Después de demostrar su capacidad para proporcionar liquidez en los mercados en contextos de volatilidad como el provocado por la pandemia, los productos cotizados viven un momento dulce, con flujos de inversión nunca antes vistos. Impulsados por el boom de la sostenibilidad, el auge de los vehículos temáticos y el interés por nuevos campos como las criptomonedas, los proveedores de ETFs han adaptado su oferta a los nuevos tiempos, mientras siguen captando inversiones en sus soluciones más tradicionales, en un contexto de subidas de tipos en el que también pueden ofrecer herramientas para capear el temporal inflacionista. Analizamos con las gestoras su evolución en los últimos años y descubrimos caminos de presente y futuro para esta industria. ¿Dónde están las nuevas fronteras de los ETFs?
Los flujos hacia los fondos cotizados alcanzaron un nuevo récord en 2021 a nivel global, al registrar 1,3 billones de dólares en entradas, una cifra que supera a las de 2019 y 2020. En concreto, los datos recopilados por iShares-BlackRock muestran que la renta variable lideró la entrada de dinero en estos vehículos.
Gran parte de este éxito tiene que ver con el impacto del coronavirus: las turbulencias registradas por el mercado en marzo de 2020 hicieron que los inversores valoraran la importancia de contar con liquidez en sus carteras. “Como vimos en los primeros días de la pandemia, el ETF proporciona liquidez, transparencia y descubrimiento de precios en tiempos volátiles e inciertos. Cuando los riesgos aumentan, el ecosistema de los ETFs permite a los inversores realizar transacciones eficientes cuando más necesitan la liquidez”, asegura la responsable de SPDR ETF en España, Ana Concejero.
Laure Peyranne, directora de ETFs para Iberia, LatAm y US Offshore en Invesco, coincide con ella al apuntar que, pese a aquel “desplome sin precedentes” que sufrieron muchos mercados en marzo de 2020, los ETFs funcionaron perfectamente: “En algunos casos, no solo ofrecieron liquidez sino que sirvieron como indicadores de precio, ya que varios mercados de renta fija no cruzaban ninguna operación y, por tanto, no había ninguna referencia. Incluso en esa situación extrema, los ETFs operaron con normalidad”.
Es evidente el crecimiento exponencial que han experimentado estos productos en los últimos dos años, si bien esta tendencia al alza viene de lejos. Concejero recuerda que, aunque llevan disponibles en Europa desde el 2000, solo en los 10 años posteriores a la gran crisis financiera global se ha visto un auge en el crecimiento de los activos de los ETFs, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de más del 16%. “Durante la mayor parte de la década, los productos de renta variable impulsaron los flujos, pero, en los últimos años, el crecimiento de los activos de ETFs de renta fija ha comenzado a acelerarse. En 2019, estos productos registraron 60.000 millones de dólares de nuevos activos, más del doble del récord anterior, el de 2017”, recuerda.
En 2021, los productos de renta variable volvieron a impulsar los flujos, ya que, según Concejero, los inversores trataron de captar el extraordinario crecimiento económico impulsado por la reapertura. “También fue un año récord para los flujos de exposiciones alternativas y de otro tipo, impulsados por el lanzamiento de ETFs de criptomonedas en Europa”, y para aquellos con la marca ESG, que desde 2017 experimentan una “explosión de popularidad”, analiza.
Todo este interés inversor impulsa la industria, que sigue creciendo y lanzando nuevos vehículos. Precisamente, la innovación en productos viene tanto de ETFs temáticos (en asuntos de máxima actualidad como la ciberseguridad, la digitalización, el blockchain, la innovación sanitaria o la alimentación sostenible), como sostenibles (ETFs de bonos verdes, o que invierten en energías limpias o transición energética), pasando por vehículos que dirigen sus carteras hacia activos más alternativos, como las materias primas o las criptomonedas. Todo ello sin olvidar el auge de los llamados “ETFs activos”.
