Han pasado cuatro años desde que la Comisión Europea adoptara el plan de la UE para la financiación del crecimiento sostenible, y más de un año desde que entrara en vigor la primera fase del Reglamento sobre Divulgación de Información relativa a la Sostenibilidad en el sector de los Servicios Financieros (RDIS), de cuya segunda fase nos encontramos ahora en proceso de implantación. ¿Qué balance hacen las gestoras de ello?
Desde Robeco, Masja Zandbergen, directora Integración Sostenibilidad, señala que, al calor de esta normativa, “multitud de gestoras patrimoniales han apostado por la integración ESG (por motivos puramente económicos) en los últimos dos años, pero la inversión de impacto basada en oportunidades ESG a menudo se aplica solo a pequeñas porciones de las carteras de inversión”.
En su opinión, el empleo del término “doble relevancia” (efectos financieros y sociales) en el reglamento está haciendo que la industria se plantee mucho más el impacto real que están ejerciendo en el conjunto de su cartera de actividades. También, recuerda, que se les exige dedicar más esfuerzos a comunicar cómo se está ejerciendo ese impacto en el mundo real. Sin embargo, para los inversores en valores cotizados, poner de manifiesto este impacto resulta muy complicado.
“Además, desde hace unos años se viene comunicando a los clientes la naturaleza de las restricciones ESG, de carbono y de otras cuestiones relacionadas con la inversión sostenible que, sin embargo, en muchas ocasiones no se incluyen en la documentación oficial de los fondos ni en los contratos de inversión. El reglamento asegura que lo que las gestoras patrimoniales afirman estar haciendo en inversión sostenible sea también lo que realmente llevan a cabo y recogen en su documentación legal. Por tanto, el reglamento ha dado lugar a la integración de la información ESG en la arquitectura de datos y de TI, los sistemas de negociación y los procesos de gestión de riesgos y adecuación a normativas. Por último, la información relativa a sostenibilidad se está tomando en serio”, apunta Zandbergen entre los aspectos positivos.
Otra ventaja que observa la experta de Robeco es que el reglamento está generando un efecto de impulso: “Las gestoras que actualmente son líderes en inversión sostenible tienen que seguir buscando formas nuevas de destacarse de sus competidores. Para ello, tienen que tomar decisiones estratégicas y proactivas”.
Respecto a los retos que aún quedan por abordar, Zandbergen considera que un “interrogante clave” es si el reglamento de verdad arroja luz sobre toda la oscuridad que generan todos los acrónimos que existen en el ámbito de la sostenibilidad. “Determinar qué actividades económicas contribuyen a la consecución de ciertos objetivos de sostenibilidad es una buena idea, y la primera parte de la Taxonomía Verde de la UE y los indicadores de Principales Incidencias Adversas parecen estar bien definidos y tienen sentido. Sin embargo, actualmente menos del 5% de las actividades económicas se encuentran recogidas en la taxonomía, y los datos sobre estos elementos o bien son incompletos o bien son de mala calidad”, argumenta.
Otro aspecto que pone de relieve es que el reto está no en informar o mencionar una clasificación, sino aceptar todo un cúmulo de restricciones para el universo de inversión. En este sentido afirma: “La clave reside en equilibrar todo lo que nos pide el reglamento, asegurándonos de que las elecciones que hacemos encajan con nuestra actual posición de liderazgo en la ISR, y manteniendo al mismo tiempo nuestra capacidad de generar suficiente valor financiero para nuestros clientes. Se trata de un ejercicio de equilibrio verdaderamente delicado”.
Desde su experiencia, el reglamento puede ayudar, pero no es el objetivo final. Para Zandbergen, debemos asegurar que la aplicación de este vasto instrumento regulatorio no impida financiar el crecimiento sostenible, que es precisamente lo que la legislación pretende lograr. “Para nosotros, esto significa invertir los activos de manera sostenible y financieramente sensata, y ser propietarios activos e implicados con los emisores en cuyos valores invertimos”, añade.
Según su balance, el reglamento está haciendo que la industria no solo mejore en transparencia y comparabilidad, sino que también vaya adoptando mejores prácticas. “Tenemos que seguir analizando, encontrando soluciones de inversión innovadoras, asociándonos con los clientes, colegas, ONG y entidades académicas para promover el cambio”, concluye la experta de Robeco.