Pese al dominio de Europa en lo referido al universo de la ISR, los mercados emergentes comienzan a coger ritmo e irrumpen con fuerza en escena. Según se desprende el estudio Decarbonisation in Emerging Markets – Perspectives and Insights from Asia* elaborado por Janus Henderson Investors, China, India y Corea del Sur lideran la emisión de instrumentos financieros relacionados con el clima, mientras que la mayoría de los países no recurren en absoluto a la emisión de bonos climáticos.
Según el estudio, la descarbonización de Asia es fundamental para contener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 °C, especialmente teniendo en cuenta que China y la India son dos de los países con más emisiones de carbono del mundo. Sin embargo, la tasa de descarbonización de la región fue del 0,9% en 2020, muy por debajo de la media mundial del 2,5%.
“Este lento avance se debe a un número de barreras, como la dependencia energética de los combustibles fósiles, el acceso restringido a soluciones de servicios ecológicos financieros, el grado de control del mercado por parte de los estados, y los marcos y prácticas deficientes que influyen en los objetivos de emisiones y recopilan datos sobre ellas. Aunque casi tres cuartas partes de los mercados emergentes de Asia han fijado o declarado objetivos de cero emisiones netas, los plazos para cumplirlos oscilan entre 2030 (Maldivas) y 2070 (la India)”, indica el documento.
No obstante, el informe de la gestora afirma que ha mejorado ligeramente el compromiso de los gobiernos con la generación de energías renovables en toda la región, lo que demuestra que los países de todos los tamaños entienden el papel que deben desempeñar. A primera vista, los países menos poblados consumen más energía renovable, pero cuando se contextualiza atendiendo a la población, el consumo relativo de energía renovable de China y la India aumenta considerablemente. El consumo de energía renovable a escala regional está impulsado por la energía hidroeléctrica, principalmente debido a la inversión histórica, pero recientemente la generación de energía eólica y solar está cobrando protagonismo.
En 2021, la región de Asia-Pacífico fue la que más creció en emisiones de bonos verdes en todo el mundo, impulsada por un pequeño número de países. En conjunto, la región colocó 124.530 millones de dólares en bonos verdes en 2021, lo que supuso un aumento del 128% . “En su papel de fábrica del mundo, Asia utiliza una cantidad de energía en su economía (a menudo carbón o diésel) considerablemente mayor que otras regiones. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y conseguir la transición hacia una energía limpia en estos mercados exigen grandes inversiones en la capacidad productiva que puedan canalizar esfuerzos hacia la transformación del mix energético”, señala Matt Doody, analista de renta variable de mercados emergentes en Janus Henderson.
Tal y como indica el informe, el principal reto al que se enfrentan los mercados emergentes es la capacidad de crear marcos regionales o herramientas de financiación verde que sean inmunes a las barreras que levantan los gobiernos de determinados países. “Creemos que se necesita un diálogo más abierto y realista para diseñar soluciones lo suficientemente flexibles para responder a la realidad de los problemas locales, pero lo suficientemente estrictas como para que la región se responsabilice de impulsar el cambio a largo plazo”, añade Doody.
China: oportunidades de la transición ecológica
En su condición de locomotora económica y mayor emisor de carbono de Asia, China está alimentando el auge de las energías renovables en la región gracias a políticas que quieren iniciar una revolución energética. Según recuerda el informe, China ya es responsable de una parte destacada de la generación de electricidad renovable del mundo; las instalaciones eólicas alcanzaron un máximo de 72,5 GW en China en 2020, lo que supuso un aumento de casi el triple respecto a 2019, y la energía solar aumentó un 60%. Con su política nacional, China aspira a producir el 80% de su mix energético total a partir de fuentes renovables en 2060, además de 1.200 GW de capacidad solar y eólica para 2030.
Según la gestora, China también ha desarrollado sus propias normas para asignar y divulgar el uso de los fondos obtenidos con los bonos verdes. “Actualmente, los emisores pueden destinar hasta el 50% de los fondos obtenidos con los bonos verdes a fines corporativos generales. Aunque se trata de un paso en la buena dirección, esto contradice las directrices internacionales que estipulan que el dinero recaudado debe utilizarse exclusivamente para financiar proyectos ecológicos. Esta diferencia es una de las principales razones del desajuste entre los emisores chinos y extranjeros y reduce considerablemente su atractivo para los inversores internacionales”, indican.
En cualquier caso, desde Janus Henderson considera que hay margen para que China se convierta en un destacado emisor público: “Eso enviaría una señal clara del liderazgo mundial de China en materia de financiación verde, abriría el país a una mayor inversión extranjera y probablemente animaría a otros mercados emergentes de la región a seguir su ejemplo. No obstante, la limitada liberalización de la cuenta de capital de China, así como la dominante presencia del Estado en determinados sectores, podrían impedir que esto ocurriera en un futuro próximo”.
