Aunque el fin de las políticas de compra de deuda por parte de la Reserva Federal estadounidense pueda devolver el foco de atención al mundo desarrollado, gestores y analistas vienen tiempo advirtiendo de que el centro de inestabilidad de los mercados se había trasladado en los últimos meses al mundo emergente, que vive desde mayo una fuerte volatilidad tanto en sus bolsas como en sus mercados de renta fija y divisas. De ahí que las perspectivas globales de la gestora austriaca Raiffeisen Capital Management para estas regiones sean cautas y le impidan descartar más sorpresas negativas. “No es posible hacer un pronóstico exacto sobre si las cotizaciones de las acciones ya han tocado fondo, pero siguen existiendo diversos indicadores y factores que hacen pensar que la renta variable todavía puede bajar más”. “Es de suponer que aún no se ha alcanzado el final de la fase de debilidad y que un nuevo auge bursátil de varios años de duración todavía se hará esperar un tanto”, añade en su último informe.
Debido tanto a estas circunstancias como a las relacionadas con la economía interna del país, la gestora ve poco margen de subidas en los mercados financieros de Brasil, aunque reconoce el atractivo de la deuda soberana por sus elevadas rentabilidades. A pesar de que las bolsas se vieron presionadas en julio y se situaron en valores no vistos desde la primavera de 2009, alcanzando unas «muy favorables valoraciones», la entidad ve por el momento «poco potencial alcista”. Con respecto a la renta fija, también le da poco margen pero reconoce que, “a causa de su elevado rendimiento, hay que considerar la deuda soberana verdaderamente atractiva en estos momentos”.
Raiffeisen CM valora positivamente los esfuerzos del banco central por contener la depreciación del real y por luchar contra una inflación que cada vez perjudica más al consumo privado, el principal problema de su economía, y cree coherente el último aumento de los tipos de referencia en un 0,5%, hasta el actual 8,5%, pero también cuestiona si no habrá ido demasiado lejos, dada la frágil situación económica y la relativa estabilidad de la divisa. “Desde la fuerte depreciación del real hasta alrededor de 2,25 unidades por dólar, la divisa brasileña se ha estabilizado”, recuerda.
Además, critica que sus intervenciones no han podido luchar contra la volatilidad: «La inseguridad general respecto a las perspectivas económicas de los países emergentes continúa produciendo una gran aversión de la mayor parte de los inversores al riesgo que implican sus activos”. Y por eso no descarta mayores caídas a nivel general: “El estado de ánimo de los inversores aún no es lo suficientemente pesimista (distan mucho de haber capitulado)”, explica.
Momento para comprar China
Raiffeisen es algo más optimista con China, gracias a que la retórica del Gobierno vuelve a desviarse ya en dirección al apoyo a la situación económica. “Las declaraciones más recientes de los líderes chinos apuntan a que la consecución de los objetivos económicos y sociales (entre ellos el 7,5% de crecimiento económico) está una vez más en primer plano”. Además apunta que el banco central ha facilitado recientemente algo más de liquidez y por ello descarta una otra oleada de ventas masivas. “Esa circunstancia, unida a las atractivas valoraciones existentes, hace pensar cada vez más que es un buen momento para comprar, a pesar de los retos –indudablemente grandes– frente a los que sigue encontrándose China”.
En Europa del Este, la bolsa rusa sufre la volatilidad de los precios del petróleo en un mercado donde el crecimiento económico “no termina de arrancar y la inflación disminuye”. Pero advierte de la vinculación al crudo y su evolución: “Los mercados de materias primas podrían seguir cediendo terreno, sobre todo en lo que respecta al precio del petróleo, que hasta ahora (lo cual resulta atípico en una consideración histórica) se había mostrado inmutable ante la evolución de las demás materias primas”, dice en su informe.
Sin tirón del mundo desarrollado
La gestora considera que las razones de la inestabilidad en los mercados emergentes (el “tapering” o reducción de las compras de renta fija por parte del banco central de Estados Unidos y la preocupación por la situación económica de China o por la dinámica económica de estas regiones) continuarán y descarta que la reactivación de la economía estadounidense o europea ayuden a mejorar la situación de forma significativa. “Ambas circunstancias deberían de estimular a las economías nacionales de los países en desarrollo pero cabe suponer que el efecto producido resultará realmente modesto”.
Raiffeisen justifica esa opinión indicando que los países emergentes tienen en su conjunto en estos momentos una participación muchísimo mayor en la economía mundial que hace 10 o 20 años, de modo que, tanto para lo bueno como para lo malo, ya no dependen en tan gran medida como antes de la situación económica de los países desarrollados. Por otro lado, la caída del mercado inmobiliario estadounidense de 2008-2009 apenas repercutió en las economías emergentes. “Por consiguiente, es poco probable que la actual recuperación del mercado inmobiliario estadounidense pueda tirar de los emergentes”. Tampoco el tímido auge de Europa parece suficientemente fuerte para hacerse notar de forma palpable sobre ellos en los próximos trimestres, a excepción de los emergentes de Europa oriental y sudoriental, «dado que sus relaciones con la eurozona son más intensas».