El jueves 3 de febrero fuimos testigos de una de las reacciones del mercado más volátiles a una reunión del BCE en los últimos años. La magnitud de los movimientos nos recordó a la reacción tras la reunión del BCE en marzo de 2020. Esa reunión fue un claro ejemplo de error de política monetaria donde no solo el BCE calculó mal los estímulos que se necesitaban para hacer frente a la pandemia de COVID, sino que también nos dejó afirmaciones de Lagarde del tipo “no estamos aquí para cerrar los diferenciales”.
Nos preocupa que para finales de este año recordemos esta última reunión como otro caso de error de política monetaria del BCE. Aunque es fácil enfrascarse en discusiones sobre por qué el BCE ha tomado sus decisiones y por qué no estamos necesariamente de acuerdo con ellas, pensamos que quizás es más procedente tomar las decisiones del BCE como hechos que no van a cambiar, y después explicar qué conllevan en el contexto de nuestra gama de fondos de renta fija europea investment grade.
De la reunión del BCE se extraen tres ideas principales: 1) la inflación es demasiado alta para el gusto del BCE y, por consiguiente, la política monetaria expansiva está llegando a su final; 2) la secuencia actual se mantendrá y, por lo tanto, la relajación cuantitativa (QE) debe terminar antes de que comiencen las subidas de tipos; 3) la subida de tipos en 2022 ya está sobre la mesa.
El final de la relajación cuantitativa
Aunque el final de la relajación cuantitativa estaba en la mente de todos, quizás entre el final de 2022 y el primer trimestre de 2023, ahora parece que el BCE va a acelerar el proceso de reducción de las compras de activos para que finalice más o menos en el tercer trimestre de 2022. En nuestra opinión, incluso antes de la última decisión del BCE, los diferenciales (tanto de los bonos corporativos como de la deuda pública) iban a tener dificultades para comprimirse, ya que la oferta neta en la deuda pública ya era ligeramente positiva según el calendario anunciado. Sin embargo, teniendo en cuenta el último anuncio, las cosas empeorarán de aquí en adelante.
Este año, la oferta neta será significativamente positiva (entre 75.000 millones y 100.000 millones de euros aproximadamente) y la relajación cuantitativa acabará justo cuando el grueso de la oferta del plan Next Generation de la UE (NGEU) llegue al mercado (ya que su financiación se ha retrasado para el segundo semestre de 2022). A eso hay que añadirle el hecho de que, el año próximo, la oferta neta de deuda pública se aproximará a los 200.000 millones de euros y el NGEU tendrá un volumen neto de emisiones de otros 100.000 a 150.000 millones de euros. Las perspectivas de los diferenciales de la deuda pública no parecen, por tanto, muy buenas. La reducción acelerada de las compras de activos también es muy mala noticia para los bonos corporativos, ya que todo el mundo esperaba al menos un año de apoyo significativo del CSPP. Con la expansión monetaria por la vía de la relajación cuantitativa totalmente descartada, no existen argumentos convincentes para invertir en diferenciales en este punto, a no ser que veamos una ampliación sustancial de estos. Los diferenciales están regresando ahora a sus medias a largo plazo. Sin embargo, el trasfondo de la política monetaria ha empeorado mucho, por lo que pensamos que aún hay posibilidades de que los diferenciales se amplíen a partir de aquí.
Lo que también nos preocupa es que una vez que la relajación cuantitativa finalice este año, el listón para que se implante de nuevo estará bastante alto. Quizás sería necesario un choque muy grave —similar a la COVID— para llegar a un consenso amplio que permita aplicar una nueva ronda de estímulos cuantitativos. Incluso entonces es probable que esté en un formato de paquete, es decir, que deje abierto si el importe total se va a utilizar o no en contraposición a una cantidad mensual, algo a lo que nos hemos acostumbrado en los últimos años.
Subidas de tipos: ¿cuándo, a qué velocidad y hasta qué punto?
Hasta ahora creíamos que cuando el BCE empezara a subir los tipos de interés, lo haría describiendo una trayectoria gradual y poco pronunciada. Sin embargo, tras la reunión del jueves, tenemos que admitir que ahora puede ocurrir cualquier cosa. No es ninguna sorpresa que el mercado ya haya descontado un tipo de depósito de 0 para finales de 2022 y un tipo terminal de 50-60 pb para finales de 2023. Para explicar nuestro punto de vista en este debate, sería mejor pensar en el problema al revés, es decir, hasta qué punto, a qué velocidad y cuándo.