Otros actores: India y la República de Corea
Según las conclusiones del informe, a pesar de la gran necesidad de soluciones e inversiones verdes, la apuesta India por la financiación verde era escasa hasta el año pasado, cuando emitió 6.800 millones de dólares en bonos verdes, el mayor volumen desde la primera emisión en 20155. Este rápido crecimiento de las emisiones de bonos se ha visto en parte estimulado por la emisión de deuda pública verde, que se engloba dentro del programa oficial de emisión de deuda del Estado.
El banco central de la India también tiene previsto publicar su marco para la deuda pública verde a finales de este año, junto con un conjunto de incentivos financieros. “Podría tratarse del inicio de una nueva fase de proyectos ecológicos que cabe esperar que aceleren la descarbonización y la transición energética de la India”, advierten desde la gestora.
Por su parte, también destaca el sector energético de Corea del Sur, que sigue dependiendo de los combustibles fósiles y las importaciones, pero el compromiso del país de alcanzar las cero emisiones netas en 2050 está impulsando la venta de bonos verdes. De manera similar al Catálogo de Proyectos Apoyados mediante Bonos Verdes de China, Corea ha desarrollado un marco de bonos verdes y una taxonomía propios para eliminar la ecoimpostura (greenwashing) y ha dado pasos decididos para adaptarlos a la taxonomía de la Unión Europea. El desarrollo de directrices claras de emisión complementa un proceso de solicitud de propuestas puesto en marcha por el Gobierno para una posible emisión de bonos verdes extraterritoriales con la intención de incrementar la inversión extranjera.
En este sentido, Doody añade: “Existe una clara oportunidad para la descarbonización en Asia, porque la región alberga países que plantean algunos de los mayores retos en materia de emisiones de carbono. De hecho, gracias al efecto combinado de las políticas públicas de apoyo, la innovación tecnológica y las nuevas soluciones de financiación, es muy posible que la región pueda situarse a la vanguardia de la próxima revolución industrial (verde)”.
La visión de Janus Henderson
Por su parte, la gestora aboga por una mayor inversión en hidrógeno y más esfuerzos para reducir las emisiones de carbono. Según estima, los países emergentes asiáticos deberán seguir conjugando el crecimiento económico y la asequibilidad y disponibilidad de las energías renovables. Por lo tanto señala que “los inversores en bonos tienen ante sí una clara oportunidad de desempeñar un papel importante a la hora de ayudar a las empresas a mejorar el uso de su capital a fin de cumplir con los objetivos de emisiones a largo plazo y los compromisos internacionales”.
En su opinión, invertir en soluciones de hidrógeno como alternativa con bajas emisiones de carbono podría acelerar la transición hacia una energía limpia en toda la región, ya que es probable que sea una de las fuentes de energía alternativas con mayor crecimiento en la próxima década. Además, considera que serán necesarias unas redes eléctricas más sólidas para distribuir eficazmente el peso cada vez mayor de las energías alternativas.
“A medida que la transición energética siga cobrando impulso en toda la región, es probable que los países apliquen programas regulados en materia de carbono que empujen a las empresas privadas a hacerse cargo de sus emisiones. Como resultado de ello, quizás aumente la demanda de un mercado de derechos de emisión de carbono más sofisticado para que las empresas puedan comprar créditos con los que compensar sus emisiones”, apunta el informe de la gestora.
“Si bien Asia estuvo representada cuando las emisiones de bonos verdes dieron sus primeros pasos, como el sukuk verde de Indonesia en 2019, desde entonces la región ha quedado rezagada, muy por detrás de otras como Europa y Norteamérica. En vista de que sigue aumentando el interés de los inversores por los bonos verdes y empezamos a ver nuevos esfuerzos a escala nacional, como el marco de emisión de bonos verdes de Singapur, Asia podría adelantarse al resto del mundo”, concluye Ales Koutny, gestor de cartera de Janus Henderson.
*El informe Decarbonisation in Emerging Markets – Perspectives and Insights from Asia evalúa los esfuerzos de descarbonización a los que se enfrentan los mercados emergentes en Asia en función de tres parámetros: la energía renovable como porcentaje del mix energético total, la emisión de bonos climáticos como porcentaje de la emisión total de bonos y las fechas previstas para alcanzar la neutralidad de carbono. Este nuevo informe se basa en otro anterior publicado en febrero de 2022 que reveló que una limitada ambición política y la falta de financiación del sector privado estaban frenando el progreso hacia la descarbonización en Latinoamérica.