Estado de México, por lo que ambos mandatarios tienen incentivos para aprovechar el tema con sus electores y alargar la resolución lo más posible.
La incertidumbre imperará hasta la mitad de 2023. Si el panel determina que México trata igual a las empresas extranjeras que a CFE y Pemex entonces no habrá consecuencias comerciales. Si concluyen que el trato a CFE y Pemex es más favorable que a las empresas de los países socios, entonces estos podrán establecer sanciones comerciales para resarcirse del daño y el panel establecerá su magnitud.
Si Estados Unidos y Canadá tienen la razón, impondrán aranceles a las exportaciones de México, se materializará las amenazas que alguna vez realizó el expresidente Trump. No sabemos a qué productos, pero seguramente a los que más exportamos, como son la industria automotriz, cerveza, productos agrícolas.
Esta incertidumbre afectará a las inversiones. El anuncio que se hizo en Washington respecto a inversiones de 40 mil millones de dólares de empresas de ese país en el sector energético, seguro se pospondrán por ser el sector materia de la controversia. Los proyectos en la industria automotriz también se desacelerarán porque es un sector que puede ser afectado con las sanciones comerciales y ninguna planta se establece
para cubrir exclusivamente el mercado nacional. También disminuirá el dinamismo de las inversiones en otras actividades orientadas a la exportación, ante la incertidumbre de la aplicación de aranceles, su magnitud y duración.
Por el riesgo que existe de la imposición de aranceles a las exportaciones de México, estamos perdiendo la oportunidad de atraer a las empresas que están saliendo de Asia. Menor inversión significa dejar de ampliar la planta productiva, crecer el PIB a menor tasa y generar menos empleos. Continuarán los años difíciles para la economía mexicana, en un contexto de elevada inflación y recesión.
Columna de Francisco Padilla Catalán