- ¿Hasta qué punto? Antes explicamos por qué pensamos que el tipo terminal correcto en Europa está alrededor de 50 pb y nuestra opinión no ha cambiado. De hecho, si miramos los precios del tipo terminal en otros mercados desarrollados, en Estados Unidos está en el 1,5-1,75% (frente a la visión del 2,5% de la Reserva Federal) y en Reino Unido en el 1,25-1,5%, por lo que seguimos pensando que un tipo terminal de 1-1,25% en Europa es demasiado agresivo. Podría ser un tipo terminal adecuado para un país del norte de Europa como Alemania, donde la tasa de desempleo es muy baja y el crecimiento vuelve a los niveles tendenciales anteriores a la pandemia, pero es demasiado restrictivo para la economía típica de los países del sur de Europa, donde el desempleo se acerca a los dos dígitos y sigue alejado de los niveles tendenciales anteriores a la crisis.
- ¿A qué velocidad? El otro punto que debemos tener en cuenta es que, aunque se habla de un endurecimiento cuantitativo (QT) tanto en Estados Unidos como en Reino Unido, aún no hay noticias sobre ello en Europa. Sin embargo, en nuestra opinión, si hay un banco central que debe empezar a reducir los estímulos cuantitativos (si la economía va por buen camino) es el europeo, ya que está obligado a cumplir con los límites que se han autoimpuesto los emisores. Tanto el PEPP como el APP están muy cerca de su límite de inversión para países como Alemania, de modo que, si la economía europea sufre una desaceleración acusada, no sería posible un gran paquete de medidas cuantitativas sin cambiar esas restricciones. Y una cosa que sabemos es que los miembros del BCE alineados con el endurecimiento monetario están en contra de esos cambios. Es por eso por lo que, en nuestra opinión, es muy improbable que el BCE vaya de un tipo de depósito negativo de 50 pb directamente al 1% en los próximos 2 o 3 años, sin que haya una pausa entre medias para poner en marcha la reducción de los balances. Por consiguiente, pensamos que, si el BCE empieza a subir tipos este año y alcanza un tipo de depósito de 0 pb rápidamente, hay muchas posibilidades de que se tome un respiro, tanto para validar sus acciones con los datos como para empezar con el proceso de reducción del balance.
- ¿Cuándo? Eso nos deja con la última pregunta: cuándo puede empezar el BCE con la subida de los tipos. Dada la suposición del mercado de que la relajación cuantitativa acabará este año, la subida de tipos puede empezar en el segundo semestre de 2022. Sin embargo, merece la pena recalcar que el BCE tiene intención de finalizar la relajación cuantitativa lo antes posible, en lugar de subir los tipos lo más rápido que pueda. Se mantienen las previsiones de que la inflación descienda hasta aproximarse mucho al 2% para finales de 2022 y baje de esa cifra en tasa general a principios de 2023. Así pues, aún es muy posible que cuando lleguemos al final de 2022 los datos no sean tan buenos como para que el BCE empiece a subir los tipos, o, si lo hace, lo hará a una velocidad distinta y con variaciones diferentes a las esperadas por el mercado actualmente (una o dos subidas de 25 pb cada una).
Entonces, ¿dónde nos sitúa esto, atendiendo a nuestra visión sobre las curvas y la duración?
1. Curvas
Los últimos meses hemos hablado sobre cómo diferentes partes del mercado de bonos de alta calidad crediticia estaban descontando distintos escenarios (hasta la última reunión del BCE). Los diferenciales de deuda corporativa descontaban un apoyo continuo de la relajación cuantitativa, las curvas de tipos descontaban un error de política monetaria o una desaceleración económica —tan mala como la pandemia de COVID— y los mercados de tipos cortos estaban descontando una subida de tipos agresiva, lo que significa un cambio de paradigma económico hacia un crecimiento fuerte y una inflación alta en Europa. Una de estas tres discrepancias se ha normalizado tras la reunión del BCE. Los diferenciales de deuda corporativa ya no descuentan estímulos monetarios.
