Las condiciones que favorecen la estabilidad financiera en la zona del euro han empeorado, según apunta el último informe publicado por el BCE. El principal motivo ha sido la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que aumenta los riesgos para la estabilidad financiera para Europa, según recoge en su último Informe de Estabilidad Financiera (IEF).
“La terrible guerra en Ucrania ha provocado un inmenso sufrimiento humano. También ha aumentado los riesgos para la estabilidad financiera por su impacto en prácticamente todos los aspectos de la actividad económica y las condiciones de financiación”, ha indicado Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, durante la presentación del Informe de Estabilidad Financiera (IEF).
Para el sector financiero y, en particular la industria de fondos, la institución monetaria reconoce varios riesgos, según las conclusiones de su documento. Por ejemplo, ha llamado la atención sobre las perspectivas de rentabilidad de los bancos europeos, que han vuelto a debilitarse, tras una fuerte recuperación en 2021. “El impacto potencial del aumento de los precios de la energía, el incremento de la inflación y el debilitamiento del crecimiento podrían hacer que se materialicen los riesgos de calidad de los activos. Al mismo tiempo, solo unos pocos bancos tienen una exposición directa significativa a Rusia y Ucrania, y un reciente análisis de vulnerabilidad realizado por el BCE indica que el sistema bancario de la zona del euro debería seguir siendo resistente incluso en escenarios económicos muy adversos”, ha indicado.
Además, advierte de que se han producido importantes flujos desde fondos de inversión que gestionan carteras de bonos corporativos hacia fondos que gestionan exposiciones a bonos soberanos, así como desde fondos de renta variable growth hacia fondos de renta variable value. Según su valoración, “estos cambios no han sido sistémicamente perturbadores, pero el sector sigue siendo vulnerable debido a su baja liquidez, su alto riesgo de duración y su elevada exposición a bonos emitidos por empresas débiles”. Y añade que algunos fondos también se enfrentan a riesgos adicionales por el excesivo apalancamiento en derivados o por las inversiones en criptoactivos.
Eso sí, defiende que “la resistencia del sistema financiero se beneficiaría de un marco de amortiguación de capital más eficaz”. Como ha propuesto recientemente el BCE, unos colchones más elevados que puedan liberarse en periodos de tensión mejorarían la capacidad de los bancos para absorber las pérdidas y mantener los préstamos. “También debe reforzarse la regulación para hacer frente a los riesgos del sector financiero no bancario, derivados, por ejemplo, de los desajustes de liquidez, el apalancamiento o las prácticas de márgenes”, indican.
La guerra y su impacto en la estabilidad financiera
Según reconoce el BCE en su documento, la invasión rusa de Ucrania ha provocado una subida de los precios de la energía y de las materias primas, elevando los riesgos para la inflación y el crecimiento de la zona del euro.
Aunque considera que la reacción del mercado a la invasión rusa de Ucrania ha sido en gran medida ordenada, insiste en que los precios de las materias primas y la energía se han mantenido elevados y volátiles, lo que ha provocado cierta tensión en los mercados de derivados de estos productos. “A pesar de los recientes ajustes, algunos activos siguen corriendo el riesgo de sufrir nuevas correcciones en caso de que las perspectivas de crecimiento se debiliten aún más y/o de que la inflación resulte ser significativamente mayor de lo previsto”, indican en sus conclusiones.
Además, advierte de que las vulnerabilidades pueden aumentar debido a la incierta trayectoria de la guerra entre Rusia y Ucrania y a las cambiantes expectativas de normalización de las políticas en las economías avanzadas. Otros posibles acontecimientos mundiales, como un resurgimiento más amplio de la pandemia del coronavirus (COVID-19), la debilidad de las principales economías de mercado emergentes o una desaceleración más acusada de la actividad económica china, también se identifican como factores que podrían afectar a los riesgos para el crecimiento y la inflación.
En consecuencia, el BCE destaca que las empresas no financieras de la zona del euro se enfrentan a los problemas derivados del aumento de los precios de los insumos y a unas perspectivas económicas más turbias. “Esto puede aumentar los impagos de las empresas, especialmente en el caso de las empresas y los sectores que aún no se han recuperado totalmente de la pandemia. Además, las empresas muy endeudadas y las que tienen una menor calificación crediticia pueden tener dificultades con el endurecimiento de las condiciones de financiación”, apunta.
También explica que los precios de la vivienda en la zona euro han seguido subiendo y el crecimiento de los préstamos hipotecarios se ha acelerado, “aunque la extensión generalizada de las hipotecas a tipo fijo debería proteger a muchos prestatarios de la subida de los tipos de interés a corto plazo”.