El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó la perspectiva de crecimiento económico mundial al 5,9% este año (desde el 6%) y dejó el próximo año sin cambios en el 4,9%. Unas previsiones que dejan entrever que la esperada recuperación económica tras la crisis del COVID-19 puede haberse tropezado. En este sentido, las perspectivas sobre qué esperar en estos últimos meses de 2020 están llenas de matices.
“El FMI ha publicado su último informe de previsiones económicas a nivel global y de análisis de riesgos. Tras los diversos cambios de pronósticos hay un mensaje de que habrá una recuperación económica aún fuerte. Las amenazas son las interrupciones de la cadena de suministro y el aumento de la inflación, y se redujo el crecimiento de Estados Unidos, Japón y Alemania. También advirtieron sobre la división de vacunas entre las naciones ricas y las pobres. Pero China salió ilesa, con una estimación de crecimiento del 8%. Mientras que India, con un 9,5%, es la economía que más rápido puede crecer”, resume Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro.
Crecimiento e inflación
Lo cierto es que, sin ser alarmistas y tal y como reconocen desde Nordea Asset Management, hemos iniciado un tiempo de transición en el que la economía mundial está sufriendo una serie de “perturbaciones” significativas. “La crisis crediticia en China y el aumento de los precios de la energía parecen haber estallado temporalmente la burbuja del optimismo. La economía mundial ha mostrado señales de pérdida de fuerza más rápido de lo que se esperaba, especialmente en China. Mientras tanto, la inflación es una cuestión que se está abordando tardíamente en las economías avanzadas. Sin embargo, este período de volatilidad abre el camino a mejores niveles de entrada, ya que las perspectivas económicas deberían finalmente resultar muy propicias para la toma de riesgos. La liquidez sigue siendo amplia y, por ahora al menos, nos invita a eliminar nuestros temores”, señala la gestora en su documento de perspectivas macroeconómicas para el último trimestre del año.
En este sentido, su principal conclusión es que la volatilidad actual en los mercados de renta variable mundial debería desaparecer a medida que el exceso de liquidez vuelva a catalizar la mentalidad de comprar a la baja. “Esto deja que el mercado vuelva a las tendencias de algunos estilos y productos como el crecimiento, la calidad y la renta variable norteamericana. Pero lo que es aún más importante, los inversores deben centrarse en las fuerzas seculares que impulsarán los mercados en las próximas décadas, como lo es, el cambio climático”, argumentan.
Para Olivier de Berranger, director de gestión de activos en La Financière de l’Echiquier (LFDE), estamos en un momento radicalmente diferente estanflacion, que se caracteriza por una inflación elevada, un estancamiento duradero de la actividad económica y un paro persistentemente alto. En opinión del experto, “la situación actual es radicalmente distinta: la demanda mundial da muestras de gran fortaleza, sobre todo en los países desarrollados, y es precisamente esta sobredemanda, en un contexto de oferta temporalmente restringida a causa de las secuelas de la crisis del coronavirus, lo que provoca la inflación.” También añade que “se trata esencialmente de temores relativos a una ralentización del ritmo de expansión, no de previsiones de estancamiento del crecimiento”.
¿Tomar más o menos riesgos?
Desde Amundi también ciertos riesgos crecientes en el horizonte -China y lo ocurrido con Evergrande, cómo será el tapering de la Fed o el rally de la energía, entre otros-, y considera que los mercados financieros han tenido que digerir “señalas contradictorias”. En opinión de Pascale Blanqué, Group Chief Investment Officer de Amundi, y Vincent Mortier, Deputy Group Chief Investment Officer de Amundi, ante el riesgo de que aumente la inflación y se debilite el impulso económico, crece el riesgo de estanflación.
“Sin embargo, la complacencia de los bancos centrales y la falta de alternativas a la renta variable significa, una vez más, que será difícil ver capitular a los mercados en un futuro próximo. No obstante, dado el impresionante desempeño en lo que va de año y los riesgos de que la inflación siga dando titulares, recomendamos permanecer neutrales en cuanto a la distribución del riesgo y mantener ciertas coberturas. Seguimos constructivos respecto al crédito. Ante lo ajustado de los diferenciales, habría que buscar lugares que funcionen bien en caso de subida de tipos y reapertura de las economías, o con riesgo de menor duración (subordinado, high yield)”, señalan los CIOs de Amundi.
