Los bancos de todo el mundo están acelerando la transición energética, pero se enfrentan a tres grandes retos estratégicos para alcanzar las emisiones netas cero en 2050, según un nuevo estudio Banks Great Carbon Challenge de Bain&Company*.
Dado que las emisiones financiadas, es decir, las asociadas a la actividad de préstamo o inversión de una organización, representan al menos el 95% de la huella de carbono total de un banco, desde la firma de consultoría defienden que «es esencial dar prioridad a la medición exhaustiva de estas emisiones junto con una estrategia a largo plazo para aprovechar el valor de la transición del carbono».
Según concluye su último estudio, muchos bancos tienen la oportunidad de establecer una escala de referencia más precisa de las emisiones en sus carteras de préstamos y la financiación de otras carteras, ya que existe hasta el doble de riesgo de sobrestimar o infravalorar las emisiones cuando se utilizan datos de préstamos que no son lo suficientemente detallados. Esta tarea crucial, pero también compleja, de medir las emisiones financiadas dificulta la comprensión de dónde y cuándo surgirá el valor en la transición del carbono y qué estrategia es la mejor para que un banco se beneficie.
Los expertos de Bain&Company estiman que los bancos que aborden estos retos con determinación, lo que la consultora denomina “bancos pioneros”, verán crecer sus beneficios entre un 25% y un 30%. Por el contrario, los bancos que se retrasen o adopten un enfoque pasivo ligado simplemente al cumplimiento de los requisitos normativos verán mermados sus beneficios entre un 10% y un 20%.
Estos «bancos pioneros» se asegurarán de invertir en el seguimiento de las emisiones para ayudar a sus clientes a realizar la transición y tomar decisiones estratégicas más inteligentes, dirigiendo activamente sus carteras basándose tanto en indicadores financieros como en la huella de carbono. Si actúan con rapidez, los «bancos pioneros» cambiarán un porcentaje mucho mayor de sus carteras a activos verdes, hasta el 85% en 2050. A su vez, sus costes de financiación y riesgo serán mucho más bajos que los de sus competidores más rezagados, que se verán cada vez más penalizados por los mercados y los inversores por su mayor exposición a las industrias y proyectos tradicionales.
“Vemos un impulso positivo tanto en los compromisos para 2030 y 2050 como en las divulgaciones que son cada vez más transparentes y exactas. Sin embargo, este tema crítico requiere que los bancos inviertan en datos precisos y que adopten cada vez más un pensamiento estratégico ajustable a largo plazo. Cada banco también tendrá que decidir la postura que quiere adoptar para obtener valor, preguntándose: ‘¿estás dispuesto a ser pionero?’”, afirma Tomás Moreno, socio de Bain&Company y responsable de ASG en Servicios Financieros en Iberia.
*Metodología. Bain & Company analizó los 15 principales bancos por activos en Europa, Asia-Pacífico y Norteamérica utilizando datos de PCAF, PACTA, S&P Global Market Intelligence y los informes anuales de los bancos para determinar en qué punto se encuentran los bancos en términos de divulgación y fijación de objetivos. En este estudio, Bain & Company midió tanto la divulgación de las emisiones financiadas de un banco como el porcentaje del valor de la cartera que cubría. Además, evaluó si el banco divulga sus objetivos para 2030, así como el número de sectores que está midiendo para evaluar si está declarando las emisiones absolutas.