Todo el mundo habla ahora del metaverso. Nosotros lo vemos con una sensación de déjà vu, al haber sido testigos durante varios años de empresas e inversores seducidos por la última moda que ayuda a vender una historia de inversión. Pero ¿esta vez será distinto?
El metaverso es un término difuso. Los inversores han creado una amplia gama de definiciones y han declarado quienes serán los «ganadores y perdedores». Fundamentalmente, vemos un largo recorrido de crecimiento y algunas características sumamente disruptivas, pero conviene señalar que a corto plazo, el metaverso está en proceso de evolución y su revolución probablemente ocurrirá en un futuro más lejano.
Definición del metaverso
La adopción de la tecnología continúa a buen ritmo, gracias a la convergencia de múltiples temas de crecimiento seculares a largo plazo. El metaverso se entiende como la manifestación definitiva de esta convergencia de temas de transformación de Internet, a saber: la realidad aumentada (AR), la realidad virtual (VR) y la proliferación de plataformas. Un mundo digital virtualizado, paralelo al mundo físico pero también interactuando con él, con experiencias de vida y trabajo seguras.
Metaverso frente a Internet: principales diferencias
- Persistente
- Sincronizado y en vivo
- Descentralizado: sin límite de usuarios simultáneos
- Cada usuario tiene una sensación de presencia personal
- Economía en pleno funcionamiento
- Virtual o aumentada, una experiencia que abarca tanto el mundo digital como el físico, redes privadas y públicas, así como plataformas abiertas y cerradas.
- Interoperabilidad de datos sin precedentes, artículos/activos digitales y contenido
Conocimientos básicos esenciales
El cambio de nombre de Facebook a Meta Platforms desató el surgimiento del metaverso como tema. A menudo hemos hablado de las olas de innovación tecnológica (figura 2) desde la unidad central (mainframe) a Internet en PC, llegando hasta la nube móvil que tenemos hoy día. La Inteligencia Artificial (IA) e Internet de las Cosas (IoT) hace tiempo que se describen como la cuarta ola.
No obstante, la IA se ha convertido más en una extensión del big data, al facilitar el aprendizaje exponencial mediante el uso de la infraestructura actual, en aras de mejorar el modo en que operamos en el mundo físico. La pandemia mundial creó una nueva dinámica y una escuela de pensamiento: ¿podría ser que la próxima ola de innovación ocurra, de hecho, dentro del propio mundo digital y que no consista solo en la convergencia de distintos temas de tecnología, sino también en la convergencia de la presencia física y digital?
Evolución y revolución
Consideramos que el metaverso es evolutivo, como las anteriores migraciones hacia Internet, la telefonía móvil y la nube. La transición hacia el metaverso también revolucionará determinados sectores con numerosas causalidades potenciales tanto dentro como fuera del sector tecnológico.
El vínculo del metaverso con el blockchain, que se convertirá en la próxima iteración de Internet (Internet 3.0), con menos redes centralizadas, podría ser sumamente disruptivo para las actuales empresas de plataformas, ya que abrirá mercados abordables y de gran tamaño para que la tecnología los trastoque en los próximos 20 años. El mercado abordable del metaverso no tiene techo estructural, sino que está limitado por la preferencia de vivir experiencias digitales frente a físicas y podría alcanzar billones de dólares.
El surgimiento de múltiples casos de usos, dispositivos y plataformas hará que muchas empresas nuevas e interesantes se conviertan en líderes del metaverso, además de reinventar a los «ganadores» tecnológicos actuales. La proliferación de nuevas tecnologías portátiles e IoT aumentará los casos de usos.
El uso del blockchain, gemelos digitales e identidades digitales, todavía en desarrollo, impulsará una mayor disrupción en las áreas de socialización, entretenimiento, educación, construcción e inmobiliaria, así como en finanzas. Ya estamos viendo una aceleración de la demanda de tecnologías como el mapeado y rastreo de activos, que gestionan la interacción del mundo digital y el real, permitiendo las compras omnicanal y la gestión del ciclo de vida de los productos. De hecho, muchos millenials y nacidos en la generación Z (Gen Z) ya están viviendo en un universo digital parcial paralelo.
Vinculado a la sostenibilidad
La evolución hacia el metaverso también tiene un vínculo muy interesante con la sostenibilidad. En un mundo inflacionario de recursos limitados, el consumo en tiendas virtuales más que físicas podría convertirse en un potente habilitador de la descarbonización.
El consumo digital, especialmente si se produce en plataformas de cero emisiones netas de carbono explotadas por grandes compañías con hiper escala como Microsoft y Alphabet (Google), podría aportar beneficios significativos al medio ambiente. Sin embargo, ese consumo digital incrementado y la menor necesidad de bienes y experiencias físicos podría generar consecuencias sociales problemáticas sobre las cuales tendremos que estar muy pendientes.