El “boom” de la sostenibilidad alcanza a los ETFs
En los últimos años la inversión sostenible se ha coronado como tendencia clave en los mercados, y los ETFs no se han quedado rezagados: la industria ha demostrado que los criterios ESG también pueden aplicarse a la gestión pasiva. “El aumento de la regulación y la oferta han provocado que en Europa el 51% en 2021 y el 40% en 2020 de las suscripciones hayan tenido como destino ETFs ESG, sumando un total de 123.000 millones de euros”, dice Antonio Royo-Villanova, especialista en gestión pasiva de DWS. Mientras, a nivel global, la industria europea de ETFs ESG representa el 60% del total, con 187.000 millones de dólares.
Para Tania Salvat, integrante del equipo de Distribución de BlackRock en España, Portugal y Andorra, la sostenibilidad en las inversiones ha demostrado no ser una moda pasajera. En la gestora, llevan tiempo analizando cómo aquellas compañías con un enfoque claro en temas ESG están llamadas a tener un mejor comportamiento a medio y largo plazo: “Los inversores están incorporando con fuerza criterios de sostenibilidad en sus carteras porque es una manera de mejorar el binomio rentabilidad-riesgo. Y, desde luego, los ETFs permiten hacerlo de una forma sencilla y eficiente”, asegura.
Por ello, recuerda que 2021 marcó otro año récord para los flujos sostenibles con entradas netas combinadas en ETFs cotizados en Estados Unidos y EMEA de 135.400 millones de dólares, lo que supone un aumento del 62% con respecto a 2020, “y todavía con un gran potencial de crecimiento”, agrega.
En este sentido, Juan San Pío, director Comercial de Amundi ETF, Indexing & Smart Beta para Iberia y Latinoamérica, cree que la pandemia “ha confirmado y acelerado el deseo de los inversores de tener carteras más orientadas hacia las inversiones ESG y climáticas”. Esto se debe en parte a las nuevas familias de índices de la Unión Europea, como el CTB (Climate Transition Benchmark) y el PAB (Paris-Aligned Benchmarks), creados para alinearse con los objetivos de reducción de emisiones de carbono del Acuerdo de París de 2015.
Adrià Beso, responsable de Distribución para Iberia en WisdomTree, coincide con que este es uno de los temas más importantes para los inversores a nivel mundial: “Buscan tener un impacto significativo en la sociedad y reducir la huella de carbono de las empresas en las que invierten. Como resultado, los ETFs ESG han estado entre los mejores captadores de activos en 2020 y 2021, y hemos visto un número impresionante de nuevos lanzamientos de la mayoría de los proveedores de ETFs”.
En línea con el resto de las gestoras, Franklin Templeton ha identificado “un gran interés” por incorporar los criterios ESG en los ETFs, aunque advierte de que el nivel de adopción varía según el país. “Se trata de un área todavía incipiente, con mucha innovación de productos, y esperamos que continúe, impulsada por la regulación y la comprensión de que todos tenemos un papel que desempeñar en términos del cambio climático y su impacto en nuestras vidas”, apunta Caroline Baron, su responsable de Ventas de ETFs.
En general, la mayoría de las gestoras animan a no perder de vista las estrategias ESG y neutrales en carbono. Pero la irrupción de esta tendencia puede ser también un desafío, según UBS AM: “A medida que los ETFs sostenibles han ganado popularidad, los reguladores han introducido leyes que los proveedores deben cumplir sobre, por ejemplo, cómo se comparte la información de sostenibilidad. Este entorno que cambia rápidamente nos lleva a mantener a nuestros clientes informados de las nuevas reglas a lo largo de su implementación”, revela Nina Petrini, responsable de ETF y fondos índice para Iberia y Latam.
Por ello considera que una de las oportunidades potenciales en este contexto podría ser el fomento una mayor oferta en ETFs sostenibles de renta fija, “un segmento en pleno avance, aunque visiblemente detrás de su contrapartida en renta…
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