Empecemos mirando los resultados: llevamos ya muchos años, más de quince, viendo cómo la bolsa española se queda constantemente por detrás de otras bolsas de nuestro entorno. Y si incluimos a la bolsa estadounidense, el resultado es francamente desalentador.
De hecho, el índice español, incluso incluyendo los dividendos, se encuentra en los mismos niveles que en 2006 y ni siquiera logra cubrir la inflación en el periodo, hecho que contrasta con otros mercados. En resumen: alguien que hubiera invertido en el índice español en 2006 con un horizonte temporal de largo plazo, habría perdido poder adquisitivo (no hablamos ya del coste de oportunidad).
Las consecuencias
- Pérdida del 50% del patrimonio bajo gestión de los fondos que invierten en España en los tres últimos años. En el año 2021, en el que se captaron 25.772 millones de euros en fondos de inversión en España, apenas entraron 50 millones en fondos España.
- Número creciente de empresas españolas que optan por salir a bolsa en otros mercados, tanto europeos como de EE.UU.
- Número cada vez más reducido de equipos que se dedican a cubrir el mercado español.
- Desafección creciente hacia la bolsa española. El volumen de intermediación sobre bolsa española ha caído en 2021 a niveles de 1999.
- Escasez de salidas a bolsa de cierto calado (Acciona Energía, Ecoener, Línea Directa) frente al dinamismo de otras bolsas de nuestro entorno. Se ha tenido que esperar 6 años para igualar el importe de la salida de Cellnex en 2015 con Acciona Energía.
- Compañías españolas con una excelente gestión y cuenta de resultados, tienen un desempeño muy inferior a otros comparables: Acerinox, FCC, etc.
Las causas
- La bolsa es un reflejo de la economía, y el PIB acumulado español en los últimos 10 años ha perdido un 1,3% frente a la subida del 5,2% de la Eurozona y el 17,5% en EE.UU.
- Mayor información y creciente facilidad para operar en otros mercados y activos, mediante plataformas de inversión.
- No hay que desdeñar la influencia de decisiones políticas y la seguridad jurídica (el sector eléctrico se dejó 15.000 millones de euros de capitalización en el mes de septiembre de 2021). Efecto bastante visible si comparamos la evolución de la bolsa italiana frente a la española en los últimos tiempos.
- Gran peso de economías emergentes dentro de la cuenta de resultados de las empresas cotizadas españolas, algo más de una cuarta de sus ingresos. Esto, bajo nuestro punto de vista, ha generado volatilidad y desconfianza en los últimos años.
- El Ibex 35 tiene una composición sectorial bastante sesgada hacia el sector financiero y eléctrico (con todo lo que ello implica), escasa presencia del tecnológico (Amadeus e Indra) y nula al de lujo. Estos dos últimos sectores han sido de los que mejor comportamiento han tenido en otras bolsas en los últimos años.
- Correlación entre economía productiva y el índice. En el Ibex 35 sigue presente el 60% de las compañías que lo componían hace 20 años, mientras que en el Eurostoxx 50 este porcentaje se reduce al 30% y en el S&P 500 al 2%.
- Baja liquidez de la bolsa española. Tan solo 24 compañías del mercado continuo superan los 5.000 millones de euros de capitalización, lo que complica la entrada de grandes gestoras más allá de esas 24. Además, muchas casas de menor tamaño no se plantean entrar en compañías que negocien menos de 1 millón de euros al día.
- Bajo nuestro punto de vista, las empresas deberían tomar una actitud más proactiva en bolsa. Hay que seguir ahondando en temas como la transparencia (sobre todo cuando las cosas van mal), el cuidado del accionista, y no nos referimos solo al pago de un mayor o menor dividendo, sino a temas como programas de recompras de acciones (cuando se pueden hacer), accesibilidad a analistas/inversores, incremento de la liquidez de la acción, continuo contacto con accionistas, facilitar entradas o salidas en el accionariado de manera que se impacte poco en el precio, etc.
Esperanza
- A pesar de la foto general, hay un buen número de empresas en el mercado español/ibérico que han funcionado, funcionan y funcionarán bien. Cie (14.5% de rentabilidad anualizada en 15 años), CAF (10.8%), Vidrala (+14.08%), Rovi (15.23% desde 2007), Viscofan (15.01%), Corticeira (+17.3%), Logista (+9.18% desde su salida a bolsa en 2014), Inditex (+15%), Iberdrdola (+8.92%), Endesa (+11.66% gracias al dividendo), Naturgy (+8.02%), Clínica Baviera (+16.7% desde 2012), Cocacola Partners (+11.5% desde 2016), Global Dominion (9% desde 2016), etc.
- Desde nuestro punto de vista, iniciativas como la de BME Growth, a pesar del componente de capital riesgo que tienen, tratan de dar visibilidad a empresas «diferentes», algunas de ellas con un alto componente de innovación y con historias de éxito como Masmovil, NBI, Gigas, Agile, Grenergy, Atrys, Izertis, Parlem, Almagro, Holaluz, etc.
- El alto número de operaciones corporativas sobre el mercado español es significativo. Sigue habiendo excelentes compañías, no reconocidas por el mercado, pero sí por diferentes grupos de inversión, tanto de capital riesgo como industriales: Telepizza, Zardoya Otis, Euskaltel/Masmovil, ACS (Cobra), Ence (división renovable), FCC (división de agua), Solarpack, Neinor Homes, Lar, Naturgy, Parques Reunidos, BME, etc.
Con todo lo anterior como telón de fondo, Finaccess Value sigue abogando por la gestión activa, por la búsqueda de esas compañías bien gestionadas, infravaloradas y de calidad que han demostrado que tienen, en el largo plazo, un excelente comportamiento y que baten, por goleada, al índice español.
Columna de Alfonso de Gregorio, codirector de Inversiones de Finaccess Value