Sin embargo, sentimos que aún existe una gran discrepancia entre los precios en la parte corta derivados de las acciones inminentes del BCE y los precios en la parte larga. Sí, entendemos que las curvas deberían aplanarse ante lo que se considera como un error de política monetaria. Sin embargo, creemos que el alcance del aplanamiento es excesivo. Para ponerlo en perspectiva, en 2018, cuando el mercado descontaba el final de la relajación cuantitativa para finales de ese año y una subida de los tipos inmediatamente después, la curva de tipos de la deuda pública alemana entre 5 y 30 años llegó a 120 pb frente a los 30 pb actuales. Lo mismo ocurre con la curva de tipos entre 10 y 30 años, ya que actualmente la curva de los swaps de tipos de interés entre 10 y 30 años está invertida (-7 pb frente a +60 pb en 2018).
Para explicar esto, planteamos cuatro escenarios diferentes sobre cómo la economía europea podría evolucionar en los próximos meses:
- Sin subidas de tipos: presupone que en el segundo semestre de 2022 queda claro que la economía europea no está en tan buena forma como esperaba el BCE y, por consiguiente, se descarta una subida de tipos. En este caso, los tipos a 5 años volverían a caer a territorio negativo y la curva alemana aumentaría considerablemente su inclinación, hasta llegar al nivel que mantuvo durante gran parte de 2020 y 2021 (alrededor de 60-80 pb).
- Error de política monetaria seguido de recorte(s) de los tipos: presupone que el BCE ha subido los tipos una o dos veces a finales de 2022 (digamos que alcanzan los 0 pb), pero los datos les convencen de que se ha cometido un error de política monetaria y recortan los tipos de interés de nuevo hasta -50 pb. Quizás a corto plazo habría más espacio para que las curvas se aplanasen, pero después la curva debería normalizarse hasta los niveles del escenario 1, cuando los datos en Europa comenzaran a empeorar.
- Error de política monetaria sin recortes: presupone que el BCE consigue alcanzar un tipo de depósito del 0, pero, aunque los datos muestren debilidad económica, el BCE prescinde de un recorte de los tipos. En este escenario el BCE reconocería de manera implícita que los tipos negativos no tienen beneficios tangibles y que quizás la mejor manera de hacer frente al bajo crecimiento y la inflación no es a través de tipos negativos, sino con otras herramientas (QE, TLTRO, etc.). En este escenario, las curvas podrían casi aplanarse del todo (cerca de 0 pb) y permanecer ahí durante un largo periodo de tiempo.
- Cambio hacia un nuevo paradigma: presupone que el mundo ha cambiado verdaderamente tras la COVID, de tal modo que el crecimiento e inflación en Europa ahora muestran una nueva tendencia al alza y el tipo terminal en Europa es del 1%, si no más alto. Cualquier subida de tipos en este escenario no sería un error, sino más bien un hecho justificado y validado por los datos. En este escenario sería posible que los tipos sufrieran fuertes ventas en toda la curva y que la curva de tipos entre 5 y 30 años aumentara su inclinación hasta los niveles de 2018 (120 pb), si no más.
Creemos que el mercado está descontando plenamente el escenario ii y que solo se puede ganar con una apuesta por el aplanamiento si se cree que para cuando lleguemos al tipo de depósito 0, pasaremos al escenario iii. En general, las posibilidades de que ocurra el escenario iii son bastante improbables, simplemente porque no existe un consenso amplio para aplicar más estímulos cuantitativos con el fin de hacer frente a la desaceleración económica y las tasas de inflación inferiores al objetivo. Por lo tanto, nos mantenemos fieles a nuestra visión de que las curvas en Europa son extremadamente planas y en los próximos meses deberíamos ver algo de normalización (es decir, mayor inclinación de las curvas).
También consideramos un escenario contrapuesto, en el que no existe relajación cuantitativa y las curvas son planas en todos los vencimientos. ¿Qué harían los grandes países o emisores de NGEU en esta situación? En nuestra opinión, el aplanamiento de la curva de tipos persuade a emisores como Francia, Italia, el NGEU y cualquiera con necesidades de financiación a centrarse en la parte larga de la curva, no solo para conseguir mejores tipos, sino también para alargar considerablemente su perfil de vencimientos. Eso, a su vez, debería aumentar la inclinación de las curvas. También es importante recalcar que, en el caso de Japón, donde el tipo de referencia lleva más de 10 años estancado en 0 pb, la curva de tipos entre 5 y 30 años casi nunca ha estado por debajo de 40 pb y, de hecho, la mayor parte del tiempo ha estado por encima de 60 pb.
