Con la forma que tomará el sistema de pensiones chileno en el futuro en el aire, en pleno debate constitucional y previsional en el país, una de las opciones que se barajan es volver a un sistema de reparto para financiar las jubilaciones futuras. Esta opción, sin embargo, requeriría casi cuatriplicar los aportes al sistema, según estimaciones de la Asociación de Administradoras de Fondos de Pensiones (AAFP).
Según indicó la entidad gremial en un estudio reciente, para que un sistema de reparto sea sostenible a 2050 en el país andino, la cotización debería llegar al 38% del salario imponible de un trabajador hacia ese año. Hacia el año 2100, las estimaciones señalan que las cotizaciones deberían llegar al 58%.
En contraste, el sistema actual de las pensiones en Chile –basado en un modelo de capitalización individual, gestionada por la industria de AFP– implica una cotización de 10%.
El análisis de la AAFP también sostiene que, para financiar pensiones de reparto del 70% de la renta cotizada, es necesario elevar la cotización del 10% al 19%. Con esa tasa de aporte, eso sí, las pensiones de reparto caerían a un 35% del ingreso a 2050 y a un 23% a 2100.
Este desequilibrio, explica la entidad gremial, se debe al envejecimiento acelerado de la población y la baja de la fecundidad. “El desbalance entre el tamaño de la fuerza de trabajo y la cantidad de personas en edad de pensión afecta con más severidad a los sistemas de reparto, porque prometen una pensión de beneficio definido que se financia principalmente con el aporte de los más jóvenes”, destaca en su reporte.
En ese sentido, la AAFP sostiene que este tipo de sistema previsional pone una “presión muy elevada al sector laboral”, con tasas de cotización que incentivan la informalidad laboral y la subcotización.
“En el año 2020, por cada persona en edad de pensión había cuatro personas en edad de trabajar, es decir, en un sistema de reparto, un máximo de cuatro trabajadores pagaría la pensión de un jubilado”, señaló la entidad. Hacia 2050, agregó, “habría la mitad de las personas en edad de trabajar por cada pensionado, por lo que sólo dos trabajadores sostendrían la pensión de un jubilado”.
Considerando estos factores, la gremial previsional chilena asegura que las tasas de cotización elevadas no son viables, así que el sistema tendría que reducir sus beneficios para ser sostenible en el tiempo.