El asesor social para el fondo Threadneedle (Lux) European Social Bond ha publicado la cuarta edición del Informe anual de impacto social. Según indica la gestora, el documento evalúa en qué medida se ha logrado el objetivo de impacto de la estrategia de inversión: respaldar un desarrollo más inclusivo y sostenible en Europa.
Lanzado en 2017 como el primer producto de inversión generalista de renta fija social de Europa, el fondo Threadneedle (Lux) European Social Bond es la culminación de la alianza entre Columbia Threadneedle Investments e INCO, que actúa en calidad de asesor social. En este sentido, durante el proceso de elaboración del informe, INCO evalúa las posiciones de la cartera en función de la armonización de los bonos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y su calificación de rendimiento social (alta, media, baja) por tipo de resultados y zona geográfica. La comunicación del impacto, la transparencia y las pruebas del impacto relevantes de los proyectos de inversión también se evalúan utilizando normas con las del Impact Management Project.
En general, en el periodo de 12 meses finalizado en junio de 2021, las inversiones del fondo abarcaban 194 emisores, a través de 323 bonos de organizaciones benéficas, agencias gubernamentales, organizaciones supranacionales, ONG, universidades, proveedores de viviendas sociales y empresas, centradas en siete tipos de resultados, acordes con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. El fondo aumentó el importe de capital invertido en bonos con un fuerte énfasis social (calificación A) hasta el 32,7% del patrimonio del fondo, muy por encima del objetivo del 25%. En comparación con el año pasado, la inversión en la categoría “resultados sociales reducidos” (calificaciones C3-C4) se redujo del 23,5% al 13,7%.
Por otro lado, las nuevas emisiones en respuesta a la pandemia del COVID-19 (los llamados bonos de respuesta a la pandemia) se impusieron en el fondo durante el periodo. Algunos ejemplos de dichas emisiones de bonos fueron la emisión de un bono de sostenibilidad por valor de 8.000 millones de dólares por parte del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) con el fin de ayudar a los países miembros a ampliar sus capacidades de laboratorio, invertir en equipos de detección, formar a trabajadores sanitarios y solucionar problemas de suministro; y la emisión de un bono (vacuna) social por valor de 750 millones de dólares por parte de la International Finance Facility for Immunisation con el fin de financiar los principales programas de inmunización de la Gavi (la Alianza Global para las Vacunas y la Inmunización) y sus mecanismos de compromiso anticipado de mercado COVAX, que recauda fondos para adquirir vacunas contra el COVID-19 para los países participantes.
Sobre el impacto de las inversiones del fondo por tipo de resultados, destaca diversas áreas: desarrollo y regeneración económica (42% de las inversiones del fondo), que supuso 40 toneladas de emisiones de CO2 evitadas y suministro de más de 18 millones de MWh de energía renovable; salud y bienestar (15%), que conllevó la financiación de más de 109.000 camas de hospitales, ayuda a centros asistenciales para 1,86 millones de pacientes y financiación a 36.000 investigadores y científicos; acceso a servicios (15%) cuyo impacto fue la financiación de soluciones de conectividad digital para 88.458 viviendas en zonas rurales; empleo (11%), que se tradujo en el apoyo a la creación o conservación de más de 650.000 puestos de trabajo y financiación de 22.500 microempresas y pymes; vivienda asequible (9%), con la financiación de 131.000 viviendas sociales y financiación para el suministro del 100% de energía renovable en 529.230 hogares; comunidad (3%), que supuso el acceso a prestaciones sociales para 3,7 millones de personas o familias; y educación y formación, cuyo impacto fue el apoyo a más de 248.000 estudiantes a través de formación académica o profesional.
Tras el resultado de este informe, Simon Bond, gestor del Threadneedle (Lux) European Social Bond Fund, ha señalado: “A lo largo del año pasado, hemos seguido invirtiendo en organizaciones y bonos que generan y permiten obtener un impacto social tangible. Nos ha resultado especialmente fascinante observar cómo el mercado de bonos ha respondido con rapidez y eficacia a uno de los retos sociales más acuciantes de nuestros tiempos. Esto ha ofrecido a los inversores en nuestro fondo la oportunidad de apoyar una recuperación inclusiva y sostenible de la pandemia del COVID-19, cosechando al mismo tiempo rentabilidades de la inversión. La evolución de los últimos años también refleja el crecimiento de la letra S en las inversiones ESG: la emisión de bonos sociales se duplicó con creces en 2021 en términos interanuales. Habrá muchas más oportunidades para orientar las inversiones hacia el bien social, y estaré encantado de seguir gestionando el fondo de esa manera”.
Por su parte, Jean-Michel Lecuyer, Presidente del Comité de Asesoramiento Social y Director General de INCO, ha afirmado que, desde 2020, la evolución del fondo se ha enmarcado en un contexto especialmente insólito y excepcional, debido a la pandemia de coronavirus. “Muchos países, organizaciones supranacionales e inclusos bancos han recurrido a estas herramientas relativamente nuevas (los Principios de los Bonos Sociales se crearon en 2017) para ofrecer a los mercados financieros la oportunidad de atender las enormes necesidades de financiación (en la economía, en la atención sanitaria y en el plano social) provocadas por la pandemia. Esto derivó en un crecimiento extraordinario de la emisión de bonos sociales y sostenibles en 2020 y 2021, mientras que la emisión de bonos verdes, que representa la otra gran categoría de herramientas de financiación del Fondo, también siguió aumentando en un contexto de mayor concienciación de la urgencia de la crisis climática y la destrucción de la biodiversidad en el mundo».