2. Duración
Para llegar a una estimación sobre hasta dónde pueden subir los rendimientos en la curva, uno puede estar tentado de fijarse en lo ocurrido en 2018 y utilizar esos niveles como punto de referencia. En el peor momento en 2018, la deuda pública alemana a 5 años llegó a 10 pb, el bono a 10 años a 75 pb y el título a 30 años a 140 pb. Sin embargo, con el aplanamiento de la curva siendo un rasgo distintivo del comportamiento actual del mercado de deuda pública, creemos que tiene sentido utilizar el punto de 5 años como punto de referencia junto con el comportamiento de la curva actual, y estimar hasta dónde podrían llegar los otros vencimientos.
Con el BCE abierto a una o varias subidas de tipos en 2022, la parte corta del mercado de deuda pública se ha vuelto inestable. El mercado intentará descontar una trayectoria de tipos lo más agresiva posible a menos que haya algún retroceso importante del BCE en la velocidad y los plazos de las subidas de tipos. Con un tipo de depósito cero a finales de 2022 y un tipo de depósito/tipo terminal de 50-60 pb al final de 2023 ya reflejado en los precios, parece que el extremo corto ya lo descuenta en gran parte. Lo que nos hace ser ligeramente prudentes es el hecho de que, en los últimos años, la deuda pública alemana a 5 años se ha movido en gran medida al son del tipo de depósito y no estamos seguros de si esa relación se podría mantener si el tipo de depósito pasa a ser positivo y no hay más estímulos cuantitativos.
Podría ocurrir que la deuda pública alemana a 5 años alcance alrededor de 10-20 pb, pero creemos que a esos niveles el riesgo y la recompensa invitan más a ponerse corto que largo. Si asumimos que la curva se mantiene a niveles similares, creemos que a corto plazo la deuda a 10 años puede llegar a 30-40 pb y los bonos a 30 años a 40-50 pb. Todavía pensamos que la deuda pública alemana a 10 años volverá a caer a territorio negativo, pero hay que admitir que es improbable que el mercado descuente esa eventualidad a corto plazo (quizás para los últimos meses de 2022). Estamos tratando de aumentar la duración de nuestros fondos de renta fija IG en euros mientras nos acercamos a los niveles de la deuda pública alemana a 10 años mencionados anteriormente. Consideramos que la parte de la curva a 30 años está extremadamente cara en este momento y, por lo tanto, seguimos infraponderados en ella.
Reflexiones sobre la secuencia del BCE
Viendo cómo están posicionados nuestros fondos de renta fija IG en euros (duración larga, diferenciales cortos), siempre hemos mantenido que el mayor riesgo hacia nuestro posicionamiento es un cambio en la secuencia del BCE, es decir, que aumente los tipos de interés antes del final de la relajación cuantitativa. Un cambio en la secuencia parece ser muy improbable actualmente por varios motivos:
- Durante la rueda de prensa, Lagarde repitió que la secuencia actual se mantendría.
- La secuencia es una forma de orientación futura sobre el calendario de subidas de tipos. Si el BCE alguna vez rompe esa secuencia, perdería su credibilidad en ese frente y su capacidad para dar una orientación futura creíble se reduciría considerablemente.
- No es necesario que los miembros del BCE más proclives al endurecimiento acepten ahora un cambio en la secuencia, ya que se encuentran en una posición en la que pueden poner fin a la relajación cuantitativa y conseguir que los tipos de interés sean positivos antes de que termine este año.
Advertimos de que, en nuestra opinión, la decisión del BCE de poner fin a la relajación cuantitativa mucho antes de lo que se esperaba es muy bajista para los diferenciales. Por consiguiente, es posible que los diferenciales corporativos o de la periferia europea se disparen repentinamente hacia niveles muy incómodos para el BCE que, como consecuencia, podría plantearse la secuencia de nuevo para conseguir algo de estabilidad en el mercado. Sin embargo, no creemos que esa medida pueda mantener durante un periodo prolongado (por ejemplo, no vemos posible que el BCE suba los tipos a 50 – 100 pb mientras que aún aplica estímulos cuantitativos), pero sí que podemos ver una situación en la que el BCE continúa con la relajación cuantitativa mientras aumenta los tipos una o dos veces.
Reflexiones generales sobre el posicionamiento
Seguimos infraponderando considerablemente los diferenciales de deuda pública a través de la gama de fondos IG en euros (sin exposición a Francia, España o Italia, todos ellos con grandes necesidades de financiación) y continuamos infraponderando los diferenciales de deuda corporativa en Europa. Intentaremos cubrir estas posiciones infraponderadas durante 2022 si los diferenciales se amplían sustancialmente. Los fondos de renta fija IG de la zona euro acumulan mucha liquidez e instrumentos muy líquidos y, por lo tanto, están en buena posición para aprovechar cualquier alteración del mercado.