Lo que implica el metaverso para los inversores
Aunque a largo plazo las ventajas que benefician a grandes plataformas como Apple y Alphabet pueden verse cuestionadas, a corto y medio plazo probablemente actúen como catalizadores claves de la migración hacia el metaverso. La competencia que existirá entre las compañías tecnológicas de mega capitalización para posicionarse en este universo digital será feroz y su solidez financiera les permitirá invertir en las oportunidades que presente el metaverso.
Creemos que esto resultará más evidente en los próximos 18 – 24 meses. Meta Platforms está invirtiendo cuantiosos recursos para intentar crear una nueva plataforma que, a diferencia de Facebook, Instagram o WhatsApp, no tenga que ejecutarse en dispositivos o sistemas operativos controlados por Apple (iOS) o Google (Android). La inversión es tanto ofensiva como defensiva para su actividad principal (al igual que sus adquisiciones anteriores de WhatsApp e Instagram).
Por otro lado, el metaverso puede que no requiera un sistema operativo cerrado ni precise un entorno de aplicaciones móviles controlado (irónicamente, las medidas de seguridad y privacidad podrían beneficiar a Facebook en trazar el camino a seguir). Microsoft parece bien posicionado para la transición de sus centros de trabajo y industrias hacia el metaverso, mientras que para los consumidores, Apple, Google y Facebook tienen ventaja. Por ejemplo, Apple tiene el precedente de liderar los cambios tecnológicos e integrar su experiencia en hardware y software, ya que los consumidores y desarrolladores esperan ansiosamente la introducción de los wearables AR/VR.
Las predicciones de ganar billones de dólares en el mercado abordable resultarán irresistibles para las start-ups y las nuevas plataformas como Unity, EPIC y Roblox. Aunque nos emociona acceder a esta oportunidad a largo plazo, todas las anteriores olas de innovación han estado asociadas con ciclos de sobreexpectación que se prestan a crear valoraciones excesivamente infladas, desde el boom de las punto-com a la robótica. Suponemos que ocurrirá igual con el metaverso.
Si bien el metaverso ofrece nuevas oportunidades de inversión considerables, creemos que habrá un exceso de entusiasmo en las expectativas de los inversores sobre el ritmo de adopción (véase la línea negra continua de la Figura 3), mientras que la aceptación del metaverso por parte de los consumidores será mucho más homogénea (línea azul punteada). A pesar de nuestros recelos por la sobreexpectación momentánea que rodea al metaverso, a más largo plazo creemos que inducirá un cambio hacia la digitalización de todo, creando así un conjunto de oportunidades cada vez más amplio para los inversores en tecnología.
Tribuna de Alison Porter, gestora de carteras en Janus Henderson Investors.
Notas:
Internet 3.0/Web 3.0, también conocido como Internet de tercera generación, es la próxima evolución de la World Wide Web. Se trata de una red semántica impulsada por datos que utiliza una interpretación de los datos basada en lenguaje máquina para desarrollar una experiencia de usuario web más inteligente y conectada.
Internet de las Cosas (IoT) describe la red de objetos físicos o cosas que vienen incorporadas en sensores, software y otras tecnologías para habilitar la conexión y el intercambio de datos con otros dispositivos y sistemas a través de Internet.
Identidad digital es el cuerpo de información que existe online sobre una persona, empresa o dispositivo electrónico. Esta información suelen emplearla los propietarios de sitios web y anunciantes para identificar y rastrear usuarios con fines de personalización y para ofrecerles contenidos y anuncios adaptados a ellos. Un gemelo digital es una representación virtual de un objeto o sistema que abarca su ciclo de vida, se actualiza a partir de datos en tiempo real y emplea la simulación, el aprendizaje máquina y el razonamiento para facilitar la toma de decisiones.
Hiper escala es la capacidad de una arquitectura tecnológica para mejorar y aumentar de escala según se precise a medida que aumenta la demanda añadida al sistema; es decir, crece eficientemente desde unos cuantos servidores a miles de ellos. La computación de hiper escala suele usarse en entornos como el big data y el cloud computing.
Cero emisiones netas de carbono se refiere a la situación en que los gases de efecto invernadero que entran en la atmósfera se compensan con la eliminación de los mismos en la atmósfera.
Ciclo de sobreexpectación representa las distintas etapas que atraviesa el desarrollo de una tecnología, desde su concepción hasta su adopción generalizada, lo cual incluye el sentimiento inversor respecto a esa tecnología y los valores relacionados con ella durante ese ciclo.
Los sectores tecnológicos pueden verse muy afectados por la obsolescencia de la tecnología existente, unos ciclos de producto cortos, caídas de los precios y beneficios, la competencia de nuevos participantes de mercado y las condiciones económicas generales. Una inversión concentrada en un solo sector podría ser más volátil que la rentabilidad de inversiones menos concentradas y que el mercado en su conjunto.
Los valores extranjeros están expuestos a riesgos adicionales, entre ellos las fluctuaciones de divisas, la incertidumbre política y económica, una volatilidad incrementada, una menor liquidez y normas de presentación de información financiera diferentes; todos estos factores se ven agrandados en mercados emergentes.
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