De no administrarse y gestionarse de la manera correcta, la riqueza familiar se dilapida en tres generaciones. De la habilidad de los gestores de patrimonio, ya sean propios o ajenos, depende el éxito, felicidad y tranquilidad de las generaciones futuras. “La realidad es que la riqueza se consume en tres generaciones. Una de nuestras funciones es eliminar o mitigar la posibilidad de que ese legado se destruya”, subraya Ignacio Pakciarz, CEO de BigSur, en una entrevista con Funds Society.
Pakciarz conoce bien esa realidad pues lleva años gestionando patrimonios, primero desde grandes entidades y desde hace seis años al frente de Big Sur, un “multi family office” que fundó junto a Rafael Iribarren en el 2007 gracias al apoyo de seis familias latinoamericanas que apostaron por un grupo de profesionales que buscaban un modelo capaz de ofrecer soluciones a medida de los clientes, de forma independiente y sin conflicto de intereses.
En este sentido, Pakciarz explicó que la experiencia previa del equipo que compone BigSur en grandes instituciones –JP Morgan, Deutsche Bank y Goldman Sachs, por citar algunas- les permitió la posibilidad de armar un modelo sin las deficiencias de los más grandes y dar un servicio a medida. “Un negocio alineado para evitar muchísimos errores y conflictos de intereses que se producen en el negocio tradicional de banca privada”.
En BigSur, explica el directivo, “alineamos los objetivos, por lo que se produce cero conflicto de intereses y somos cien por cien independientes. Se trata de proveer una solución hecha a medida del cliente: en términos de inversión, de estructura fiduciaria y de etapa de vida”.
El patrimonio líquido promedio de cada una de sus familias cliente se encuentra en los 50 millones de dólares y el más pequeño ronda los 10 millones. En su mayoría son de origen latinoamericano, aunque muchas de ellas son familias globales, en las que sus miembros están repartidos por distintos países; sujetos a distintas jurisdicciones.
Un comité de asesoría
En cuanto a su universo de inversión, Pakciarz dijo que en la firma cuentan con un comité de inversión donde no solo se trata de mejorar los retornos de los clientes, sino de minimizar los riesgos, ante la posibilidad de movimientos negativos en los mercados.
Invierten de acuerdo a los modelos desarrollados en la firma, no solo en acciones y renta fija, sino también en productos alternativos como “private equity”, materias primas, propiedades inmobiliarias y un pequeño porcentaje en hedge funds, un activo que no se encuentra entre sus favoritos. Cuentan con un equipo de 14 personas con mucha experiencia en los distintos instrumentos financieros. “Mi foco como CEO es armar el mejor equipo del mercado”, puntualizó Pakciarz. BigSur ha incorporado dos nuevos profesionales con mas de 23 años de experiencia en “research” y “trading” en el último año.
Una de las características de BigSur es la de «pensar siempre como socio de sus clientes». Tras la crisis del mercado inmobiliario de Estados Unidos, conjuntamente con sus clientes detectaron que el mercado de renta fija había disminuido significativamente su atractivo, y, por otro lado, que el mercado de propiedades había pasado a ser muy atractivo, «tanto por los valores de las propiedades como por la renta que producen alquilándolas». Un grupo de profesionales, conjuntamente con los clientes de la firma, detectaron la forma más eficiente de plasmar esa alternativa, de la cual se beneficia su Club de Inversores.
Además, Pakciarz explicó que al ser independientes, se asocian con quienes a cada momento pueden ofrecer mayores beneficios a sus clientes-socios. Estas asociaciones están basadas exclusivamente en los beneficios a los clientes-socios; dado que BigSur no gana comisiones por transacciones ni por productos.
Por último, el directivo dijo que en BigSur quieren convertirse en la mejor alternativa para que sus clientes no sufran de una de las características comunes del mercado financiero, “fear”, miedo. «Esto se produce cuando no hay transparencia, los clientes no están informados, los intereses de los clientes no son los mismos que los del consultor o no hay un plan claro de inversiones. Las familias que vienen acá son conscientes de lo que quieren. Están preocupados por su legado y el mantenimiento de la riqueza».