Según su visión, la preferencia del valor frente al crecimiento ha sido una decisión clave desde el inicio del comercio de reflación que se inició con la vacunación, pero el temor a la variante delta frenó esta tendencia en el verano. “Aun así, vemos margen para que esta tendencia siga creciendo en EE.UU. y Europa, donde la brecha de valoración entre crecimiento y valor sigue siendo amplia vista históricamente. A medida que avanzamos en la decisión por el valor, surgen más temas específicos. En EE.UU., el espacio del valor lo componen casos comerciales interesantes relacionados con innovación en energías renovables que podrían beneficiarse de las políticas económicas que se plantea la administración Biden. En Europa, los sectores financiero e industrial ofrecen valores de calidad interesantes. Aquí será clave valorar caso por caso cómo afecta a los márgenes la subida de precios de la energía”, añaden.
Por su parte, el documento de perspectivas de Carmignac defiende que este entorno llama a la reflexión: “Tras un periodo en el que los mercados financieros se han movido en una única dirección, la selección de valores puede volver a ser la mejor forma de generar rentabilidad, ya que esta estrategia tiende a ser especialmente provechosa en momentos de cambio del ciclo económico. Así, ante unos tipos todavía muy bajos y un repunte de la inflación, los inversores deberían recurrir en particular a la renta variable para obtener mayores rentabilidades”.
China y Estados Unidos
Para Vincent Chaigneau, director de Análisis en Generali Investments, ha llegado el momento de “quitarse las muletas”. Una metáfora que ayuda a que los inversores comprendan que el final del año será muy diferente al “idílico” verano. “Ahora ha llegado el momento de quitarse las muletas, y los mercados tienen cierta sensación de tambaleo. Incluso después de la corrección de septiembre, el MSCI mundial ha cedido un 14% en lo que va de año (dividendos incluidos, en dólares). Vemos el reciente movimiento como una corrección, más que como una nueva tendencia, pero el riesgo político está aumentando, y el otoño promete ser más volátil”, afirma Chaigneau.
Sobre estos riesgos políticos, el experto señala que “los inversores tendrán que enfrentar varios muros este otoño”, en particular en China y Estados Unidos. “No creemos que Evergrande -el ejemplo de apalancamiento y especulación excesivos en el mercado inmobiliario chino- sea la raíz de una crisis sistémica. El gobierno chino ha adoptado una estrategia múltiple para enfriar el mercado inmobiliario, que está funcionando. Sin embargo, querrán evitar un colapso, dado el potencial efecto riqueza y las pérdidas bancarias. El techo de la deuda es otro riesgo importante, aunque finalmente los demócratas tienen la opción de incluir su aumento en el proyecto de ley de reconciliación. El paquete fiscal y social (3,5 billones de dólares previstos) puede ser recortado, lo que no hará más que acentuar un impulso fiscal negativo. Por último, el tapering de la Fed. Esto ha tenido mucha repercusión, lo que debería limitar el impacto del mercado. Sin embargo, vemos riesgos de inflación al alza y desafíos de comunicación en el contexto del nuevo mandato (objetivo de inflación media)”, señala.
Para Carmignac, las políticas diametralmente opuestas que han emprendido Estados Unidos y China ilustran perfectamente esta desincronización de la economía mundial. Por eso, según sus perspectivas, “China sigue siendo una importante fuente de crecimiento durante las próximas décadas, invertir en él sigue siendo más complicado que en otros lugares. No se trata de hacerlo a ciegas, puesto que hay muchas cuestiones que evitar. Por lo tanto, es necesario ser extremadamente selectivo en las elecciones y adoptar una gestión activa para no depender de la evolución de los índices bursátiles”.
Hacia la cautela
Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA Investment Manager, coincide en que el contexto macroeconómico “no es tan claro como en la primera mitad del año” y que, en general, percibe “menos confianza entre los inversores sobre las perspectivas macroeconómicas a corto plazo y menos confianza en los responsables políticos”.
El escenario actual al que se enfrentan los mercados, está marcado por “la inflación, el posible endurecimiento monetario, la incertidumbre fiscal y la ralentización de la segunda economía más grande del mundo (China)”, explica el experto.
Según concluye, “la mayor amenaza para los mercados proviene de las interrupciones del lado de la oferta y su impacto en el crecimiento y los beneficios a corto plazo”. De hecho, ante el inicio de la temporada de presentación de resultados, el experto añade: «Hay un riesgo de que los ingresos y los beneficios se ajusten a la baja»; además, “la volatilidad es mayor y se prevé que siga siendo así”, completa Iggo. Como consecuencia, “los indicadores de sentimiento del inversor apuntan hacia abajo. Me preocupa que el sentimiento pueda empeorar”, añade el experto, quien concluye que aún “todo está muy lejos de una rápida recuperación”.