Con respecto al posicionamiento en duración, lo consideramos junto con nuestro posicionamiento en los diferenciales y las curvas. Nuestra hipótesis sobre la evolución económica de Europa se sitúa a caballo entre el escenario 1 y el 2. Como resultado, hemos mantenido nuestro posicionamiento de duración larga en nuestros fondos IG de la zona euro con vencimientos más largos (el FF Euro Corporate y el FF Euro Bond), mientras que mantenemos una infraponderación en los diferenciales de deuda pública y deuda corporativa y un considerable sesgo de elevación. Suponiendo que el escenario 3 siguiera siendo atípico, creemos que los fondos deberían batir a sus índices de referencia, incluso si el escenario 4 finalmente ocurre, porque el beneficio de una mayor inclinación de la curva o ampliación de los diferenciales superaría con creces el impacto negativo para nuestro posicionamiento de larga duración.
En nuestro fondo de bonos con vencimientos más cortos (el FF Euro Short Term Bond), que no puede articular una posición favorable a una mayor inclinación de la curva/infraponderación en diferenciales de bonos corporativos a causa del límite de 0 a 5 años que aplica a los vencimientos, hemos adoptado un enfoque diferente. Antes de la reunión del BCE de la semana pasada, redujimos tácticamente la duración del fondo de 0,5 a -0,5 años, lo que permitió, como consecuencia, que el fondo superara a su índice de referencia tras la reunión (aunque eso no fue suficiente para evitar que el fondo tuviera una rentabilidad total negativa, debido a la magnitud de los movimientos en los tipos cortos). Esto fue una posición táctica para nosotros, ya que seguimos pensando que hay demasiado optimismo descontado, y volveremos a cubrir esa posición corta y nos pondremos largos cuando el mercado se haya estabilizado.
Conclusión
Preveíamos un grado más alto de volatilidad en nuestras perspectivas para 2022, debido a la retirada del apoyo de los bancos centrales, las preocupaciones sobre las presiones inflacionistas al alza y un contexto político más complicado. Después de haber visto los movimientos de enero, tenemos que admitir que ni siquiera nosotros esperábamos la magnitud de la volatilidad del mercado de las últimas semanas. Para nosotros, el entorno en los mercados de deuda pública actualmente nos recuerda a los mercados de bonos corporativos en marzo y abril de 2020; por otro lado, pensamos que puede ocurrir que el mercado de deuda pública sea muy similar (si no peor) a lo que vimos en el cuarto trimestre de 2018 y el primero de 2019. Teniendo esto en cuenta, nuestros fondos de bonos IG de la zona euro entran en este periodo con un alto nivel de liquidez y un posicionamiento en deuda corporativa muy defensivo. Seguimos manteniendo que si conseguimos aprovechar las oportunidades que se presenten en el año, podremos generar alfa a un nivel similar al que se alcanzó en 2020. Seguimos creyendo que tener un enfoque activo y diversificado para gestionar el riesgo es la mejor manera de generar rentabilidades ajustadas al riesgo superiores para nuestros clientes, particularmente en un entorno de gran incertidumbre económica y volatilidad.
Tribuna de Ario Emami Nejad, gestor principal del fondo FF Euro Short Term Bond Fund de Fidelity International.
Información legal importante
El valor de las inversiones y las rentas derivadas de ellas pueden bajar o subir y usted/el cliente puede recibir menos de lo que invirtió inicialmente. Este fondo no ofrece ninguna garantía o protección en lo que respecta a la rentabilidad, la preservación del capital, la estabilidad del valor liquidativo o la volatilidad.
Bonos: Existe el riesgo de que los emisores de bonos no sean capaces de devolver el dinero que han pedido prestado o efectuar los pagos de intereses. Cuando los tipos de interés suben, los bonos pueden depreciarse. Las subidas de los tipos de interés pueden hacer que disminuya el valor de su inversión.
Bonos corporativos: Debido a las mayores probabilidades de impago, una inversión en un bono corporativo es generalmente menos segura que una en deuda pública.
Bonos high yield: Los bonos de baja calidad crediticia se consideran bonos de mayor riesgo. Presentan un mayor riesgo de impago que podría afectar a las rentas y al valor del fondo que invierte en ellos.
