Con varios días de la invasión de Rusia a Ucrania, los análisis sobre el impacto en América Latina ya están sobre la mesa. Si bien, la región está lejos del epicentro del conflicto, las consecuencias económicas no tardarán en llegar.
Tanto Rusia como Ucrania son importantes productores y exportadores de materias primas, gas natural, petróleo, fertilizantes y oro en el caso de Rusia, y acero, carbón, combustibles y granos en el caso de Ucrania, la invasión rusa de Ucrania de inmediato generó gran ansiedad por las posibles distorsiones que podrían surgir en las cadenas de distribución, ya de por sí debilitadas.
Rusia produce 12% del petróleo del mundo y 17% de su gas natural. Es un protagonista energético mundial pero particularmente en Europa, donde el 27% del petróleo y 40% del gas natural consumido provienen de Rusia. Como si eso fuera poco, alrededor de 30% de las exportaciones rusas de petróleo y gas a Europa atraviesan territorio ucraniano.
Es por ello que, al menos para Europa, el conflicto militar entre Rusia y Ucrania podría tener un impacto económico directo, mientras que para otras regiones, como América Latina, cuyas relaciones comerciales y financieras con Rusia y Ucrania son mucho más modestas, el impacto económico sería mucho más indirecto, dice un informe de JP Morgan.
La gran incertidumbre ocasionada por el conflicto bélico ha hecho ya que el precio de las materias primas en general, no solo de los productos energéticos, haya subido de forma apresurada en días recientes.
El problema es que el aumento en el precio de los commodities está ocurriendo en un contexto de fuertes presiones inflacionarias, lo que representa un dilema adicional para los bancos centrales, que buscarán encontrar un equilibrio óptimo entre la necesidad de mantener políticas expansivas que estimulen el crecimiento en un entorno global incierto, e introducir políticas más restrictivas para evitar que la inflación se mantenga elevada y/o se convierta en un mal estructural.
América Latina, y en particular América del Sur, es una región netamente productora y exportadora de materias primas, así que mayores precios pueden contribuir a mejorar sus términos de intercambio. Estas mejoras alientan las perspectivas aún algo pesimistas para la región, caracterizadas por un bajo crecimiento económico proveniente, al menos en parte, de la anticipada normalización de las políticas públicas expansivas que blindaron a las economías durante lo peor de la pandemia.
¿Qué países de América Latina se beneficiarán y qué países se perjudicarán como consecuencia del aumento de los precios de los hidrocarburos?
Dependerá de si son exportadores o importadores netos de energía. Pero América Latina exporta una amplia gama de materias primas y, más allá del petróleo y el gas natural, nuestros pronósticos para los commodities agrícolas y los metales también son ahora significativamente más altos.
Esto se debe no solo al impacto en la oferta global, sino también por el reciente repunte de la demanda china, el segundo más grande importador de commodities del mundo (después de Estados Unidos).
Un respiro fiscal temporal que podría acabar abruptamente si el crecimiento global empieza a desacelerar América Latina sigue teniendo dificultades para contener la inflación y el aumento en el precio de las principales materias primas está echándole más gasolina al fuego.
El nuevo contexto está obligando a los bancos centrales a implementar políticas monetarias más restrictivas, incluso cuando los gobiernos están enfrentando grandes desafíos para restablecer la sostenibilidad fiscal.
Lo que sí parece estar claro es que aunque el aumento en el precio de las materias primas no resolverá automáticamente el deterioro fiscal sufrido recientemente por la región, podría darle a los gobiernos más tiempo para encontrar soluciones permanentes gracias a un incremento en los ingresos fiscales y a una reducción en las necesidades de financiamiento externo.
Dependiendo del país, la notable apreciación de la mayoría de las principales monedas de América Latina en los últimos meses, así como las mejores perspectivas para las materias primas, supondrían un impacto positivo en las balanzas comerciales de la región. Esto, a su vez, reduciría parte de las presiones que podrían sufrir los bancos centrales de subir agresivamente las tasas de interés para defender el valor de sus monedas.
Si la guerra entre Rusia y Ucrania adquiriere una mayor dimensión, las perspectivas de crecimiento global podrían verse impactadas, lo que reduciría la demanda global y con ella las perspectivas de crecimiento de todos los países, incluida América Latina.
Mientras un aumento en el precio de las materias primas podría ofrecer cierto respiro a la difícil y aún incompleta recuperación de la pandemia, una desaceleración del crecimiento global podría tener consecuencias graves para la región, sobre todo si consideramos que la normalización fiscal y monetaria de América Latina está todavía incompleta, concluye el informe.
Por otro lado, Patria publicó un informe en el que explica sobre las oscilaciones financieras, es cierto que los episodios de aumento de la aversión al riesgo hacen que los precios de los activos se muevan en tándem y en la misma dirección debido al comportamiento gregario de los inversores.
“La convulsión de los mercados de materias primas crea un entorno adecuado para que sean los productores alternativos que intervengan y ayuden a solucionar los problemas de interrupción del suministro mundial de muchos productos primarios”, dice el informe.
Hay que reconocer que los fantasmas de la estanflación mundial y la conflagración geopolítica en una geografía crítica son angustiosos. Sin embargo, es mejor enfrentarse a estos trastornos en el lado ganador de una crisis de las materias primas, con unas cuentas externas sólidas, un endeudamiento público y privado comparativamente menor, unos déficits fiscales relativamente más bajos y unos tipos de interés mucho más altos para combatir la inflación, asegura la firma.
Y este es precisamente el panorama que caracteriza a las principales economías de América Latina en la actualidad, a excepción de Argentina y Venezuela. Por lo tanto, no es casualidad que los inversores internacionales hayan estado negociando los activos regionales con una prima.