En una economía como la chilena, con un rol relevante de la minería, la moneda y el precio de los commodities suelen ir de la mano. Sin embargo, la convulsión política que se ha registrado en el país desde hace un par de años ha ido alejando al peso chileno de su eterno compañero de vals: el cobre.
Mientras que el metal industrial se ha apreciado fuertemente, la divisa andina ha perdido terreno. Pese a una subida de 21% para el cobre en los últimos 12 meses, el dólar observado local se ha apreciado un 12% en ese mismo período, según cifras del Banco Central.
Los actores locales aseguran que esta separación del peso de uno de sus principales fundamentos antecede a la pandemia, con su origen en ola de protestas que inició a mediados de octubre de 2019, gatilladas por el alza del costo de vida.
Tomando ese punto de inicio, la asimetría entre el peso y el cobre es aún más marcada. Desde el 18 de octubre de ese año –la última sesión bursátil antes de que iniciaran las manifestaciones–, el cobre acumula una escalada de casi 72%, según datos de Cochilco, mientras que la moneda chilena se ha depreciado en torno a 16% frente al dólar.
La depreciación de la divisa tampoco fue revertida por una serie de agresivas subidas de la Tasa de Política Monetaria (TPM), que ha pasado del 0,5% en que estaba hasta mediados de julio de 2021 al 5,5% donde se encuentra actualmente.
Incertidumbre local
¿Qué pasa? “Hemos tenido dos shocks de premios sobre la moneda que han ido afectando el valor del peso respecto del dólar”, explica Antonio Moncado, economista senior de Bci Estudios, refiriéndose al llamado “estallido social” y la pandemia de COVID-19.
En esa línea, si bien el economista asegura que ese premio por riesgo político se redujo en parte a finales de 2021 con las elecciones presidenciales –donde triunfó la candidatura de izquierda, de Gabriel Boric–, la ansiedad del mercado persiste. “El escenario sigue estando con algunas incertidumbres por el lado político, determinado principalmente por las revisiones de las distintas propuestas e iniciativas en la Convención Constituyente”, comenta.
A esto se suma la dinámica de los inversionistas locales. Según el gerente de Estudio de Inversiones de Euroamerica, Luis Felipe Alarcón, al nerviosismo político y las secuelas de los retiros de fondos previsionales se suma una fuga de capitales, con una dolarización de las carteras locales.
“Ha habido un fuerte aumento de family office que sobreponderaban mucho lo local y ahora tienen una pata más grande fuera. También mucha inversión de fondos mutuos, donde ha habido rescates locales y han sido reemplazados por activos extranjeros. Muchas aperturas de cuenta corriente en dólares”, describe.
Posiciones de extranjeros
Si bien no han logrado compensar la fuerte presión vendedora del entorno local –incluyendo ventas por parte del Ministerio de Hacienda–, sí se ha visto una fuerte apuesta a favor del peso chileno por parte de los inversionistas extranjeros.
Recientemente se ha registrado un fuerte rearme de carry trade. Según Alarcón, esta dinámica especulativa se ha visto potenciada por la subida de la TPM, ya que aumenta el atractivo en el diferencial de tasas con respecto a Estados Unidos.
En los últimos 12 meses, las posiciones netas han aumentado en 7.801 millones de dólares, mientras que desde el inicio de las protestas se han elevado en 25.804 millones de dólares, muestran datos del Banco Central.
“Es una dinámica global. Los portfolio managers internacionales miran ahora con buenos ojos a las economías emergentes, porque se vieron muy castigadas con la pandemia. Sus monedas y activos financieros perdieron valor”, agrega Moncado.
Según los fundamentos
¿Qué sería del dólar en Chile sin la coyuntura política? Los actores locales apuntan a un precio inferior a 700 pesos chilenos. En contexto, el dólar observado se ubicaba en 824 pesos este miércoles.
Para Alarcón, de Euroamerica, mirando los fundamentos económicos, el tipo de cambio chileno debería estar entre 680 y 690 pesos, mientras que Moncado, de Bci, señala que se vería una caída de entre 120 y 150 pesos, a un rango de entre 670 y 700 pesos.
Eso sí, si bien hay certeza de que la incertidumbre política va a menguar, a medida que la Convención Constituyente tome las definiciones clave y que el gobierno de Boric entre en marcha, no se prevé que se vea reflejado en el corto plazo en las mesas de dinero.
“Como ese premio por riesgo no va a desaparecer inmediatamente, vamos a tener una transitoriedad más larga. Es probable que incluso hacia fines de 2022 o principios de 2023 tengamos una respuesta a la baja en el tipo de cambio”, asegura Moncado.