Mercados extranjeros: El fondo invierte en mercados extranjeros y, por tanto, el valor de las inversiones puede verse afectado por las variaciones de los tipos de cambio.
Coberturas de divisas: La cobertura de divisas se utiliza para reducir de forma sustancial el riesgo de pérdidas derivadas de movimientos desfavorables de los tipos de cambio en las posiciones en monedas que no sean la moneda de contratación. La cobertura también tiene como efecto limitar las ganancias cambiarias potenciales que se pueden conseguir.
Mercados emergentes: El fondo invierte en los mercados emergentes, que pueden ser más volátiles que otros mercados más desarrollados.
Derivados: Este fondo puede emplear una cantidad de derivados mayor y más compleja y ese hecho puede conllevar apalancamiento. En estas situaciones, la rentabilidad puede aumentar o disminuir en mayor medida que en otras circunstancias. El fondo podría estar expuesto al riesgo de pérdidas económicas si una contraparte utilizada para los instrumentos derivados se ve imposibilitada para afrontar sus obligaciones de pago.
Medio ambiente, sociedad y buen gobierno: Este fondo promueve características medioambientales y/o sociales. El énfasis del gestor de inversiones en valores que presentan características sostenibles puede afectar de forma favorable o desfavorable a los resultados de las inversiones de los fondos comparado con fondos similares que no poseen dicho énfasis. Las características sostenibles de los valores pueden variar con el paso del tiempo.
Otros: Las referencias a valores específicos no deben interpretarse como una recomendación de compra o venta de dichos valores y constituyen menciones con carácter exclusivamente ilustrativo. Por su política de inversión, este fondo puede invertir más de un 35% de su capital en valores mobiliarios e instrumentos monetarios emitidos o garantizados por un Estado miembro del EEE, una o más de sus autoridades locales, un tercer país o un organismo público internacional al que pertenezcan uno o más estados miembros del EEE
Las rentabilidades pasadas no son un indicador fiable de los resultados futuros. Este documento tiene una finalidad exclusivamente informativa y está destinado exclusivamente a la persona o entidad a la que ha sido suministrado.
Las referencias a valores específicos no deben interpretarse como una recomendación de compra o venta de dichos valores y constituyen menciones con carácter exclusivamente ilustrativo. Se informa a los inversores de que las opiniones expresadas pueden no estar actualizadas y pueden haber sido tenidas ya en cuenta por Fidelity.
Este documento no constituye una distribución, una oferta o una invitación para contratar los servicios de gestión de inversiones de Fidelity, o una oferta para comprar o vender o una invitación a una oferta de compra o venta de valores o productos de inversión. Fidelity no garantiza que los contenidos de este documento sean apropiados para su uso en todos los lugares o que las transacciones o servicios comentados estén disponibles o sean apropiados para su venta o uso en todas las jurisdicciones o países o por parte de todos los inversores o contrapartes.
Se informa a los inversores de que las opiniones expresadas pueden no estar actualizadas y pueden haber sido tenidas ya en cuenta por Fidelity. Son válidas únicamente en la fecha indicada y están sujetas a cambio sin previo aviso. Este documento ha sido elaborado por Fidelity International. No puede reproducirse o difundirse a ninguna otra persona sin permiso expreso de Fidelity. Esta comunicación no está dirigida a personas que se encuentren en los EE.UU. y no debe ser tenida en cuenta por dichas personas. Está dirigida exclusivamente a personas que residen en jurisdicciones donde los fondos correspondientes se hayan autorizado para su distribución o donde no se requiere dicha autorización. Todas las personas que accedan a la información lo harán por iniciativa propia y serán responsables de cumplir con las leyes y reglamentos nacionales aplicables, debiendo además consultar con sus asesores profesionales.
Estos contenidos podrían contener materiales de terceros que son suministrados por empresas que no mantienen ningún vínculo accionarial con ninguna entidad de Fidelity (contenido de terceros). Fidelity no ha participado en la redacción, aprobación o revisión de estos materiales de terceros y no apoya o aprueba sus contenidos explícita o implícitamente. Fidelity International es el nombre del grupo de empresas que forman la sociedad internacional de gestión de activos que ofrece productos y servicios en jurisdicciones específicas fuera de Norteamérica. Fidelity, Fidelity International, el logo de Fidelity International y el símbolo F son marcas registradas de FIL Limited.